lunes, 18 de febrero de 2019

Ese deporte de mierda



Dalia está en la cama, interpela a Jorge, que está de pie, con short, medias y casaca de rugby y sacándose un botín.
Dalia: ¿Sabés qué, no puedo creer que te esté diciendo esto? Haceme el favor, volvé a mirarlo.
A desgano, Jorge extiende su brazo izquierdo y lo mira.
Jorge: ¡Dale, estoy cansado, Dalia!
Dalia: Miralo, te digo!
Ambos miran el brazo de Jorge.
Dalia: ¿Y?
Jorge: ¿Y qué?
Dalia: Qué no es tuyo.
Jorge: ¿Cómo que no es mío?
Dalia: ¡Jorge, ese brazo no es tuyo!
Jorge: Dalia, estoy cansado y me quiero ir a bañar. Cada vez que vengo del rugby salís con algo nuevo…
Dalia: ¡No estoy loca, ese brazo no es tuyo!
Jorge: Okey, no es mío, ¿y qué querés que haga?
Dalia: ¿Que qué quiero que hagas? Mínimo, que prestes atención, que cuando vuelvas del rugby traigas todos tus miembros. Ya te lo dije, buscate un deporte normal. Jugá al tenis.
Jorge: El rugby es mi vida.
Dalia: No, señor: tu vida soy yo.
Pausa. Ambos vuelven a  mirar el brazo.
Dalia: ¿Y sabés de quién es?
Jorge: Bueno…
Dalia: Jorge, ¿de quién es?
Jorge: Por ahí es de César.
Dalia: ¡Escuchate, tenés el brazo de otro e ignorás de quién es! ¡Yo me voy a volver loca!
Jorge (abrazándola): Dalia, mi vida, estoy casi seguro que es de César, ¿okey?
Dalia (rechazándolo): ¡No me toques!... ¿Y cómo sabés?
Jorge: Por el grosor, por el color de la piel.
Dalia: Jorge, así no podemos seguir. No puede ser que cada domingo de partido llegues en ese estado. Viniste con una fractura de clavícula, viniste con una rotura de ligamentos, viniste sin un diente, pero aparecerte con el brazo de un extraño es too much.
Jorge se saca la remera y avanza hacia la cama.
Jorge: Uf, estoy molido. ¿Me perdonás si no me baño?
Dalia: ¡Ni sueñes que voy a compartir mi cama con eso! (señalando) Llamalo.
Jorge: ¿A quién?
Dalia: ¡A César, genio!
Jorge: Vive en Pilar, todavía no debe haber llegado. Y además me da vergüenza.
Dalia: Vergüenza es robar. ¡No te lo repito: llamalo!
Jorge (saca su celular, llama): Hola, César… dale, dale (a Dalia) Está bajando de la autopista, dice que ahora se estaciona. ¡Sos escandalosa, eh!
Dalia: ¿Ah, yo soy escandalosa?
Jorge (al celular): Disculpame, titán, acá estoy conversando con Dalia, mi mujer y… Fijate si por casualidad no tenés mi brazo izquierdo… Ajá.Tuyos los dos. Ajá… No, no te jodo más, chau (corta, a Dalia) Dice que no, pero que cuando terminamos le pareció que lo tenía Willy.
Dalia: ¡Le pareció que lo tenía Willy! ¡Excelente! ¡Genial!
Jorge: Si lo tiene Willy vamos a tener que esperar a mañana porque no tengo el celu (intentando acostarse) ¿Me das tu almohada que es más dura?
Dalia: ¡Pará! ¿Jorge, voy te das cuenta que nuestra pareja así no funciona, no?
Jorge: Sos escandalosa.
Dalia: Sí, por supuesto, soy escandalosa. Treinta grandulones tirándose unos sobre otros, revolcándose como puercos furiosos mientras otros descerebrados los festejan y yo soy escandalosa.
Tiempo, Jorge mira el brazo, mira a Dalia. 
Jorge: Me caigo de sueño, Dalia. Si querés puedo probar en el club.
Dalia: Por favor.
Jorge (llama, mientras espera, a Dalia): Espero que esté el cuidador, normalmente a esta hora cierra todo y se va (al celu) Hola Fernandez (a Dalia) El cuidador (al celular) Soy Jorge Matera, Fernandez, escuche ¿hoy después del partido no quedó nada en la cancha?... ¿Nada cómo qué? Como un brazo... Mediano, con una tirita roja tipo pulserita en la muñeca… Sí, estaba mojada y había mucho barro (a Dalia) Dice que se va a fijar.
