I - ESTUDIO SOBRE EL AMOR
Entra Felisberto, 12 años, gordito, con un guardapolvo de
médico y un estetoscopio.
FELISBERTO: Papi y mami se aman con locura. Eso se dicen
cuando papi se aparece una vez a la semana, tira el maletín, se arranca la
corbata, y los dos se empiezan a perseguir como perros rabiosos: “¡Te amo con locura!”, se gritan, se arrancan
la ropa, se muerden y a continuación se
empiezan a decir cosas que no me animo a reproducir. Como yo
estoy siempre dando vueltas por la casa,
mami dice: “¡Felisberto, no te quedés ahí, andá al súper a comprar
gelatina “light” de cereza!”. Dan un portazo y se encierran en el dormitorio.
Se siguen diciendo asquerosidades, pero a pesar de que utilizo
el estetoscopio en la pared, ya no consigo escuchar más.
Desde ya que el
pedido de mami de ir al súper a comprar gelatina “light” de cereza, no
signi¬fica que esté necesitando ingredientes para un postre. Mami es un ser
desprovisto de cerebro, su capacidad de razonamiento es la de una ameba
unicelular, no cocinó en su vida y si Rosita se tomara vacaciones creo que
terminaríamos comiéndonos entre nosotros como las tribus antropófagas del
Amazonas. Más bien sé que tengo que desaparecer para que ellos puedan hacer sus
acoples.
Cuando medito sobre el tema de los acoples, aunque es un
fenómeno primitivo, sé que tarde o
temprano es algo que me va a afectar. Molina, por ejemplo, ya tuvo acoples y con sólo observarlo cinco
minutos, como a cualquiera de los de tercero, se puede com¬probar que el sexo es algo que incluso le sucede
a los infradotados.
Lo mío, en cambio, pasa por la investigación, me la paso
estudiando las transformaciones de la materia y la energía, el comportamiento
de los seres vivos. Desde que papi ya no vive con nosotros, mis obser¬vaciones
sobre los acoples, lógicamente descontando pruebas de
campo con cascarudos, se han reducido a observar a mami a la hora del baño.
Para eso construí el periscopio invertido. A las 6:00 PM Rosita sale a hacer
las compras y a las 6:15 mami entra al baño (recita a velocidad) el periscopio invertido
o trampa de luz, es un sistema de espejos enfrentados embutidos en un tubo de
polipropileno e introducido en el conducto de la ventilación. Desde la terraza,
tengo en el campo visual la mayor parte del baño principal. No es difícil, sólo
hay que evitar que el vapor nuble la lente y esperar que mami se pare frente al
espejo grande para untarse sus cremas. Mami es un bello espécimen, aunque
desprovista de líquido cefalorraquídeo, como dije, tiene un cuerpo notable,
tanto como cualquiera de las mujeres de las revistas sucias que se pasan los de
tercero. Otro dato importante es cuando viene a visitarla el toxicómano ese que
ahora es el novio y la ata a los barrotes de la cama.
Papi con su socio tienen una empresa de transportes, son
los dueños, pero cuando mami discute con
él, siempre le termina diciendo: camionero de mierda. Su lectura de la realidad
es curiosa, porque si para ella papi, que es dueño de una flota inmensa de
camiones, nos compró esta casa, paga mi colegio, viene una vez por semana y le
grita que la ama con locura, es un camionero de mierda, por qué se eligió como
novio a un roquero anoréxico, que arrasa con lo que hay en la heladera, consume
sustancias que alteran la percepción y encima la ata a los barrotes de la cama
y le pega chirlos en el culo.
Papi creo que
nunca le pegaría y yo no sé, quizás
cuando se tiene una esposa lo mejor es golpearla. Ella ahora me dice que tengo
que volver a lo de la doctora Chernaski, para controlar la agresividad. ¿Qué
agresividad? Resulta que invita al novio a cenar y el tipo se aparece con los
compañeros de la banda, un cuarteto de mugrientos semianalfabetos que enseguida
se instalan como si la casa fuera de ellos, mami empieza a tomar champagne, se
ríe todo el tiempo, uno se pone a tocar la guitarra y ella a bailar. Algo
patético. Después dos de los tipos se encierran en mi habitación a fumar
“cannabis sativa” (recita a velocidad) cáñamo índico de efecto narcótico que
vasodilata e inhibe las señales psicomotoras, muy consumido en el mundo de la
música, pero lo peor fue cuando me tocaron el microscopio. Me enfurecí tanto
que agarré la colección de piedras basálticas y se las empecé a tirar. Tengo práctica con tiros a distancia
contra cuevas de murciélago, así que les apuntaba a la cabeza. Dos sangraron, hasta
que por fin se tuvieron que ir.
