(Reg. Prop. Intelectual Expte. Nº 797616)
Personajes:
José María
Mami
Juli
Adrián
Luquitas
La
acción se desarrolla en la cocina y el living comedor de una casa antigua,
reciclada con detalles de modernidad. Sobre la izquierda un sofá con una mesa
baja, sillas y sillones; sobre la derecha la cocina separada por una barra con
banquetas altas, a foro una ventana que da a la calle, entrada del exterior por
la izquierda, sobre la derecha acceso al piso superior y al resto de la
propiedad.
ESCENA 1
Se escuchan llaves en la puerta de entrada, entra JOSÉ MARÍA (40, aspecto juvenil, moderno, algo descuidado, denota un discreto amaneramiento)
ESCENA 1
Se escuchan llaves en la puerta de entrada, entra JOSÉ MARÍA (40, aspecto juvenil, moderno, algo descuidado, denota un discreto amaneramiento)
JOSÉ MARÍA: ¡Vení!
¡Pasá! ¡Pasá!
Nervioso,
se vuelve y reingresa arrastrando del brazo a MAMI.
JOSÉ MARÍA: ¡Pasá!
¡Pasá! ¡Qué sorpresa!
La
mujer (70) tiene el aspecto de alguien totalmente ido, la mirada extraviada, no
habla ni registra el entorno, lleva un tapado oscuro, un sombrerito. Desde el
patio se escucha ladrar a un perro.
JOSÉ MARÍA: ¡Qué
sorpresa! Pero todo bien, ¡eh! Vos sentite cómoda, sentite tranquila. En realidad parecés tranquila, el que estoy
nervioso soy yo. Vení, sentate (levantando
la voz) ¡Juli! ¡Juli! ¡Adrián!
Sentate, sentate. ¡Uf, qué agitación! En ésta, no mejor ahí (levantando la voz) ¡Juli! ¿Están? No están, ¿qué hora es?, todavía no llegaron (el perro vuelve a ladrar insistentemente,
JOSÉ MARÍA la ayuda a sentarse en un sillón. Se sienta enfrente, no logra
superar el desconcierto) Ese es Black, pero vos no te preocupes, está en el
patio y lo tienen siempre atado. Bueno, je. ¿Y?, cómo va. No sé, querés
contarme algo… Yo bastante bien, igual, algo más delgado, ¿lo notás? Los chicos
re bien, ¡cuando lo veas a Luquitas! No
lo vas a poder creer. Está en esa edad en que pegan el estirón (cambiando) Decime, una pregunta, ¿vos
podés andar por ahí? ¿Salir? Digo, ¿cómo es?... Dejá, no importa, hablemos de
cosas alegres. ¡Eso, alegría! Yo sigo viniendo, ¿viste? Antes más seguido.
Antes en realidad era otra cosa. Me esfuerzo, no te creas, pero con Adrián no
hay caso, no me llevo, no lo siento y eso no se puede disimular. ¿Qué pasa, qué
mirás? Ah, ¿lo reconocés? Tu sillón.
Querés sentarte, vení, qué problema hay (la
ayuda a levantarse, la sienta en el sillón, espera algún tipo de respuesta,
pero enseguida desiste. Pasea la vista por el entorno) Creo que es lo único
que queda. Juli cambió todo, contrató un
diseñador, se gastaron una fortuna pero quedó bien, ¿no? ¿Te gusta? Juli para
todo lo que es decoración tiene buen gusto. Le va re bien en la tele, ¿sabés?,
¡va a ser una estrella!... En fin (suspira,
se levanta y se acerca, le pasa las manos delante de los ojos) Vos escuchás
lo que digo, ¿no? (va hasta un mueble,
saca una botella de whisky y un vaso. Vuelve a ladrar el perro) Perdóname
pero yo necesito una copita. ¡Uf! Una sorpresa. ¡Qué digo una sorpresa, una
súper sorpresa! (cree que Mami mira la
botella) ¿Qué hay? Ah, no, ya no
tomo más. Es decir, solo en algunas ocasiones. ¡Ponele ésta, ja ja! Si me ve
Adrián que le agarro el whisky… (vacía el
vaso de un trago, se sirve otro) La verdad que me costó dejar, vos viste,
esos tratamientos son bastante ingratos, pero poniéndole voluntad. No te voy a
mentir, Juli y Adrián me ayudaron un montón (se
escucha ruido de llaves, se incorpora de un salto, esconde el vaso y la
botella) ¡Ahí están! Cuando te vea Juli… ¡Juli, Juli, mirá con quién estoy!
Entran
JULI (38), atractiva, impecablemente vestida, gafas negras, cargando varias
bolsas de shopping y ADRIÁN (45), actitud distante, con indumentaria de
golfista y cargando el bolso con los palos. Tiempo.
JOSÉ MARÍA: ¿Y, qué
me dicen?
JULI
se saca las gafas, se acerca, mira a MAMI con gesto inescrutable, da unos pasos
hacia JOSÉ MARÍA, vuelve hacia MAMI, la estudia unos segundos más, se le caen
las bolsas, reprime un grito llevándose las manos a la boca.
BREVE APAGÓN
ESCENA 2
Continuación de la acción anterior, MAMI está sentada en el mismo sillón, ADRIÁN se mantiene a distancia, JOSÉ MARÍA y JULI la observan. JULI se lleva las manos a la boca para contener un sollozo, JOSÉ MARÍA se acerca para contenerla pero JULI lo rechaza. JULI, confusa, da unos pasos hacia ADRÍAN que también intenta abrazarla, JULI lo rechaza y sale corriendo hacia el interior de la casa. ADRIÁN reacciona contra JOSÉ MARÍA.
ESCENA 2
Continuación de la acción anterior, MAMI está sentada en el mismo sillón, ADRIÁN se mantiene a distancia, JOSÉ MARÍA y JULI la observan. JULI se lleva las manos a la boca para contener un sollozo, JOSÉ MARÍA se acerca para contenerla pero JULI lo rechaza. JULI, confusa, da unos pasos hacia ADRÍAN que también intenta abrazarla, JULI lo rechaza y sale corriendo hacia el interior de la casa. ADRIÁN reacciona contra JOSÉ MARÍA.
ADRIÁN: ¿Vos sos
pelotudo?
ADRIÁN
sale tras su mujer, JOSÉ MARÍA lo mira confundido.
APAGON
ESCENA 3
JULI está recostada en el sofá cubriéndose los ojos con una mano, JOSÉ MARÍA a su lado, de pie.
ESCENA 3
JULI está recostada en el sofá cubriéndose los ojos con una mano, JOSÉ MARÍA a su lado, de pie.
JOSÉ MARÍA: Primero
no la reconocí. Yo salgo de la boca del subte, siempre vengo por Güemes,
¿viste?, pero como desde ayer estoy buscando un libro, me digo voy a la
librería que está en Santa Fe a ver si lo encuentro, y entonces subo por
Paraguay. Cuando doy la vuelta a la esquina veo a alguien sentado en el banco
de la vereda. Estaba ahí, quietita, lo más tranquila y cuando me acerco…
JULI (en sus pensamientos): Okey,
supongamos…Lo que yo digo es… Un planteo hipotético, una fantasía, pero
supongamos que viniera alguien y me dijese… Por más loco, por más enfermo de la
cabeza, viene y me dice… (desesperándose)
¡No, no, no hay forma, no hay forma, José!
