JUAN (40) e INÉS (45), sentados en una mesa del bar
interno de una clínica, esperan. Toman café, hay un plato con dos medialunas.
JUAN se come su medialuna de un bocado, habla con la boca llena.
JUAN: Es un trabajo delicado.
INÉS (irritada): ¿Y por qué es delicado?
JUAN: Mucho riesgo, adrenalina a full. ¿Vos tenés idea de
las operaciones que hay para desestabilizar a este Gobierno?
INÉS: ¡Yo no tengo idea, pero de algo estoy segura: vos
tampoco!
JUAN (a la defensiva): Está bien, okey (traga) Hablemos
de otra cosa.
INÉS: ¡No, no hablemos de otra cosa, Juan, dejate de
joder! Tu mujer ya no quiere
alimentarse, tiene una depresión severa, acabamos de internarla acá arriba, ¿te
enterás?, y se quiere morir.
JUAN: No nos vamos a entender.
INÉS: ¡No, claro que no nos vamos a entender!
Pausa, toman café. JUAN agarra la otra medialuna.
JUAN: ¿Puedo?
INÉS: Si.
JUAN (de dos bocados se come la medialuna restante, habla
con la boca llena): Hace dos días que no como, estoy a mil.
INÉS: Fui a tu trabajo.
JUAN: ¿Qué?
INÉS: Que fui a tu trabajo…
JUAN: No entiendo.
INÉS: Al Ministerio del Interior, donde según vos sos esa
especie de James Bond. Me mandaron a la oficina de automotores: ¡sos chofer,
Juan!
JUAN: ¿Y por qué te metés? ¿Quién te mandó a ir a mi
trabajo?
INÉS: Nadie. Martina es mi hermana y voy a protegerla.
Pausita.
JUAN: ¡Qué increíble!
INÉS: ¿Qué es increíble?
JUAN: ¿Vos sinceramente creés que va a haber una oficina
con un cartel en la puerta que diga
“Fuerza Especial Cormorán”? ¡Si querés también ponemos un aviso en el
diario!
INÉS: ¿Fuerza Especial Cormorán? (tentada) ¡Dejate de
joder!
Pausita.
INÉS: Okey, supongamos que es verdad, supongamos que
trabajás en esa Fuerza Especial Como se Llame, te pagan, cobran algún sueldo,
¿no?
JUAN: A vos que te importa.
INÉS: ¡Sí que me importa, sí que me importa! Antes de
encerrarse en el baño y bajarse el frasco completo de Diazepam, Martina me
llamo para pedirme si le prestaba para el alquiler. ¿Qué hacés con la plata?
JUAN: Cortala.
INÉS: Juan, decime una cosa: ¿vos tenés una mina?
JUAN: ¡No digas pavadas!
INÉS: ¿Y entonces?
JUAN: ¡Yo estoy enamorado de tu hermana! ¡Grabátelo! ¡No
le sería infiel jamás!
INÉS: ¿Y entonces por qué desaparecés, no contestás los
llamados, no se sabe dónde estás, no le llevás plata?
JUAN: ¡Inés, te repito: no puedo hablar! No es mala
voluntad, pero si yo te contara vos por ahí sin darte cuenta vas a tu trabajo y
comentás. Hay infiltrados en los lugares menos pensados. Yo no puedo exponer a
mis seres queridos a semejantes peligros.
Pausa, toman café. JUAN recibe un mensajito en su
celular, consulta el display.
JUAN: Perdoname, estoy esperando un llamado.
INÉS (irritada): ¿De “Austin Powers”? (JUAN acusa recibo
pero no responde. Cambiando) ¿Juan, cuánto hace que nos conocemos?
JUAN: Bastante.
INÉS: Aunque no te importe lo que pienso, para mí no sos
un mal tipo. ¿Por qué armás estas cosas? Nunca pude entender: es raro, no tiene
sentido. Como cuando te fuiste ese fin de semana a Mendoza y te apareciste
diciendo que habías hecho cima en el Aconcagua.
JUAN: Y la hice.
INÉS: ¡En tu imaginación, Juan! ¿Cuándo te dedicaste a
escalar, vos?
JUAN: No me dedico a
escalar.
INÉS: ¿Y entonces?
JUAN: Es parte del entrenamiento.
INÉS: Sí, claro, fuiste a Mendoza, solo, en dos días que
estuviste subiste a la cima del Aconcagua, y ni siquiera trajiste una foto.
JUAN: A esa altura los obturadores de las cámaras
fotográficas se congelan.
INÉS (estallando): ¡Escuchate hablar! ¿Vos pensás que
Martina se cree esas cosas? Sabés, me
exprimo la cabeza y no entiendo, no veo la finalidad.
Pausita. JUAN vuelve a consultar los mensajes de su
celular.
INÉS: Estás arruinando tu vida y la de tu familia.
Martina me dijo que el nene está con una psicopedagoga. ¿Qué le dijiste?
JUAN: Yo con Matías me entiendo…
INÉS: ¡Le hacés decir que faltás a las reuniones de la
escuela porque estás en una misión secreta en Birmania! Para un chico puede ser divertido, no lo
discuto, pero vos sos el padre, le tenés que enseñar que existe algo que se llama
realidad y otra cosa muy distinta llamada fantasía.
JUAN: Te repito, yo con él me entiendo.
INÉS: ¿Y cuando desaparecés una semana entera qué le
decís?
