Cuando da la luz vemos a MUJER parada sobre un par de
desmesuradas sandalias con plataforma, el calzado es exageradamente grande,
tanto en la talla como en la altura de la suela. MUJER masca chicles al borde
de una crisis de nervios.
MUJER: ¡Esto es fuerte! ¡Esto es muy
fuerte! ¡Ay, por Dios! (respira con
energía, hace equilibrio con los brazos, se apoya una palma en la
frente, lloriquea) ¡No entiendo!¿Cómo llegué hasta acá?
Comienzan a escucharse voces y música de fiesta.
Estoy temblando. ¡Tengo miedo! ¡Tengo mucho
miedo! ¿Y si me bajo? ¡No, qué estoy diciendo! No puedo bajarme. Sería un
bochorno, un papelón. Si en cambio pudiera moverme unos metros…
Hace un gran esfuerzo, consigue mover unos centímetros un
pié, luego mueve el otro.
¿Cómo llegué hasta acá? ¿Qué hice? ¡¿Qué
está pasando con la sociedad?! (lloriquea, vuelve a mover ambos pies con
torpeza) ¡Soy patética, boluda, soy Frankenstein! (se calma, vuelve a mascar
chicle, disimula) Bueno, serenidad, me voy a tranquilizar y a pensar una salida
(mira hacia abajo) ¿Aquellas qué son, personas, o son hormigas? No lo sé,
siento presión en las sienes y en los ojos, el cerebro como comprimido (sufre
un temblor) ¡Brrr! Y hace frío. Recién me doy cuenta: hace mucho frío. Seguro
que es por la altura, como en la alta montaña, en la altura desciende la
temperatura y falta el oxígeno. ¡Eso es tremendo! ¡Tengo que pedir ayuda!
(hacia abajo) ¡Holaaaa! ¡Holaaaa! ¡Aquííííí! En la alta montaña además hay
aludes, hay avalanchas, los andinistas quedan aislados por la nieve, tienen que
ser rescatados por helicópteros antes de que los devoren los lobos. ¡Un
disparate! ¡Una locura!
Saca de la cartera un cigarrillo y lo prende. Mira hacia
abajo.
¿Me están haciendo señas o me parece? Debe
ser por el cigarrillo. ¡Qué histeria con el cigarrillo! ¿No se puede fumar en
ningún lado? ¡Okey, okey, ya lo tiro!
Apaga el cigarrillo y lo deja caer. Masca el chicle con
fruición, se mueve como si bailara, disimula. Vuelven a escucharse la música de
la fiesta y las voces.
¿Y todo esto por qué? ¿Por los tipos?
¿Cuántas estupideces mas habrá que hacer por los tipos? Bueno, tampoco
exageremos. Peor si fuera tailandesa, o africana. Creo que son las africanas
que se ponen esos aros espantosos en el cuello desde el nacimiento y terminan
como jirafas. ¡Eso es grave, no esto! En definitiva, cuando consiga bajar yo
voy a seguir siendo la misma (mira abajo) ¡Holaaaaa! ¡Aquííííí! ¿Esos son gente
o son hormigas?
Masca el chicle. Saca un espejito de la cartera y se mira
el maquillaje. Suena su celular, lo saca de la cartera.
Hola. Millie… No boluda, en la fiesta, te
dije que venía… No, mal no. En realidad sí, es que tuve la brillante idea de
ponerme las sandalias negras. Sabés cuáles. Las negras con plataformas que a
vos te encantan. Bueno, y hace media hora que estoy acá arriba y creo que me
dio un ataque de pánico, o de vértigo, y no puedo bajar …¡No es un chiste,
pelotuda! ¡Ya sé que yo hago chistes pero esto no lo es!... No, nauseas no, más
bien ahogos, como una opresión en el pecho. Sí, es probable que sea vértigo.
¡Es una vergüenza, tarada, esto es patético, es un papelón! (lloriquea) Y qué
se yo, por ahí quedarme quieta, que no noten mi presencia y cuando acabe la
fiesta llamo al 911. ¡Estoy re-mal!... Sí, ya sé, ya sé, pero esto es
distinto…Por supuesto que a vos también te pasan cosas, pero esto es distinto…
Sí que me acuerdo: se te bajó el implante de glúteo. ¡Ves que me acuerdo! Pero
estábamos con Meche, las dos te sacamos de Pachá y te llevamos a la guardia.
Por lo tanto hay una diferencia, yo acá estoy sola. ¿A mí quién me rescata,
quién me ayuda, eh? (lloriquea) ¡Me siento re mal, re expuesta! (vuelve a
respirar fuerte, a sostenerse la frente) Fijate si lo ubicás a Gustavo… No, yo
no lo quiero llamar. Voy a intentar, voy a intentar, dale, cualquier cosa te
llamo, un beso, chau, chau.
Guarda el celular. Prende otro cigarrillo, mira hacia
abajo, lo apaga y lo tira.
¡Okey, okey! ¡Ojalá le caiga en uno de esos
manteles pretenciosos y les incendie todo!
Se escucha la música de la fiesta y las voces. Dolores
vuelve a mascar chicle con fruición, se mueve como si bailase, disimula.