JOSÉ MARÍA: ¿No hay
forma de qué?
JULI: ¿Qué viene a
ser esto?
JOSÉ MARÍA: ¿Cómo qué
viene…? (tanteando) Es… es Mami.
JULI: ¡Sí, ya sé que
es Mami, no soy ciega! (se incorpora, va
hasta la ventana, vuelve. Vigilando que no escuchen desde adentro) Pero es
imposible. ¡Imposible! ¿Vos lo entendés, no?
JOSÉ MARÍA: Creo que
sí.
Tiempo.
JULI: Falleció hace
tres años, José.
JOSÉ MARÍA: Dos años
y ocho meses.
JULI: Dos años y ocho
meses, cuál es la diferencia. ¡Pero se-mu-rió, crepó, ya no está!
JULI
lloriquea. En la mesa baja hay un vaso con agua y un blíster de ibuprofeno,
toma uno.
JULI: ¡Me estalla la
cabeza!
JOSÉ
MARÍA la observa.
JULI: ¿Qué mirás?
JOSÉ MARÍA: Nada,
pensaba. Sabés, pasado el primer momento, quiero decir, pasada la sorpresa,
cuando entramos y la ayudé a sentarse ahí… No sé, a mí me puso contento.
JULI: ¿Te puso
contento?
JOSÉ MARÍA: Sí, el
hecho de volver a verla, de reencontrarnos…
JULI: ¡Cómo te puede
poner contento!
JOSÉ MARÍA: ¿Por qué?
JULI: ¿Por qué? Por
mil razones. ¡Porque este tipo de cosas no suceden, porque van en contra de la
naturaleza, porque son un rotundo disparate! (tiempo) Decime, ¿qué hace acá? ¿A ver? ¿A qué vino?
JOSÉ MARÍA: No sé (tiempo) ¿Pensás que tendríamos que
llamar a alguien?
JULI: ¿A quién?
JOSÉ MARÍA: Y qué se
yo. A Defensa Civil, al SAME.
JULI: ¡¿Estás loco?!
¡Con lo que es este barrio! (tiempo) A
ver, vamos a ordenarnos: José, necesito que me prometas algo.
JOSÉ MARÍA: ¿Qué
cosa?
JULI: Esto no puede
salir de acá. Esto es un secreto. ¡Dale, promételo!
JOSÉ MARÍA: Está
bien, tranquila. Lo prometo.
Se
escucha ladrar al perro. Del interior de la casa ingresan ADRIÁN llevando del brazo a Mami, y LUQUITAS que los sigue a distancia. LUQUITAS es un
adolescente gótico, vestido de negro, botas y rostro maquillado. Mami se lleva
por delante una silla.
ADRIÁN: ¡Lucas, corré
esa silla, serví para algo!
LUQUITAS corre la silla y ayuda a MAMI a sentarse en
un sillón. La observa, fascinado.
JULI: No le hables
así, Adrián.
ADRIÁN: Qué hay, es
su abuela, ¿no?
JULI: ¡Era!
Tiempo,
se miran unos a otros.
JULI: ¿Y?
ADRIÁN: Y yo qué sé.
No quiere ir al baño, no quiere caminar, tampoco quiere dormir. Yo hasta acá
llegué, ahora ocupate vos.
LUQUITAS
le toca la cara, le estudia las manos.
JULI: ¿Qué pasa, mi
amor?
LUQUITAS: Se dan
cuenta, ¿no?
JULI: ¿De qué?
LUQUITAS: ¿De qué?
¿Cómo de qué? ¿En qué planeta vivís, mamá? Esto es re groso. The walking dead, Guerra mundial Z, los muertos vivos, ¿no te suena?
JULI
lo mira con resignación, LUQUITAS se pone junto a MAMI, apronta su celular y se
saca una autofoto. ADRIÁN le arrebata el teléfono.
ADRIÁN: ¿Qué hacés?
LUQUITAS: ¡Dame mi
teléfono!
ADRIÁN: Nada de
fotos.
LUQUITAS: ¡Dame mi
teléfono! ¿Qué tiene?
JULI: Papá tiene
razón, Luqui.
LUQUITAS: ¿Por qué?
JULI: Es hasta que
decidamos qué hacer. Después te sacás las fotos que quieras.
JULI
vuelve a quebrarse. Se escucha ladrar al perro.
ADRIÁN: ¡Nabo, mirá
como ponés a tu madre! (suprime la foto y
le devuelve el teléfono) Ahora andá a seguir con lo que estabas.
LUQUITAS: No estaba
con nada.
ADRIÁN: Bueno,
entonces ordená tu cuarto. Andá a calmar a ese perro (su hijo no acusa recibo) ¡ANDÁ, TE DIJE!
LUQUITAS
sale a disgusto.
JULI: ¿Por qué lo
maltratás?
ADRIÁN: ¡Cortala,
Juli, ya es un pelotudo grande!
ADRIÁN
se acerca, estudia a MAMI, JULI y JOSÉ MARÍA observan sus movimientos. Tiempo.
ADRIÁN se sonríe.
JOSÉ MARÍA: ¿Qué
pasa?
ADRIÁN: Ustedes son
increíbles.
JOSÉ MARÍA (con frialdad): ¿Y por qué somos
increíbles?
ADRIÁN: ¿Vos decís que
esta mujer es tu madre?
JOSÉ MARÍA: Obvio.
ADRIÁN: ¿Y vos, Juli?
JULI: Yo ya no sé ni
lo que pienso.
ADRIÁN: Dejando de
lado que si así fuese habría que convocar a una conferencia de prensa, yo te
pregunto: ¿vos la reconocés? Digo, ¿no puede tratarse de alguien parecido?
JOSÉ MARÍA: ¿Me estás
jodiendo?
ADRIÁN: Para nada.
JOSÉ MARÍA: ¿Para vos
puedo ser tan ruin, tan mala persona como para no reconocer a mi propia madre?
ADRIÁN: Yo no dije
eso.
JOSÉ MARÍA: ¡Es Mami, grabátelo en la cabeza, esa
señora que ves ahí es nuestra madre! (cambiando, tocado, JOSÉ MARÍA se dirige a
JULI) Cuando camina, ¿vos viste, Juli?, yo ya no recordaba. Esa forma de
balancearse. Las manitos…
JULI
se acerca y lo palmea.
JOSÉ MARÍA: La
expresión de la boca, la mirada…
ADRIÁN: ¿La mirada?
JOSÉ MARÍA: Sí, la
mirada, ¿qué hay?
JULI: Es verdad,
José, ¿la mirada? Si tiene los ojos en cualquier parte (JULI estudia con detenimiento la cara de MAMI, JOSÉ MARÍA se sienta en
el sofá, ensimismado. Tiempo.
ADRIÁN: ¿Y pensaron
en la ropa?
JULI: ¿Qué pasa con
la ropa?
ADRIÁN: ¿Cómo que
pasa con la ropa? Es evidente ¿De dónde la sacó?
JULI: Es suya, los
zapatos no sé, pero al sombrerito y al tapado los reconozco. ¡Adrián, no
entiendo adónde querés llegar! ¿Por qué no hablás claro?
ADRIÁN: Que estás
ciega, Juli, que esto no cierra por ningún lado. ¿Vos te acordás cuando
reciclamos el primer piso y la terraza?