JUAN: La verdad.
INÉS: ¿Y cuál es la verdad?
JUAN: Que viajo.
INÉS: ¿Viajás? ¿Adónde, Juan? Al casino de Tigre, al de
Mar del Plata, viajás. Decime, ¿vos sos jugador?
JUAN: Vuelo a Marruecos, al noroeste de Pakistán. Hacemos
trabajos de contra-inteligencia con los grupos opositores que operan desde
allá.
INÉS: ¡Mirá vos! ¿Hablás alemán, también?
JUAN: Leider keine ergebnisse refunden…
INÉS: ¡Ay, cortala!
JUAN: Meintest du einen der folgenden…
INÉS: ¡Mirá, de mí burlate todo lo que quieras, pero de
Martina no! Decime la verdad, quiero entender, ¿qué estás buscando?
JUAN (reaccionando): ¿Y vos?
INÉS: ¿Yo qué?
JUAN: ¿Qué estás buscando?
INÉS: ¿Cómo qué estoy buscando?
JUAN: ¿Por qué te metés en mi vida? ¿Por qué vas a mi
trabajo?
INÉS: Ya te dije, por Martina y por mi sobrino.
JUAN: Te voy a decir lo que a mí me parece: vos buscaste,
buscaste hasta encontrar la fisura para meterte en nuestra pareja, siempre
envidiaste a Martina, no soportaste que yo la eligiera.
INÉS (incrédula): ¿Qué?
JUAN: ¡Qué siempre estuviste muerta conmigo, Inés, desde
la época del colegio, confesalo!
INÉS larga una carcajada.
JUAN: ¿Por qué sino desde que ella y yo estamos juntos
vos nunca tuviste una pareja estable, a ver?
INÉS (asombrada): Yo… muerta con vos.
JUAN: Tal cual, soy un tipo apasionado, enigmático, estoy
bastante fuerte, trabajo por la
seguridad de mi país…
INÉS: Tengo que reconocer que superás mi capacidad de
asombro.
JUAN vuelve a consultar los mensajes de su celular.
INÉS: ¡La podés cortar con ese teléfono! (pausita) ¡Sos
de lo que no hay! Ni siquiera fuiste capaz de donar sangre para tu propia
esposa.
JUAN: No puedo
INÉS: ¿Y por qué?
JUAN: Dejala ahí.
INÉS: ¡No, dale, a ver: por qué no diste sangre!
JUAN: Qué sentido tiene si igual te vas a burlar.
INÉS: Quiero saber.
JUAN: Nos transfundieron la sangre, a todos los del a
Fuerza, tenemos una sangre especial inmune en casos de que intenten inocularnos
agentes químicos.
INÉS: ¡Ay, basta, por favor! ¡Vos crees que la gente es
estúpida, Juan!
JUAN: Lo que te decía: hablamos idiomas diferentes, no
nos vamos a entender.
Pausita, toman café.
INÉS: La vida es mucho más simple. El trabajo, la
familia, los amigos y pará de contar. ¿Qué tiene de malo que seas chofer en ese
Ministerio? Yo trabajo en una inmobiliaria, no necesito ser Batichica para
sentirme realizada. Bajá un cambio. Empezá a vivir la realidad. Martina no está
acá porque se enfermó, se quiso suicidar, no quiere seguir viviendo y es por
culpa tuya, por tus mentiras.
JUAN: Estás equivocada, no es así.
INÉS: ¡Es así, Juan, es así! Ahora quedate con ella,
apoyala hasta que se recupere, prometele que vas a cambiar y después andá a
buscar ayuda, hacete tratar por un psicólogo.
Suena el celular de JUAN, atiende.
JUAN: Hola… (a INÉS) ¿Me disculpás? (misterioso, gira, le
da la espalda para hablar) Здравствуйте есть проблемы? Соглашения... (mira de
reojo a INÉS que mueve la cabeza como no pudiendo creerlo) Oперация может
подать около восьми часов ...Я оборудование готово, мы повалили его и суку.(corta,
a INÉS) Acaban de lanzar un alerta en el Cáucaso Norte.
INÉS: ¡Juan, por favor, aflojá un poquito!
JUAN se incorpora, saca un pasamontañas de un bolsillo y
comienza a ponérselo en la cabeza.
JUAN: Me tengo que ir. Quedate un rato vos, haceme esa
gauchada.
INÉS: ¡Juan, pará!
JUAN: Discúlpame, en serio.
INÉS: Estás haciendo un papelón. Sacate eso de la cabeza,
vení y sentate acá.
De golpe se escucha el motor de un helicóptero, se corta
la luz del bar y un reflector poderoso ilumina por la ventana, irrumpe un
soldado de unidad especial con casco, pasamontañas y arma larga rompiendo la
vidriera, otro se descuelga con una cuerda del techo. Vuelve la luz del bar,
JUAN comienza a salir escoltado por los dos soldados.
JUAN: Andá a buscar a Matías al jardín, ¿dale?, sale a
las cuatro y media. Y decile a Martina que trato de estar para la noche (sale y
regresa sobre sus pasos) Traigo helado para el postre.
JUAN se retira, los reflectores se apagan y se escucha
que el helicóptero se eleva. INÉS queda boquiabierta observando la partida.
APAGON
Jajjajaja exelente!!!!!!! se tuvo que comer las palabras y sin mayonesa.... caras vemos, corazones no sabemos...
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