Tiempo. Mientras esperan no se miran, Jorge se contempla en el espejo y silba, Dalia se estudia las uñas.
Jorge (al celu): Hola… Ah, gracias, Fernández… No, no se preocupe, lo debe tener alguno de los chicos. Buenas noches.
Dalia: El rugby es un asco.
Jorge: ¡Bueno, che, no es para tanto!
Dalia: Sí es para tanto. Mañana vamos a casa de papá, ¿si te ve con el brazo de otro y entra en paro? Tiene dos stent.
Jorge: Llevo un pullover.
Dalia: Cuatro de enero, cuarenta grados a la sombra y vas a ir con pullover.
Jorge (intentando acostarse de nuevo): Mañana lo pensamos, ¿dale, amor? Yo ahora necesito dormir.
Dalia: Yo también necesito dormir. A ver, dejame pensar... Decime, ¿sacaste fotos?
Jorge: ¿Cómo?
Dalia: Si sacaste alguna foto con el celu.
Jorge: No sé, creo que sí.
Jorge se sienta en la cama, juntos buscan en el celular.
Jorge: Hay varias antes de empezar, acá en el vestuario y después saqué las del tercer tiempo en la cantina.
Dalia: ¿Por qué cambiaron las camisetas?
Jorge: No sé. Las cambiaron hace como tres años.
Dalia: Estas no me gustan para nada, azul y verde no combinan.
Jorge: Bueno, otro día analizamos lo de los colores de las camisetas pero ahora abreviemos, ¿qué querés ver?
Dalia: A ver esta. Agrandala.
Jorge agranda la imagen.
Dalia: Es de Guido. Ese brazo es de Guido.
Jorge: ¡Qué va a ser de Guido!
Dalia: El brazo es de Guido. ¡Mirá!
Comparan la imagen del celular y el brazo de Jorge.
Jorge: Guido es casi pelirrojo, Dalia, y tiene más bello que yo. ¿Sos ciega?
Dalia: ¿Y este quién es?
Jorge: Raúl Valerga, no lo conocés, es un hooker nuevo que empezó este año.
Dalia (reaccionando, se incorpora de la cama, le saca el celular a Jorge, pasa fotos): ¿Te das cuenta lo que está pasando, no? Es la una de la mañana, mañana entro a las siete a la oficina y vos y yo estamos discutiendo algo completamente delirante (estallando) ¡¿De quién es el puto brazo que trajiste, Jorge?!
Jorge: ¡Tranquilizate!
Dalia: ¡No es de Javier, no es de César, no es de Willy! ¡Ah, y nos olvidamos de los rivales! ¿Contra quién jugaron?
Jorge: San Cirano.
Dalia: ¡San Cirano, perfecto! ¡¿Y vos querés que nos acostemos juntos?! (de golpe se tira sobre Jorge y lo atrae hacia sí) ¡Dale, acostémonos, apretame, hagamos el amor vos, yo y ese brazo asqueroso! ¡Si querés hagamos un trío, Jorge! ¿Total qué soy yo, eh? ¿Soy una atorranta? ¿Soy la botinera de la Unión Argentina de Rugby? (lloriquea)
Jorge: ¡Pará, Dalia, pará! Estás muy nerviosa, mi amor, estás haciendo un mundo de algo que no lo es (la abraza) Te prometo que mañana a primera hora me levanto, me voy al club y encuentro el brazo (transición, Dalia se calma) Si te tranquiliza duermo en el sillón del living.
Dalia: No, está bien (se acuestan en la cama) Pero separate más.
Jorge: Okey, me separo.
Dalia: Y el brazo ese lo dejás afuera.
Jorge: Lo dejo afuera.
Jorge apaga la luz. Una cenital queda resaltando el brazo. Tiempo
Dalia: Jorge
Jorge: Mmmmm.
Dalia: Tenés que jugar al tenis. Déjá ese deporte de mierda.
Jorge: Mmmmm
Dalia: Prometémelo.
Jorge: Mmmmm.
Jorge inmediatamente ronca. Tiempo. Primero de forma imperceptible y luego más abiertamente el brazo comienza a moverse, utilizando los dedos repta y se mete dentro de las sábanas.
Apagón.