JULI: Sí.
ADRIÁN: ¿No me
pediste que sacara toda la ropa de tu madre?
JULI: ¿Yo?
ADRIÁN: Sí, vos. Y la
donamos al Cotolengo Don Orione.
JOSÉ MARÍA (volviendo de su ensimismamiento): ¿Vos
donaste la ropa de Mami?
JULI: No, sí, bah, no
me acuerdo.
JOSÉ MARÍA: Podrías
haber preguntado, ¿no?, podría haber querido quedarme con algo de recuerdo.
JULI: ¿A qué viene
eso, José? ¡El tema ahora es otro, te pido por favor! Acá está sucediendo algo
grave. Acá seguro que hay una mano negra. Evidentemente alguien de mi entorno
me quiere perjudicar.
JOSÉ MARÍA: ¿Alguien de tu entorno te quiere
perjudicar?
JULI: ¡Sí! ¿Qué hay?
JOSÉ MARÍA (con intención): ¡No, claro, cierto que
ahora sos una estrella de la televisión! ¡Juli, a veces no entiendo como podés
ser tan frívola!
JULI: ¡Ay, basta,
nene!
ADRIÁN
vuelve hasta Mami y la observa.
JOSÉ MARÍA: ¿No traía
una cartera, un monedero?
JULI: Creo que no.
JOSÉ MARÍA: Yo no le
vi.
ADRIÁN: En ese estado
es probable que la hayan choreado. Entonces, no hay documentos, tampoco hay
efectos personales…
JULI
y JOSÉ MARÍA observan a ADRIÁN, este saca de un bolsillo las llaves del auto Y
levanta a MAMI de la silla de un tirón. A continuación, JULI, ADRIÁN y JOSÉ
MARÍA la van a levantar y a volver a sentar alternativamente, como si fuera un
paquete.
JULI: ¿Qué hacés?
ADRIÁN: Estás lenta,
Juli. No hay identificación, nadie querría buscarla, son cosas que juegan a
nuestro favor. Hay que actuar rápido, el auto está en la puerta.
JULI: ¡Estás loco!
¿Adónde la vas a llevar?
ADRIÁN: Ya se me va a
ocurrir, antes de involucrarnos más hay que sacársela de encima.
JOSÉ MARÍA: ¡PERO VOS
SOS UNA MIERDA DE PERSONA!
ADRIÁN: ¡Cuidado con
la boca, estás en mi casa y no voy a tolerar que me insultes!
JOSÉ MARÍA: ¡Mami de
acá no se mueve!
ADRIÁN: ¿Vos podés
probar que es tu madre?
JOSÉ MARÍA: Juli,
¿escuchás esto?
JULI: ¡Córtenla, por
favor!
JOSÉ MARÍA (quebrándose): Con lo que fue en vida
esta mujer, con los sacrificios que hizo por vos, Juli. Tirarla a la calle,
así, como a un perro…
JULI: ¡Ay, vos
también pará con el melodrama, José! Serenémonos, tenemos que pensar…
Mientras
discuten, MAMI se
incorpora y lentamente va hasta la barra de la cocina. De golpe reparan en
ella.
JOSÉ MARÍA: ¿Qué
hace?
JULI: ¡Y yo qué sé!
MAMI agarra un rollo de papel de cocina, corta las
servilletas y comienza a comérselas.
JULI: ¡MAMI, SOLTÁ
ESO! ¡AY, NO PUEDO VER! ¡ADRIÁN, POR EL AMOR DE DIOS, SACALE ESAS SERVILLETAS!
APAGÓN
ESCENA 4
Mañana siguiente, JULI, LUQUITAS y JOSÉ MARÍA están en la barra desayunando, a unos metros MAMI está sentada, inmóvil, con un repasador sobre la cabeza que le oculta la cara. JULI y JOSÉ MARÍA tragan sendas tostadas, LUQUITAS bebe su café con los head-phones puestos. Tiempo.
ESCENA 4
Mañana siguiente, JULI, LUQUITAS y JOSÉ MARÍA están en la barra desayunando, a unos metros MAMI está sentada, inmóvil, con un repasador sobre la cabeza que le oculta la cara. JULI y JOSÉ MARÍA tragan sendas tostadas, LUQUITAS bebe su café con los head-phones puestos. Tiempo.
JOSÉ MARÍA: ¿Y adónde
fue?
JULI: No sé, salió
temprano. Vos también no hacés más que pelearlo.
JOSÉ MARÍA: Yo no lo
peleo, Juli, es que no tiene filtro, ¿vos viste las cosas que dice?
JULI: Adrián es así,
es frontal, dice lo que piensa. Vos ya lo conocés.
Siguen
comiendo. Tiempo.
JULI: Luqui (levantando la voz) ¡LUQUI!
LUQUITAS
se saca los head-phones.
LUQUITAS: ¿Qué hay?
JULI: Comete por lo
menos una tostada.
LUQUITAS: No quiero.
JULI: No puede ser
que te alimentes de aire.
LUQUITAS: No me
alimento de aire.
JULI: Estás en el
límite de tu peso, recordá lo que dijo el clínico. Te hago media con dulce.
LUQUITAS: Si querés
hacela, pero no la voy a comer.
JOSÉ MARÍA (acaba su taza de un trago y se incorpora):
Bueno, yo me voy.
JULI: ¡Sí, claro!
JOSÉ MARÍA: Juli,
estoy destrozado. Yo fui el que se
clavó en ese sofá. No dormí en toda la noche.
JULI: Me lo
prometiste, hasta que no le encontremos una salida a esto vos te quedás.
JOSÉ MARÍA: No lo
entiendo, estaba como conectada a dos veinte, no paraba de caminar, la volví a
la silla doscientas veces. Hasta que a tu hijo se le ocurrió lo del repasador.
JULI: Ah, ¿fuiste
vos?
LUQUITAS: Sí.
JULI: ¿Y no me
pensabas contar?
LUQUITAS: No hay nada
que contar. Cuando bajé serían las cinco, el tío estaba sacadísimo, mientras la
abuela caminaba yo me puse a hacer café y entonces recordé lo del documental
sobre pájaros: es lo que le hacen a los halcones cuando los entrenan para la
caza.
JULI: ¿Halcones? ¡Ay,
basta! ¡Esto es morboso, es enfermizo! ¡Luqui, sacale ese repasador, por favor!
LUQUITAS
va hasta donde está Mami, le saca el repasador de la cabeza.
LUQUITAS: Lo que te
decía, tío, ves como sigue con los ojos abiertos. Los muertos vivientes no
duermen, en general tienen el cerebro lobotomizado. Para estudiarlos hay que instalarles un
microchips en la base del cráneo.
JULI: ¡No digas
estupideces, hijo! Eso lo sacás de las películas asquerosas que ves.
LUQUITAS: ¡Es verdad!
JULI: Me estalla la
cabeza. Desde ayer que no se me va con nada.
JULI
saca otro ibuprofeno del blíster y lo traga con un vaso de agua. LUQUITAS se
queda estudiando a Mami, en algún momento agarrará un tenedor y le pinchará los
dedos para ver sus reacciones. Entra ADRIÁN proveniente de la calle, besa a
JULI.
ADRIÁN: ¿Cómo va?
JULI: Mal.
