jueves, 19 de septiembre de 2013

Una de espías


JUAN (40) e INÉS (45), sentados en una mesa del bar interno de una clínica, esperan. Toman café, hay un plato con dos medialunas. JUAN se come su medialuna de un bocado, habla con la boca llena.

JUAN: Es un trabajo delicado.

INÉS (irritada): ¿Y por qué es delicado?

JUAN: Mucho riesgo, adrenalina a full. ¿Vos tenés idea de las operaciones que hay para desestabilizar a este Gobierno?

INÉS: ¡Yo no tengo idea, pero de algo estoy segura: vos tampoco!

JUAN (a la defensiva): Está bien, okey (traga) Hablemos de otra cosa.

INÉS: ¡No, no hablemos de otra cosa, Juan, dejate de joder!  Tu mujer ya no quiere alimentarse, tiene una depresión severa, acabamos de internarla acá arriba, ¿te enterás?, y se quiere morir.

JUAN: No nos vamos a entender.

INÉS: ¡No, claro que no nos vamos a entender!

Pausa, toman café. JUAN agarra la otra medialuna.

JUAN: ¿Puedo?

INÉS: Si.

JUAN (de dos bocados se come la medialuna restante, habla con la boca llena): Hace dos días que no como, estoy a mil.

INÉS: Fui a tu trabajo.

JUAN: ¿Qué?

INÉS: Que fui a tu trabajo…

JUAN: No entiendo.

INÉS: Al Ministerio del Interior, donde según vos sos esa especie de James Bond. Me mandaron a la oficina de automotores: ¡sos chofer, Juan!

JUAN: ¿Y por qué te metés? ¿Quién te mandó a ir a mi trabajo?

INÉS: Nadie. Martina es mi hermana y voy a protegerla.

Pausita.

JUAN: ¡Qué increíble!

INÉS: ¿Qué es increíble?

JUAN: ¿Vos sinceramente creés que va a haber una oficina con un cartel en la puerta que diga  “Fuerza Especial Cormorán”? ¡Si querés también ponemos un aviso en el diario!

INÉS: ¿Fuerza Especial Cormorán? (tentada) ¡Dejate de joder!

Pausita.

INÉS: Okey, supongamos que es verdad, supongamos que trabajás en esa Fuerza Especial Como se Llame, te pagan, cobran algún sueldo, ¿no?

JUAN: A vos que te importa.

INÉS: ¡Sí que me importa, sí que me importa! Antes de encerrarse en el baño y bajarse el frasco completo de Diazepam, Martina me llamo para pedirme si le prestaba para el alquiler. ¿Qué hacés con la plata?

JUAN: Cortala.

INÉS: Juan, decime una cosa: ¿vos tenés una mina?

JUAN: ¡No digas pavadas!

INÉS: ¿Y entonces?

JUAN: ¡Yo estoy enamorado de tu hermana! ¡Grabátelo! ¡No le sería infiel jamás!

INÉS: ¿Y entonces por qué desaparecés, no contestás los llamados, no se sabe dónde estás, no le llevás plata?

JUAN: ¡Inés, te repito: no puedo hablar! No es mala voluntad, pero si yo te contara vos por ahí sin darte cuenta vas a tu trabajo y comentás. Hay infiltrados en los lugares menos pensados. Yo no puedo exponer a mis seres queridos a semejantes peligros.

Pausa, toman café. JUAN recibe un mensajito en su celular, consulta el display.

JUAN: Perdoname, estoy esperando un llamado.

INÉS (irritada): ¿De “Austin Powers”? (JUAN acusa recibo pero no responde. Cambiando) ¿Juan, cuánto hace que nos conocemos?

JUAN: Bastante.

INÉS: Aunque no te importe lo que pienso, para mí no sos un mal tipo. ¿Por qué armás estas cosas? Nunca pude entender: es raro, no tiene sentido. Como cuando te fuiste ese fin de semana a Mendoza y te apareciste diciendo que habías hecho cima en el Aconcagua.

JUAN: Y la hice.

INÉS: ¡En tu imaginación, Juan! ¿Cuándo te dedicaste a escalar, vos?

JUAN: No me dedico a  escalar.

INÉS: ¿Y entonces?

JUAN: Es parte del entrenamiento.

INÉS: Sí, claro, fuiste a Mendoza, solo, en dos días que estuviste subiste a la cima del Aconcagua, y ni siquiera trajiste una foto.

JUAN: A esa altura los obturadores de las cámaras fotográficas se congelan.

INÉS (estallando): ¡Escuchate hablar! ¿Vos pensás que Martina se cree esas cosas?  Sabés, me exprimo la cabeza y no entiendo, no veo la finalidad.

Pausita. JUAN vuelve a consultar los mensajes de su celular.

INÉS: Estás arruinando tu vida y la de tu familia. Martina me dijo que el nene está con una psicopedagoga. ¿Qué le dijiste?

JUAN: Yo con Matías me entiendo…

INÉS: ¡Le hacés decir que faltás a las reuniones de la escuela porque estás en una misión secreta en Birmania!  Para un chico puede ser divertido, no lo discuto, pero vos sos el padre, le tenés que enseñar que existe algo que se llama realidad y otra cosa muy distinta llamada fantasía.

JUAN: Te repito, yo con él me entiendo.

INÉS: ¿Y cuando desaparecés una semana entera qué le decís?