Control. Estás en esta fiesta inolvidable,
llena de gente fantástica y estás
realmente increíble (le habla a alguien imaginario) Hola, ¿cómo estás?... ¿Yo?
Dolores… ¡Ay, gracias!... ¿Bailar? No, bailar no, gracias… No puedo, una
distención en el muslo, juego al hockey… ¡Sos insistente, eh! Bueno, dale, pero
solo un tema (vuelve a mover los pies con dificultad y torpeza, se desespera)
¡Soy patética, boluda, soy Frankenstein! ¡Peor que eso, soy Ari, la mona de “El
Planeta de los Simios” con las piernas enyesadas! Tengo que encontrar la forma
de bajar. ¡Aquííííí! ¡Ayudaaaa! ¡Ma´sí, yo lo llamo a Gustavo! (mira en el
display del celular, sacude el aparato) ¡No te puedo creer, ahora no hay señal!
Ah mirá: ahí viene, ahí se va, ahí viene, ahí se va. Seguro es por la altura, a
determinada altura las antenas no te agarran y necesitás un teléfono satelital.
Debería estar legislado: con la compra de sandalias con plataformas tendrían
que darte un teléfono satelital. No puede ser que por elegir estar linda, una
deba quedar incomunicada. Tengo que ubicar a Gustavo, me siento pésima, tengo
que confesarle la verdad: ¡Gus, mi amor, te mentí! No sé si fue por egoísmo o
por inseguridad, pero construí un mundo ilusorio en torno nuestro. Tengo que
decírtelo, yo no soy la que dije ser, yo… soy treinta centímetros más baja (de
golpe cambiando) ¡Pero no, pará, pará! Yo no sos baja, Gustavo es alto, que es
otra cosa. Si descalza estoy en el metro sesenta, al sumarle treinta, treinta y
cinco centímetros, si no me fallan los cálculos, eso da como un metro noventa…
¡QUÉ ESTÚPIDA! ¡CLARO! (lloriquea) ¡Parezco un trava! ¡Soy un trava! Con razón
los tipos esos de la playa de estacionamiento… ¡Qué depresión, boluda: soy un
trava! (reponiéndose, hacia abajo) ¡Sorry, chicos, pero entendieron cualquiera!
¡Ojo, todo bien con la comunidad trans pero nada que ver! Lo que pasa es que al
estar acá arriba, al verme así, por ahí ustedes… (lloriquea) ¿A quién le hablo?
Le estoy hablando a las hormigas. Ni siquiera estoy segura de dónde estoy.
Siento una opresión cada vez más fuerte en el pecho, me duelen los ojos, en
cualquier momento me va a venir la lipotimia. ¿Si me da una lipotimia y caigo
inconsciente al vacío? Morir así, toda despatarrada, con la lengua salida,
sangrando por las orejas. ¡Qué patético, cero glamour!
MUJER vuelve a respirar fuerte, a sostenerse la frente. Masca el chicle con fruición. De
golpe mira abajo hacia un punto determinado.
¿Sí? ¿Me está hablando a mí? No estoy
fumando, mire, ya lo tiré... ¿Ah, no? ¡Hay que suerte! ¿Vienen a rescatarme?
¡Por fin! ¿Qué son, del SAME? ¿Del grupo del Doctor Crescenti?... Estoy, estoy
tranquila. ¿Por qué lo pregunta?... No, no consumo drogas. Lo que pasa que vine
a la fiesta subida a estas sandalias, después bajó la temperatura, se me
dificultó la visibilidad, perdí contacto y quedé varada. Pero bueno, ahora
alegría: qué bien que vinieron. No sé, dígame, ¿qué le doy, el carnet de la
prepaga?... ¡Ah, okey! ¿Primero el derecho? No sé si voy a poder, sufro de
vértigo, o quizás es un ataque de pánico. Usted sabrá mejor que yo. Primero el
derecho, okey. ¿Le parece que no me voy a caer? ¡ME CAIGO! Ah, okey, me
sostengo.
Sosteniéndose del paramédico que la agarra, MUJER baja el
pie derecho de la sandalia.
Sabe, la verdad que no sé como llegué a
esto. Usted debe tener experiencia, dígame, ¿es por los tipos? ¿O es por una
necesidad de gustar, así en general? A mí me gusta gustar. Escuchó lo que dije:
“me gusta gustar”, es como un juego de palabras. Okey, no hablo más. Ya le dije que no me drogo… ¿Ahora el izquierdo?
MUJER baja el pie izquierdo. A las voces y sonido de
fiesta se le agregan aplausos.
¡Me muero, nos está mirando todo el mundo!
¡Esto no lo están filmando, ¿no?... ¿Máscara de oxígeno?¡Ni lo sueñe! Prefiero
morir por asfixia. ¡Ni máscara de oxígeno, ni silla de ruedas, sáqueselo de la
cabeza!... Estoy bien. Solo deme unos segundos para adaptarme otra vez al nivel
del mar. Puedo, no se preocupe. Vea como camino, ¿ve que puedo? Bueno, ahora me
tengo que ir, fue un placer, un saludo al Doctor. Crescenti, muchas gracias,
adiós.
Sale casi escapando. Se escuchan las voces y la música de
fiesta. Quedan las sandalias solitarias, iluminadas por una luz cenital.
APAGÓN