ADRIÁN: Bueno,
mientras ustedes dormían yo fui a buscar soluciones: recordé que en el estudio
teníamos un contacto en la administración del cementerio, así que hablé por
teléfono con el tipo. Obvio que le pedí absoluta discreción. Tengo buenas
noticias: fue hasta la bóveda de tu familia, me dijo que el ataúd de tu vieja
está tal cual, la bóveda no se abre desde la muerte de tu tía Adolinda. Conclusión:
esta buena señora no sabemos quién es, pero olvidate que sea tu madre.
JOSÉ MARÍA: ¡Dios
mío, este tipo!
ADRIÁN: ¡Con vos no
estoy hablando!
JOSÉ MARÍA: ¿Por qué
te metés? Si no es tu familia.
JULI (agarrándose la cabeza por el dolor):
¡Paren un minutito, por favor! Amor, te agradezco la preocupación y todo lo que
estás haciendo, pero te pido algo: dejanos que con José nos vamos a ocupar.
ADRIÁN (tocado): Okey. Como quieran.
JULI: Te prometo que
antes de la noche le vamos a encontrar una solución, ¿dale?
ADRIÁN: Dale.
Entonces me pego un baño y me voy. Porque tengo una reunión y estoy llegando
tarde.
ADRIÁN
sale hacia el interior de la casa.
JULI (a LUQUITAS, que volvió a alimentar con
servilletas a MAMI) ¡Lucas, te dije que no vuelvas a darle papel!
LUQUITAS: ¿Me la
puedo llevar a mi cuarto?
JULI: No.
LUQUITAS: ¡Un rato,
nada más!
JULI: ¿SOS SORDO? ¡TE
DIJE QUE NO!
LUQUITAS
sale a disgusto.
JOSÉ MARÍA: Dejalo,
Juli.
JULI: De ninguna
manera. No es una mascota, ¿no?
Tiempo.
JOSÉ MARÍA: Yo, si me
perdonás, necesito dormir un rato, en este estado no puedo pensar. Subo a la
habitación de huéspedes, ¿puede ser?
JULI: Andá.
JOSÉ
MARÍA sale. JULI termina su taza de café, observa de reojo a MAMI, comienza a
incomodarse. Coloca las tazas y los platos en la bacha, va hasta el sillón,
cada vez más ansiosa acomoda almohadones. Se vuelve de golpe.
JULI: ¿Soy una
egoísta? Decilo. Yo sé que para vos soy una egoísta. ¿O no?... Nunca lo
demostraste, pero en el fondo lo pensás.... “José es débil, a José hay que
apoyarlo” ¿Sabés las que tuvimos que pasar con José?... (bajando la voz) Además de que lo enamoran los hombres, tu hijo es
alcohólico. ¿Vos lo sabías?… ¿Sabías que ahora vive de lo que yo le doy?
Obviamente se lo oculto a Adrián porque se volvería loco... Así de feo es el
mundo, así de cruel, siempre distinto a como lo soñamos... Vos nunca lo
quisiste ver, pero yo sí, yo lo veo todos los días. No vivo quejándome, no
lloro por los rincones, “se hace lo que hay que hacer”, como decía Papi… ¿Con
vos me cerré, con vos me hice dura? Puede ser… Pero al final conseguí armar
algo: lo tengo a Adrián, lo tengo a Luqui, ¿viste lo grande que está Luqui?
Estoy trabajando bien, conseguí la conducción del noticiero en el horario
central. Canal 12 es un medio importante que llega a todo el país. La gente me
para por la calle, ¿sabés?... Pero no es eso, ¿verdad? Esa vida de la que
hablabas, ¿dónde está?, ¿qué era, una metáfora, una parábola como la de los cuentos
que me contabas? Yo la busqué, te juro, y cómo la busqué... Me hubiera
encantado escucharte, me hubiera encantado que me dijeras, que me susurraras,
como cuando venías a darme el beso antes de dormir, que era así, como en los cuentos…
(se inclina hacia MAMI, la acaricia) Que
la gente como vos se vaya es tan triste… ¿Estás acá? ¿De veras viniste? (cambiando) Uf, ya ni sé lo que digo. Es
este dolor de cabeza, perdoname. Ahora tengo que subir a hacer un par de
llamados, si necesitás algo, cualquier cosa… Vos tranquila, descansá, ¿sabés?
JULI
se comienza a ir y se vuelve, duda, le coloca el repasador en la cabeza.
Finalmente sale.
APAGÓN
ESCENA 5
JOSÉ MARÍA está dormido en el sofá, entra JULI y lo sacude.
ESCENA 5
JOSÉ MARÍA está dormido en el sofá, entra JULI y lo sacude.
JULI: ¡Despertate!
JOSÉ MARÍA: ¡Eh!
JULI: ¿Qué pasó?
¿Dónde está?
JOSÉ MARÍA: ¿Quién?
JULI: Mami, José,
¿dónde está?
JOSÉ MARÍA (aún dormido, señalando un sillón): Ahí.
JULI: La tenías que
vigilar hasta que yo volviera. ¿Era tan difícil? ¡Cómo puede ser que seas tan
inútil!
JOSÉ MARÍA: Te juro
que estaba ahí, tenía el repasador puesto (confundido,
se incorpora, comienza a recorrer la escena) ¿Buscaste arriba?
JULI: Sí.
JOSÉ MARÍA: ¿En las
habitaciones? ¿En el patio, te fijaste?
JULI
se sienta en el sofá.
JULI: ¡Estoy harta,
agotada! Esto es un desastre y a nadie parece importarle. En el Canal
preguntan, me ven desconcentrada. Lo último que yo necesito es un escándalo.
JOSÉ MARÍA: Pará, estás
paranoica.
JULI: ¿Paranoica?
¡¿José, vos en qué planeta vivís?! La gente es dañina, está esperando que te
equivoques.
JOSÉ MARÍA: Es un
asunto familiar.
JULI: Rayano en la
locura, injustificable. Una familia conocida conviviendo con su madre vuelta de
la muerte. ¿Te parece que alguien podría comprenderlo?
JOSÉ
MARÍA se incorpora, va hasta la cocina y se moja la cara. Tiempo.
JOSÉ MARÍA: Juli.
JULI: ¿Qué?
JOSÉ MARÍA: ¿Y si se
fue?
JULI: ¿Qué querés
decir.
JOSÉ MARÍA: Claro,
¿qué pasa si se fue? Si como apareció se fue, volvió al lugar de donde vino.
JULI (se estira en el sofá, cierra los ojos):
No sé, ya no puedo pensar.
Llega
ADRIÁN.
ADRIÁN: ¿Qué pasa?
JULI: Mami
desapareció.
ADRIÁN: ¿Se fue?
JOSÉ MARÍA: Ves, es
lo que yo digo, Juli, se fue.
ADRIÁN: Se fue. No se
rompan la cabeza. Si se fue, se fue. No encontró el filón y se mandó a mudar.
JULI: ¿Qué querés
decir?
ADRIÁN: Yo me
entiendo. Ahora, por favor, ¿podemos volver a la normalidad? Esto ya no parece
una casa: no se almuerza, no se cena, desapareció el personal doméstico. ¿Hasta
cuándo le diste franco a la chica?
JULI: Viene el
martes.
Entra
LUQUITAS llevando a MAMI, la conduce de una cadena atada al cuello, como usan
los góticos, MAMI también está maquillada y caracterizada de gótica. ADRIÁN se
le va encima a LUQUITAS, JULI se incorpora del sofá y se interpone.