JUAN: La verdad.

INÉS: ¿Y cuál es la verdad?

JUAN: Que viajo.

INÉS: ¿Viajás? ¿Adónde, Juan? Al casino de Tigre, al de Mar del Plata, viajás. Decime, ¿vos sos jugador?

JUAN: Vuelo a Marruecos, al noroeste de Pakistán. Hacemos trabajos de contra-inteligencia con los grupos opositores que operan desde allá.

INÉS: ¡Mirá vos! ¿Hablás alemán, también?

JUAN: Leider keine ergebnisse refunden…

INÉS: ¡Ay, cortala!

JUAN: Meintest du einen der folgenden…

INÉS: ¡Mirá, de mí burlate todo lo que quieras, pero de Martina no! Decime la verdad, quiero entender, ¿qué estás buscando?

JUAN (reaccionando): ¿Y vos?

INÉS: ¿Yo qué?

JUAN: ¿Qué estás buscando?

INÉS: ¿Cómo qué estoy buscando?

JUAN: ¿Por qué te metés en mi vida? ¿Por qué vas a mi trabajo?

INÉS: Ya te dije, por Martina y por mi sobrino.

JUAN: Te voy a decir lo que a mí me parece: vos buscaste, buscaste hasta encontrar la fisura para meterte en nuestra pareja, siempre envidiaste a Martina, no soportaste que yo la eligiera.

INÉS (incrédula): ¿Qué?

JUAN: ¡Qué siempre estuviste muerta conmigo, Inés, desde la época del colegio, confesalo!

INÉS larga una carcajada.

JUAN: ¿Por qué sino desde que ella y yo estamos juntos vos nunca tuviste una pareja estable, a ver?

INÉS (asombrada): Yo… muerta con vos.

JUAN: Tal cual, soy un tipo apasionado, enigmático, estoy bastante fuerte,  trabajo por la seguridad de mi país…

INÉS: Tengo que reconocer que superás mi capacidad de asombro.

JUAN vuelve a consultar los mensajes de su celular.

INÉS: ¡La podés cortar con ese teléfono! (pausita) ¡Sos de lo que no hay! Ni siquiera fuiste capaz de donar sangre para tu propia esposa.

JUAN: No puedo

INÉS: ¿Y por qué?

JUAN: Dejala ahí.

INÉS: ¡No, dale, a ver: por qué no diste sangre!

JUAN: Qué sentido tiene si igual te vas a burlar.

INÉS: Quiero saber.

JUAN: Nos transfundieron la sangre, a todos los del a Fuerza, tenemos una sangre especial inmune en casos de que intenten inocularnos agentes químicos.

INÉS: ¡Ay, basta, por favor! ¡Vos crees que la gente es estúpida, Juan!

JUAN: Lo que te decía: hablamos idiomas diferentes, no nos vamos a entender.

Pausita, toman café.

INÉS: La vida es mucho más simple. El trabajo, la familia, los amigos y pará de contar. ¿Qué tiene de malo que seas chofer en ese Ministerio? Yo trabajo en una inmobiliaria, no necesito ser Batichica para sentirme realizada. Bajá un cambio. Empezá a vivir la realidad. Martina no está acá porque se enfermó, se quiso suicidar, no quiere seguir viviendo y es por culpa tuya, por tus mentiras.

JUAN: Estás equivocada, no es así.

INÉS: ¡Es así, Juan, es así! Ahora quedate con ella, apoyala hasta que se recupere, prometele que vas a cambiar y después andá a buscar ayuda, hacete tratar por un psicólogo.

Suena el celular de JUAN, atiende.

JUAN: Hola… (a INÉS) ¿Me disculpás? (misterioso, gira, le da la espalda para hablar) Здравствуйте есть проблемы? Соглашения... (mira de reojo a INÉS que mueve la cabeza como no pudiendo creerlo) Oперация может подать около восьми часов ...Я оборудование готово, мы повалили его и суку.(corta, a INÉS) Acaban de lanzar un alerta en el Cáucaso Norte.

INÉS: ¡Juan, por favor, aflojá un poquito!

JUAN se incorpora, saca un pasamontañas de un bolsillo y comienza a ponérselo en la cabeza.

JUAN: Me tengo que ir. Quedate un rato vos, haceme esa gauchada.

INÉS: ¡Juan, pará!

JUAN: Discúlpame, en serio.

INÉS: Estás haciendo un papelón. Sacate eso de la cabeza, vení y sentate acá.

De golpe se escucha el motor de un helicóptero, se corta la luz del bar y un reflector poderoso ilumina por la ventana, irrumpe un soldado de unidad especial con casco, pasamontañas y arma larga rompiendo la vidriera, otro se descuelga con una cuerda del techo. Vuelve la luz del bar, JUAN comienza a salir escoltado por los dos soldados.

JUAN: Andá a buscar a Matías al jardín, ¿dale?, sale a las cuatro y media. Y decile a Martina que trato de estar para la noche (sale y regresa sobre sus pasos) Traigo helado para el postre.

JUAN se retira, los reflectores se apagan y se escucha que el helicóptero se eleva. INÉS queda boquiabierta observando la partida.

APAGON

1 comentario:

  1. Jajjajaja exelente!!!!!!! se tuvo que comer las palabras y sin mayonesa.... caras vemos, corazones no sabemos...

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