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Cronista: Hola, como están ustedes, nosotros aquí en esta mañana húmeda en el bajo porteño, Leandro N. Alem al 700, en la sede de AEVRA, la Asociación de Estatuas Vivientes de la República Argentina.
Cronista: Hola, como están ustedes, nosotros aquí en esta mañana húmeda en el bajo porteño, Leandro N. Alem al 700, en la sede de AEVRA, la Asociación de Estatuas Vivientes de la República Argentina.
Acaba de finalizar la reunión convocada por el gremio
para analizar la crisis que están viviendo los trabajadores y trabajadoras del
sector, tras declararse en marzo último la cuarentena sanitaria para hacer
frente al coronavirus.
Hay que recordar que junto al rubro hotelero, la
confección de ropa, juegos de azar, actividades deportivas, las peluquerías y
las agencias de viaje, las estatuas vivientes son uno de los sectores laborales
más castigados desde el 20 de marzo último.
El encuentro, que comenzó a las 11 horas, se desarrollo
en el salón Augusto Rodin del primer piso y estuvo convocado por Juan Antonio
Pesatti, el Secretario General de AEVRA. Y para quien les habla -tengo que
confesar- aunque estoy habituado a conferencias de prensa y protestas gremiales
de la más diversa índole, fue una experiencia por demás curiosa.
En principio, los asistentes, unos cuatrocientos
trabajadores provenientes de todo el país, que ocupaban el auditorio, con su
ropa, su maquillaje blanco y sus pedestales, se mantuvieron en todo momento
inmóviles, prolijamente alineados y en absoluto silencio. Y por otro la conducción,
que junto al secretario general, habló por turnos analizando la crisis del
sector, también se mostró fría, cauta en sus arengas, y cada dos minutos
interrumpía el discurso y había que ponerle una moneda para que continuase.
Entre las medidas votadas, la AEVRA decidió presentar un
petitorio en el Ministerio de Trabajo, e iniciar un plan de lucha por el
regreso a las plazas y una ayuda estatal de veinte mil pesos pagaderos en
monedas de un peso y depositadas de a una en las alcancías metálicas utilizadas
en las performances por estos trabajadores del arte.
En la reunión, los representantes de la Sección Capital,
presentaron además una denuncia contra el Museo Nacional de Bellas Artes, que
puso como condición para contratar a algunos asociados, serrucharles los brazos
y las piernas para que pudiesen ser exhibidos junto con las obras del Salón de
Escultura Griega y Romana.
Tras el encuentro, una nutrida columna encabezada por el
Secretario General de AEVRA partió por Avenida Alem hacia el Ministerio de
Trabajo, que está apenas a unas cuadras, pero calculan que estarían llegando a
primeras horas de la tarde, ya que como se sabe, las estatuas vivientes no son
precisamente rápidas.
Por el momento eso es todo desde acá, un saludo y
cualquier novedad volvemos, adelante ustedes.
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Cronista: Hola, gracias amigos de Cracovia, cómo andan. En esta mañana invernal estamos en la calle Falucho al 200 de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, en el frente de un domicilio donde hace unas horas ingresó un grupo de malvivientes y amordazando a toda una familia, se alzo con lo que pudo transportar en un vehículo estacionado previamente en la puerta y que, como no hay cámaras en el barrio, todavía no se ha podido identificar.
En el momento del ilícito, los cacos por suerte no
ejercieron violencia contra sus víctimas y antes de retirarse sucedió algo
asombroso: ocurre que por estos días, los Martinotti, ese es el apellido de los
damnificados, estaba haciendo arreglos por filtraciones y pintando la vivienda; al parecer antes de emprender la huida los
malvivientes les dieron una mano completa de pintura a un cuarto y al living
comedor de la casa, cielorraso y aberturas incluidas.
Los investigadores tejen varias hipótesis, la más firme
indica que la banda es nueva en el delito y posiblemente antes de optar por la
mala senda, poseía una empresa de pintura e impermeabilización. La Doctora
María Elena Smith, Fiscal interviniente, sostiene que hacia allí se orientan las
investigaciones.
Como dato extra, Jorge Martinotti, el vocero de la
familia, se mostró agradecido por el gesto y sostuvo que los atacantes hicieron
un trabajo tan profesional que los ambientes intervenidos no necesitarían una
segunda mano.
Por el momento eso es todo desde acá, cualquier novedad
nos comunicamos, un saludo y adelante ustedes.
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Cronista: Buenas tardes, cómo andan ustedes. Hoy estamos en la localidad de San Andrés de Giles, urbe de unos 13.000
habitantes distante a unos 90 kilómetros de la Capital Federal. Nos ha traído
hasta aquí un hecho por demás curioso. Parece que tras una denuncia del
personal de limpieza de la conocida discoteca local “Aeropuerto”, finalmente se
localizó en sus instalaciones, más precisamente en su pista de baile, a Oscar
“El Oso” Sosa, un conocido ex futbolista, trabajador municipal y relacionista
público local, quien tras una misteriosa desaparición venía siendo intensamente
buscado desde el sábado 21 de marzo próximo pasado. Oscar El Oso Sosa fue
encontrado a oscuras, semi congelado y meciéndose en la amplia pista vacía del
local bailable, cerrado desde que se dispuso la cuarentena por la pandemia que
afecta nuestro país y al mundo desde hace seis meses.
Al parecer, cuando tras la denuncia ingresaron las
autoridades locales acompañadas por médicos del SAME y descubrieron a El Oso
Sosa, este, al verlos primero saludó, luego dejó de bailar y finalmente perdió
el conocimiento cayendo al piso.
Según se pudo reconstruir, la noche del sábado 21 de
marzo el infortunado había asistido a “Aeropuerto” que se hallaba al tope y con
la música a todo volúmen. Sosa estaba bailando con la señorita Gladys Nidia
Barbieri, peluquera y cosmetóloga local, cuando en mitad del tema “Movidito,
movidito”, del cantautor Sebastián, la dama le pidió que lo esperara porque
debía trasladarse hasta el toilette.
Según fuentes acreditadas, el Oso Sosa se mantuvo en la
pista a la espera. En ese preciso momento se hicieron presentes autoridades
municipales para declarar el inicio de la cuarentena y el desalojo de la boite.
Sosa, tal vez presa de un ataque de pánico, o por orgullo, o quizás para no
desairar a la dama que estaba conquistando, se mantuvo bailando en la pista
primero toda esa noche, luego el día siguiente, y luego el siguiente, hasta
llegar a los ciento nueve que viene durando el aislamiento desde que se desató
el virus.
Mientras tanto era intensamente buscado por familiares y
autoridades locales por la ciudad y parajes vecinos. Los empleados de limpieza,
incluso, aseguraron que seguía bailando “Movidito, movidito” y repetía su
letra.
Hace instantes, El Oso Sosa fue trasladado al hospital
municipal y nos informan que está sedado, con respiración asistida y que sufre
un severo cuadro de deshidratación.
Nosotros intentaremos ubicar Gladys Nidia Barbieri, su
pareja de esa noche, para ver si nos puede agregar algún detalle más a la historia.
Cualquier novedad nos comunicamos y volvemos, un saludo cordial y adelante
ustedes.