ADRIÁN: ¡TE VOY A
ARRANCAR TODOS LOS PELOS!
JULI: ¡Por favor,
Adrián!
ADRIÁN: DECIME, ¿QUÉ
TENÉS EN LA CABEZA, ANIMAL? ¿DE DÓNDE LA TRAÉS?
LUQUITAS
se cubre detrás de su madre.
JULI: Es un chico.
ADRIÁN: ¿Un chico?
¡Dejate de joder! Yo a los quince años estudiaba y trabajaba. No hacía el
payaso disfrazado de “hombre manos de tijera”.
JULI: Luqui, no le
hagas caso, vos hablá conmigo, ¿adónde llevaste a Mami?
LUQUITAS: Con los
chicos.
JULI: ¿Y por qué la
llevaste con los chicos?
LUQUITAS: La querían
conocer.
JOSÉ MARÍA: ¡La
querían conocer! ¿Y qué le hiciste en la cara?
LUQUITAS: Nada.
JULI: ¿Cómo nada,
Luqui? ¡No somos ciegos!
LUQUITAS: La produje
un poco para que pasara desapercibida.
ADRIÁN: ¡ME IMAGINO,
EN LA CALLE NO LOS DEBE HABER MIRADO NADIE!
JULI: ¡Pará,
Adrián!... Luqui, concentrate en esta pregunta: ¿por dónde fueron? ¿Pasaste por
la galería?
LUQUITAS: Por enfrente.
JULI: ¿Maruca estaba
en el negocio?
LUQUITAS: No sé.
JULI (desesperándose): ¿Cómo que no sabés?
ADRIÁN: ¿Esa vieja
todavía no se murió?
JULI: No, no se
murió, Adri. Era su amiga, y vos sabés lo envidiosa, lo dañina que es.
JOSÉ MARÍA: Pero así
como está, seguro que no la reconoció.
JULI: ¡No lo sabés!
Te apuesto a que si la reconoció en un rato tenemos a la prensa en la puerta.
¡Dios santo, por qué me tienen que pasar estas cosas!
ADRIÁN (yendo otra vez contra LUQUITAS): ¡YO TE
REVIENTO!
JOSÉ MARÍA (interponiéndose): ¡Pará, Adrián! ¿Por
qué no nos serenamos un poco?
Tiempo.
LUQUITAS levanta una mano.
LUQUITAS: ¿Puedo
decir algo?
JULI: A ver.
LUQUITAS: Según Erni,
la abuela fue víctima de un hechizo vudú.
ADRIÁN: ¡Perfecto!
LUQUITAS: Dice que un
brujo la abordó con algún engaño y le absorbió el alma para luego traspasarla a una botella; después la abuela tuvo
el ataque, murió y fue enterrada. Entonces el brujo profanó la tumba para poner
debajo de la nariz de la abuela la botella con su alma, mientras le
administraba un preparado especial hecho de hierbas…
ADRIÁN: ¡Qué divino!
JULI (a Adrián): Dejalo expresarse.
ADRIÁN (irónico): ¡Expresate, hijo!
ADRIÁN (irónico): ¡Expresate, hijo!
LUQUITAS: Una vez resucitado, el cuerpo
de la abuela no descansa ni puede ingerir alimentos, lo mejor es que sólo coma
papel porque sino volvería a su condición mortal y al instante entraría en
descomposición.
ADRIÁN: Solo una pregunta: ¿Vos y tus amiguitos con qué se
drogan?
JULI: ¡PARÁ, ADRI!
LUQUITAS: Ya convertidos, a los zombis se los puede emplear
de autómatas en varias ocupaciones: para ayudar en las tareas de la casa, en la
limpieza…
ADRIÁN: Y si tenés problemas con las materias también te
puede ayudar en los exámenes. ¡DEJATE DE DECIR GANSADAS Y
ANDÁ YA MISMO A TU CUARTO!
JULI: ¡CORTALA, POR
FAVOR! Luqui, escuchame bien lo que te voy a decir: te prohíbo que vuelvas a sacar a Mami, ¿de acuerdo? (LUQUITAS no contesta) ¿DE ACUERDO?
LUQUITAS: Sí. De
acuerdo.
JULI: Ahora vení y
dame un abrazo.
LUQUITAS
abraza a JULI.
APAGÓN
ESCENA 6
Atardecer. JOSE MARÍA está sentado junto a MAMI, saca fotografías de una caja, las mira, se las pone delante de los ojos.
ESCENA 6
Atardecer. JOSE MARÍA está sentado junto a MAMI, saca fotografías de una caja, las mira, se las pone delante de los ojos.
JOSÉ MARÍA: Creo que
esa Navidad no hubo fotos. Estas las sacó el tío Tito, Papi le pidió copias.
Fijate que todavía está la abuela. Creo que murió ese año, ¿no? (pasa a otra foto) Acá tengo el yeso, es
en el ochenta y cuatro. Ochenta y cuatro u ochenta y cinco. Si están Lucía y
Pato son las vacaciones de invierno. Te acordás cómo protestaba Papi porque
dábamos vuelta la casa… Acá hay otra en el patio. Con el pelo así Juli parecía
un chico… A vos te gustaba eso, ¿no?
Digo, la gran familia reunida, la casa siempre llena de gente, todos en la
cocina tomando la leche, corriendo por el comedor, o pateando la pelota en el
garaje y rompiendo los vidrios…
JOSÉ
MARÍA le toma la mano a MAMI y la pone en su nuca. Entra JULI con un salto de
cama, pantuflas, unas anteojeras para dormir en la frente y el cabello
revuelto. JOSÉ MARÍA se sobresalta y se saca la mano de MAMI. JULI va hasta la
canilla, se sirve un vaso de agua y se traga un ibuprofeno.
JULI: ¿Qué hacés?
JOSÉ MARÍA: Nada,
encontré esta caja en el cuarto de arriba.
JULI
se sienta y le saca la foto que tiene JOSÉ MARÍA en la mano.
JULI: ¡Qué horror lo
que parezco con ese pelo! (agarra otra
foto de la caja) El tío Ernesto y la tía Delia. ¡Por Dios! (le da la foto a JOSÉ MARÍA) Se
instalaban en casa el verano entero como si estuvieran en un hotel.
JOSÉ MARÍA: No seas
mala.
JULI: ¡Sí es verdad!
Unos vivos. Se pasaban dos meses de arriba, Mami les hacía de sirvienta, los
atendía como a reyes. Mostrásela (JOSÉ
MARÍA pone la foto delante de los ojos de MAMI) ¿Te acordás, Mami, del
vividor de tu hermanito? ¿Te acordás cuando fuimos a San Luis a visitarlos, a
la tía Delia de golpe le dio una gripe repentina y ni siquiera nos sirvieron una
mísera taza de té?
Sacan
otras fotos de la caja.
JULI: Tu fiesta de
egresados.
JOSÉ MARÍA: Ajá.
JULI: ¡La cara que
tenés! Ahí tus amigos ya se habían tomado todo el clericó (alza otra foto) Acá hay otra. Está Andrea, Marina, ¿yo dónde
estoy?
JOSÉ MARÍA: Perdida
en algún rincón oscuro con Gustavo Prato.
JULI: ¿Sí?
JOSÉ MARÍA: ¿Perdiste
la memoria? Por esa época te ibas violando uno a uno a todos mis compañeritos.
JULI (ríe): ¡Qué malo! ¡Vos de envidioso!
Tiempo.
JULI: No tiene
sentido.
JOSÉ MARÍA: ¿Qué cosa?
JULI: Esto, José.
Hacer como que está.
JOSÉ MARÍA: Es que
está.
JULI: No está.
JOSÉ MARÍA: No lo
sabés. Por ahí está pero de una forma que vos y yo no podemos comprender.
JULI: Es estúpido, es
absurdo. Yo ayer le hablé.
JOSÉ MARÍA: Y está
muy bien, Juli, yo también le hablo, le hablo todo el tiempo. Escucha, estoy
seguro de que es como esos pacientes que están en coma, que aunque no logran
hacerse entender escuchan.
JULI: No. Es una
locura.
JOSÉ MARÍA: Te voy a
contar algo que no sabés: en la clínica donde estaba internada ella tenía a
alguien.
JULI: ¿Cómo a
alguien?
JOSÉ MARÍA: A
alguien. Un amigo.
JULI: ¿Un novio? (JOSÉ MARÍA asiente) ¡Me estás jodiendo!
(ríe) ¿Y vos lo conociste?
JOSÉ MARÍA: No.
JULI: ¿Y por qué no
me contaste?
JOSÉ MARÍA: No quiso.
Le daba pudor. Me hizo prometer...
JULI: Que no me
podías decir nada. Ustedes dos siempre se aliaron...
JOSÉ MARÍA: Estás
equivocada. Mami siempre te admiró.
JULI: Me tenía miedo.
Vuelven
a mirar fotos. Tiempo.
JOSÉ MARÍA: ¿Por qué
nunca fuiste?
JULI: No lo sé.
JOSÉ MARÍA: Cuando
falleció…
JULI: Yo me quedé en
Miami y no viajé...
JOSÉ MARÍA: No iba a
decir eso. Cuando falleció, en una caja llena de remedios encontré un
papel. Con el problema en las manos y
todo había escrito una carta, era para mí, casi no se podía entender la letra.
Ahí puso lo del reloj y la cadena de la abuela, y después decía algo así como
que estando vos conmigo ella se quedaba tranquila.
JULI: No entiendo.
JOSÉ MARÍA: Claro,
que estando vos yo iba a estar a salvo, que me ibas a proteger y que eso la
hacía irse tranquila.
Tiempo.
JOSÉ MARÍA: Mirá,
Juli, yo estuve pensando: mejor me la llevo.
JULI: ¿Qué decís?
JOSÉ MARÍA: Me la
llevo conmigo, ¿qué tiene?, para vos es un problema que esté acá.
JULI: Eso es una
locura.
JOSÉ MARÍA: Me puedo
arreglar, si ni siquiera necesito otra cama.
JULI: Hay que
soltarla, José, hay que dejarla ir.
JOSÉ MARÍA: ¿Adónde?
JULI: No lo sé, pero hay
que soltarla.
JOSÉ MARÍA: Si vino
es por algo, nos está queriendo decir algo. ¿Y si está extraviada? ¿Y si está perdida y muerta de miedo? ¿Adónde
va la gente perdida? Suponete que vos tenés un accidente, suponete que estás en
una ruta desconocida y es de noche. Estás sola, paralizada por el susto, no
sabés si estás herida. ¿Adónde te surgiría llamar? ¿Adónde querrías con más
fuerzas volver? A tu casa, con Adrián, con Luquitas, a tu familia. Es lo que a
uno le nace por instinto. Sobre todo siendo como era ella, Juli. Somos su
sangre. ¿A quién más puede recurrir en este mundo?
JULI: Es que ya no
está en este mundo. No se puede retener a los que se van, hay que aprender a
despedir, es la única forma de seguir adelante. Yo ya la despedí (a MAMI)
No es que no te quiera y no te extrañe, pero yo te despedí. No podemos
forzar al tiempo, no podemos volver a estar como antes…
MAMI
de golpe se incorpora y se pone a caminar en círculos.
JULI: Mirala, ¿A vos
te parece que está con nosotros?
JOSÉ
MARÍA se incorpora, la toma del brazo y camina con ella.
JOSE MARÍA: No lo sé,
lo que sí sé es que yo no puedo dejarla así. Vení, caminemos un rato los tres,
como cuando íbamos a Traslasierra.
JULI: Eso fue hace
treinta años, José.
JOSÉ MARÍA: ¿Y qué
hay? ¿Te acordás cuando salíamos de noche por la montaña? Vos protestabas todo
el tiempo.
JULI: Porque nunca me
gustó caminar, prefería quedarme con Papi.
JOSÉ MARÍA: ¡Dale,
vení!
JULI: ¡Por Dios!
Agarrados así parecen dos locos de neuropsiquiátrico.
JOSÉ MARÍA: ¡Dale!
Resignada,
JULI se incorpora, toma del otro brazo a MAMI. Los tres caminan en círculo.
JOSÉ MARÍA: Tres.
JULI: ¿Qué decís?
JOSÉ MÁRÍA: Que
parecemos tres locos de
neuropsiquiátrico.
APAGÓN
ESCENA 7
Se escucha ladrar al perro. JOSÉ MARÍA está sentado en la barra de la cocina tomando un vaso de jugo. El perro ladra insistentemente, escuchamos un grito de JULI desde el patio, entra LUQUITAS proveniente de la planta superior, JOSÉ MARÍA se incorpora de un salto.
Se escucha ladrar al perro. JOSÉ MARÍA está sentado en la barra de la cocina tomando un vaso de jugo. El perro ladra insistentemente, escuchamos un grito de JULI desde el patio, entra LUQUITAS proveniente de la planta superior, JOSÉ MARÍA se incorpora de un salto.
LUQUITAS: ¿Qué pasa?
JOSÉ MARÍA: No sé. Es
tu mamá (levantando la voz) ¿Qué
pasó, Juli?
LUQUITAS: Está en el
patio.
Ambos
salen por derecha corriendo. Ladra el perro, los gritos de Juli, se repiten.
OFF JULI: ¡Por Dios!
¡Sacásela!
OFF JOSÉ MARÍA:
¡Fuera, chicho! ¡Fuera!
OFF JULI: ¡Luqui,
llamalo, que la suelte!
OFF LUQUITAS: ¡BLACK, SIT, BLACK! ¡BLACK,
SIT!
OFF JULI: ¡Hay por
Dios! ¡Atá a ese perro!
OFF JOSÉ MARÍA:
¡Sostenela! ¡Ayudame a llevarla!...
Ingresan
los tres trayendo a MAMI. A la altura del hombro izquierdo tiene la manga del
saco hecha girones y le falta el brazo. En ese momento se escucha la llave y entra
proveniente de la calle ADRIÁN.
ADRIÁN: ¿Qué pasó?
JOSÉ MARÍA: Una
desgracia.
JULI (lloriqueando):
Black, se desató y cuando yo salí ya le había comido el brazo.
ADRÍAN: ¿Quién sacó a
tu madre al patio?
JOSÉ MARÍA: Yo.
JULI: ¡José, te dije
que estando el perro Mami no podía salir!
JOSÉ MARÍA: ¡Perdón,
no me di cuenta!
ADRIÁN: ¡Qué pedazo
de idiota! (acercándose a MAMI, le
estudia la herida). Increíble. Se lo arrancó limpito.
JOSÉ
MARÍA, corre detrás de la barra y vomita en la bacha de la cocina.
JULI: ¿Y ahora qué
hacemos?
ADRIÁN: Nada
JULI (desesperándose): ¿Cómo nada?
ADRIÁN: ¿Qué querés,
llamar a un médico?
LUQUITAS: Tiene
razón, mamá. No te preocupes porque los zombis no sangran, tampoco sienten
dolor.
JULI: ¡Esto ya no da
para más! ¡Adrián, cubrile esa herida, por el amor de Diós! ¡Habíamos dicho que
no había que sacarla al patio!
JOSÉ MARÍA (recuperado): Ya pedí perdón. ¡No me di
cuenta, PERDÓN! ¿OK?
JULI,
LUQUITAS Y JOSÉ MARÍA y ADRIÁN se miran, miran a MAMI, vuelven a mirarse.
APAGÓN
ESCENA 8
Medianoche, MAMI, sin el brazo izquierdo, la misma actitud ausente, ocupa el centro de la escena sentada en una silla. Entra ADRIÁN en pijama proveniente de la planta alta, va al mueble en busca de un vaso y la botella de whisky, se sirve. Se escucha del piso superior la voz de JULI.
OFF JULI: Adri, ¿qué
hacés?
ADRIÁN: Ya voy.
Al
pasar, ADRIÁN observa a MAMI, está por irse pero se vuelve. Está algo bebido.
ADRIÁN: ¿Y? ¿Cómo la
estamos pasando, suegrita? Disculpe lo del brazo, les tengo dicho que ese perro
de mierda es un peligro (pasea una mirada
por el ambiente) ¿Y, le gusta cómo quedó la casa? Parece otra, ¿no? Entre
nosotros, estaba muy descuidada, poco mantenimiento. ¡Su marido, la verdad que
un vago importante, eh!…
Vigilando
que no haya terceros, ADRIÁN va en busca de una silla, la arrastra junto a la
de MAMI, la pone al revés y se sienta a caballo. Cambiando.
ADRIÁN: Dígame, doña, ¿vale la pena todo esto?
Sentada en una silla toda la noche, tomando frío, acalambrada. El dolor que le
debe estar causando esa herida. Usted debe ser una mujer bastante grande (se tienta, lanza una carcajada, casi no
puede hablar por la risa) ¡Comer papel! ¡Eso es genial! ¡Es extraordinario!
Déjeme adivinar: a que es actriz. Ahí
está: es actriz, quiero decir era actriz.
Una actriz retirada, hace años que dejaron de llamarla, sin trabajo, resentida
con el mundo. ¿Estoy muy lejos? Entonces la ve a Juli en el noticiero de Canal
12 y se dice: puedo despuntar el vicio de la actuación y hacerme unos pesos.
¿Se le ocurrió a usted sola? ¿Con quién lo planeó? Lo que no me termina de
cerrar es lo del parecido. ¡Es notable! Es muy parecida a la finada. Yo casi
entro, ¿sabe?, casi me convence (pega su
cara a la de MAMI, la agarra del mentón) ¿Hasta cuándo todo este puto
circo, doña? Yo a las de su calaña las tengo bien fichadas, ¿sabe las tipas
como usted que pasan por el estudio? (cambiando)
Bueno, pero no hay que alterarse.
En
el siguiente parlamento, ADRIÁN se incorpora, vuelve lentamente la silla que
había acercado a su lugar, agarra el bolso con los palos de golf y lo acerca.
Busca un palo, lo saca, lo sopesa, se decide por otro. Se para apuntando a la
cabeza de MAMI, haciendo los movimientos y tomando distancia.
ADRIÁN: Repasemos su
plan maestro. Qué le diría -usted, yo, el vecino de la vuelta- a alguno de sus
mayores ya desaparecidos. Algo que en vida del difunto no consiguió comunicar,
o porque no se atrevió o porque lo fue postergando hasta que se hizo demasiado
tarde. Pero entonces, de golpe, ¡aleluya!: milagrosa aparición, regreso
inesperado, y la posibilidad de saldar esa vieja deuda, de expresar aquello que
le quedó AHI…
De
pronto ejecuta el golpe, pero lo detiene a centímetros de la sien izquierda de
MAMI. La mujer ni pestañea, ADRIÁN la contempla con asombro, pero enseguida se
rehace.
ADRIÁN: … que le
quedó ahí, decía, atravesado. ¡Una buena idea, una idea excelente! Lástima que
uno sea tan poco romántico, que sea tan desconfiado (volviendo a violentarse) Ahora, doña, si no se desangró por lo de
ese brazo, si todavía no se mando a mudar y le queda algo de inteligencia,
sabrá que en este momento usted es una puta intrusa, a la una de la madrugada,
metida en el puto living de mi domicilio. Y si se me antoja, si junto el coraje, yo puedo golpearla ASÍ, ASÍ, ASÍ (con el palo de golf simula golpearla una y
otra vez) hasta hacerle puré la cabeza. Después llamo al 911 y elaboro una
pequeña historia…
Vuelve
a escucharse a JULI desde el piso superior.
OFF JULI: Adri, dale,
¿qué hacés?
ADRIÁN: Ya voy, ya
estoy subiendo, amor.
ADRIÁN
deja el palo de golf, va hasta el mueble de dónde sacó el whisky y vuelve
trayendo un fajo de dinero.
ADRIÁN: Le pido que
preste atención porque es única oferta: yo me voy a olvidar esto acá (suelta el fajo sobre la falda de MAMI) Son
diez mil pesos en billetes de cien. Usted los guarda, antes de que amanezca
sale por esa puerta y no le vemos más el pelo ¿Es un trato? (le agarra la mano y se la sacude) Lo
tomo por un sí. Fue un gusto. Ahora si me disculpa tengo que subir.
ADRIÁN alza el vaso de whisky, apaga la luz y sale.
MAMI queda iluminada por una luz cenital. Entonces, tras unos segundos la
expresión de MAMI comenzará a cambiar, será una transformación paulatina, sus
ojos irán cobrando vida, su expresión inteligencia. Ya consciente, observará el
entorno, reconocerá la casa, la manga hecha girones y su brazo faltante, el
fajo de billetes en su falda. Se descubrirá sola, mirará al público a los ojos,
transmitiendo con intensidad el dolor y el desencanto que le provoca esa
realidad, moverá los labios una y otra vez intentando decir algo. Y así, tan
fugazmente como sobrevinieron, culminarán esos segundos de contacto. Su mirada
volverá a perderse, retornará la expresión ausente, los movimientos de
autómata. Entonces, con la mano sana romperá el fajo y comenzará a comerse los billetes.
APAGÓN
ESCENA 9
JOSÉ MARÍA está tirado en el sofá, pesadamente dormido, entran JULI y ADRIÁN provenientes de la calle. ADRIÁN se sienta en un sillón y abre el diario que acaba de traer, JULI mira la hora, mira a su hermano y vuelve a mirar la hora.
ESCENA 9
JOSÉ MARÍA está tirado en el sofá, pesadamente dormido, entran JULI y ADRIÁN provenientes de la calle. ADRIÁN se sienta en un sillón y abre el diario que acaba de traer, JULI mira la hora, mira a su hermano y vuelve a mirar la hora.
JULI: ¿Cuánto hace
que duerme?
ADRIÁN: Salimos a las
cuatro, hará unas dos horas y media.
JULI: ¿Qué le diste?
ADRIÁN: Tranquila.
JULI: Adrián, por lo
menos, ¿sabés qué le diste?
ADRIÁN: Es un
anestésico de cuando operaron al perro, creo.
JULI: ¿Cómo qué
creés? ¡Vos sos un inconsciente! Y lo mezclaste con alcohol, sabiendo que él no
puede tomar alcohol.
ADRIÁN: (señala el par de porrones vacíos que hay en
la mesita): ¡Se lo di con cerveza, Juli, no rompas!
Tiempo.
JULI: Lo que hicimos
es espantoso.
ADRIÁN: No lo es.
JULI: ¡No era tu
madre!
ADRIÁN: Precisamente,
porque no era mi madre.
JULI: ¿Qué querés
decir?
ADRIÁN: Que necesitabas de alguien que pudiese poner la
cabeza en frío, que supiese qué hacer. Además te recuerdo que tu madre me morfó un fajo con 10 mil pesos
(Tiempo. Cambiando) Estaba pensando,
Juli, el próximo fin de semana largo podríamos irnos a Uruguay y si querés lo
llevamos a José (JULI no responde)
Por ahí conoce un amiguito, se pone de novio y nos lo sacamos de encima por un
tiempo (JULI ídem) ¡Dale, Juli,
cambiá la cara!
JULI: ¿Y si está
intoxicado? ¿Y si no despierta? Además si Luqui lo ve así se va a asustar.
ADRIÁN: ¡Qué
obsesiva, por favor! (se incorpora a
desgano, sacude a JOSÉ MARÍA) ¡José, José, despertá!
JOSÉ
MARÍA se despierta sobresaltado, da un salto del sofá.
JOSÉ MARÍA: Eh,
¿Cuántos hay? ¿Dónde están? ¿Qué pasó? (trastabilla)
ADRIÁN: ¿Estabas
soñando?
JOSÉ MARÍA: Uf, me
siento terrible, me da vueltas la cabeza. ¿Qué hora es? (mira los porrones, gradualmente
comprende y va sobre ADRIAN) ¡VOS SOS UN HIJO DE PUTA! ¿QUÉ ME DISTE?
¿DÓNDE ESTÁ MAMI?
JULI (se interpone): ¡Pará, José!
JOSÉ MARÍA: Por eso
insistía con las cervezas. ¡Tu marido no tiene escrúpulos! ¡Tu marido es una
mierda de persona!
ADRIÁN: No es para
tanto.
JOSÉ MARÍA: Juli, ¿y
vos?... ¡No lo puedo creer!
JULI (sosteniéndolo): ¿Te sentís bien?
JOSÉ MARÍA: ¡No me
toques! ¿Adónde la llevaron?
Tiempo.
JOSÉ MARÍA: Te hice
una pregunta.
JULI: No daba para
más, José, vos lo sabés bien.
JOSÉ MARÍA: ¿Adónde
la llevaron?
JULI (con dificultad): Adrián pensó… Mejor
dicho, se nos ocurrió que sacándola de la ciudad… a algún lugar… de Provincia…
JOSÉ MARÍA: No iba a
poder volver, no la ibas a tener de nuevo acá en la puerta, ¿no es cierto?
¿Adónde la llevaron?
JULI: Por autopista
para el oeste. Después tomamos la ruta cinco…
ADRIÁN: La siete
JULI: ¿Cómo?
ADRIÁN: Que tomamos
la siete, no la cinco, Juli. Si tomábamos la cinco hubiéramos ido para el lado
de Chivilcoy. Pero a tu hermana le agarró una crisis y discutimos.
JULI: Pegamos la
vuelta, y mientras volvíamos empezamos a barajar posibilidades más cercanas.
JOSÉ MARÍA (sacado, vuelve a ir sobre ADRIÁN):
¡¿DECIME ADÓNDE?!
ADRIÁN: Al
cementerio.
JOSÉ MARÍA (acusa el golpe, lloriquea): ¿Al
cementerio?
JULI: La llevamos
hasta la entrada. La bajamos y nos
quedamos en el auto para ver qué hacía. Yo dije “si vemos que no sabe para
donde ir, si vemos que duda, o que no quiere…”
(JULI se quiebra) Pensé en lo que habías dicho vos, que a su
manera pero que ella igual comprendía. Entonces se quedó parada. Yo sentí que
iba a reaccionar, que iba a levantar la vista y que me iba a mirar. Estábamos
ahí, apenas a cinco metros de distancia... Pero se dio vuelta y entró.
ADRIÁN: ¡Te juro por
la vida de tu hermana y de Luquitas que entró, José!
JULI: Empezó a
caminar lento, primero apenas movía los pies y después fue acelerando, cada vez
más rápido. Entonces ya no pude mirar.
ADRIÁN: Le dije que
nos fuéramos, arranqué el auto y acá estamos.
Juli
va en busca de un vaso de agua, saca de un blíster un ibuprofeno y se lo traga.
JULI: Por favor,
¿ahora necesito que volvamos a la normalidad?
JOSÉ MARÍA (con intención): ¡Sí, sí, volvamos a la
normalidad, vos lo necesitás!
ADRIÁN ¡Uy, cortala,
José!
Tiempo.
Entra Luquitas, va hasta la mesada de la cocina, saca de un paquete una pila de
galletitas, se pone una en la boca, se detiene a observarlos.
LUQUITAS: ¿Pasa algo?
JULI: Nada, mi amor.
LUQUITAS: ¿Seguro?
JULI: Seguro.
LUQUITAS: ¿Y la
abuela?
ADRIÁN: Tu abuela se
fue.
LUQUITAS: ¿Cómo se
fue? ¿Adónde?
JULI: Después te
explico.
LUQUITAS: Pero si
sola no puede ir a ningún lado. Tío, vos dijiste…
JULI: ¡LUQUI,
DESPUÉS!
LUQUITAS
acepta a disgusto, va a mirar por la ventana, sigue tragando las galletitas.
ADRIÁN vuelve con el diario. Tiempo.
ADRIÁN: Escuchá,
José, estábamos hablando con Juli, vamos a alquilar algo el próximo fin de
semana largo en Uruguay, ¿no querés venir?
JOSÉ MARÍA: No,
gracias.
ADRIÁN: Hacé un
esfuerzo, nos va a servir a todos. La podemos pasar bien, en serio.
JOSÉ MARÍA: No me
gusta la playa.
Tiempo.
Se escucha ladrar al perro.
LUQUITAS: Má.
JULI: ¿Qué pasa,
Luqui?
LUQUITAS: ¿Vos te
acordás del abuelo Mario?
JULI: Sí, por
supuesto.
LUQUITAS: ¿Cómo era?
JULI: ¿Cómo, cómo
era?
Luquitas
mira por la ventana en dirección a la puerta de calle. El perro ladra.
LUQUITAS: El aspecto
físico, digo, era alto, tenía el pelo canoso, ¿no?
JULI: Sí, ¿por?
El
perro ladra más fuerte, JOSÉ MARÍA, ADRIÁN y JULI parecen comprender al
unísono, giran la vista hacia LUQUITAS al tiempo que se escucha el timbre.
APAGÓN
FINAL