¡Yo tengo que controlar mi agresividad y resulta que a
ella le gusta que el tipo ese la ate a los barrotes de la cama y le pegue
chirlos en el culo! Se lo dije, que la
escuché con el estetoscopio y que por lo tanto no pienso volver a lo de ninguna
doctora Chernasky: soy un investigador, un científico, lo que pasa es que hay
momentos en que es necesario reaccionar. Papi no, papi es débil, desde que se
separaron y se fue a vivir con la hija de su socio, conmigo se puso extraño,
quiere que (hace comillas) dialoguemos. No veo de qué podemos dialogar, papi es
extremadamente ignorante, carece de imaginación y su lóbulo temporal tiende
ligeramente al zapallito calabaza. Por ahí está hablando, ¿no? y de golpe se me
queda mirando como si su sistema nervioso central colapsara, los ojos se le
ponen vidriosos y empieza a tartamudear. Se lo dije, que me da bastante pena,
que ojalá yo en la edad adulta no me transforme en alguien como él. A veces me
viene a buscar y me invita a su casa. La hija del socio de papi tiene
diecisiete, va a quinto de mi mismo colegio y le gusta tomar sol sin corpiño.
Cuando papi le dijo al socio que se había puesto de novio con su hija, parece
que se agarraron a piñas en la oficina, y como
papi es evangelista practicante quedó con toda la cara moretoneada. Eso
es lo que me contó mami. Si fue así no estoy de acuerdo, creo que a veces, a
pesar de que uno sea un hombre de ciencia, también tiene que saber defenderse.
Para no dejarse pisotear, pero también como mecanismo pre¬ventivo para evitar
daños mayores. Como hacen los médicos epidemiólogos en el caso de la
transmisión de la rabia (recita a velocidad) enferme¬dad infecto-contagiosa que
provoca la hidrofobia. El animal rabioso te inocula un virus a través de la
espuma que le sale de la boca, el virus te va destruyendo uno a uno los
músculos del cuerpo y te morís loco de dolor. Mi plan antirrábico dio
inmejorables resul¬tados: de un total de treinta y dos perros del barrio, logré
eliminar dieciocho. No fue fácil, tenía que idear un sistema rápido, que no
dejara huellas en caso de autopsias, por eso se me ocurrió el método de shock
eléctrico con batería de cortadora de césped, lo que resultó difícil fue
controlar el voltaje y varios se prendieron fuego. No es que odie a los
animales, lo que pasa es que un científico a veces tiene que optar por cierto
tipo de decisiones para evitar males mayores.
La hija del socio de papi toma sol sin corpi–o, la vez
que papi me llevó a su casa ella estaba
con unas amigas, todas en la terraza, tomando sol sin corpiño y fumando, y se reían porque yo estoy algo
gordito y no quería sacarme la ropa y quedar¬me en slip. Papi sí se puso a
tomar sol en slip, él va al gimnasio tres veces por semana y le gusta exhibir
los pectorales. En un momento ellas trataron de sacarme la ropa. Le conecté un
puñetazo en la glándula mamaria a la más alta, a la pobre se le cortó la
respiración y hubo que suministrarle oxígeno. Después me dejaron tranquilo.
Luego de dos meses sin aparecer, un día llega papi de la
oficina, tira el maletín y se vuelven a decir con mami: “¡Te amo con locura!”.
Se gritan, se arrancan la ropa, pegan
un portazo y se encierran en el
dormitorio. Esta vez, no sé por qué le hice caso a mami y fui al super a
comprar gelatina “light” de cereza. Cuando volví, Rosita les había servido
bebidas y canapés en la cama. Utilicé el estetoscopio: habían decidido hacer
las paces, organizar una cena a la que iban a invitar a sus respectivos novios.
¡¡¡CÓMO!!! ¡El roquero mugriento y la idiota, juntos, en mi propia casa!...
Prendí la lámpara del escritorio y me
puse a trabajar: el shock eléctrico con la batería de cortadora de
césped descartado, tenía que ser algo más sutil. Abrí el libro de química: ¡Ya
está! (recita a velocidad) un preparado de permanganato de potasio y cloruro de
litio, la dosis apropiada provoca arritmia y contracción muscular sin llegar al
paro cardiorrespiratorio.
Llegada la hora
del encuentro, soy el primero en sentarme a la mesa, con un gotero vierto una
pequeña dosis en las copas de champagne. La cena no estuvo mal: mami al
principio ignoró a la novia de papi, pero después de las primeras copas de vino
se le soltó la lengua y empezó a hablar estupideces; por su parte papi no sabía
de qué conversar con el drogadicto, yo me compadecí y les hablé de mi colección
de tarántulas.
A la hora del champagne, ocurrió lo esperado: la novia de
papi y el roquero de golpe se pusieron rígidos y se fueron al suelo temblando y
sacando espuma por la boca. Terminaron debajo de la mesa hechos un ovillo. Mami
empalideció, y no sé si sería por el vino que había tomado pero se puso como
una loca, le empezó a gritar a papi: “¡ES TU CULPA, CAMIONERO DE MIERDA, ES TU
CULPA!” Por suerte corrí en busca de sus pastillas, le dupliqué la dosis, se
las hice tragar con un vaso de whisky y se calmó.
En síntesis, el
plan resultó bien, el único problema fue
Rosita: como cuando recoge acostumbra a beberse y a comerse las sobras, también
tuvo su ataque. Llegó el servicio de emergencias, se llevó a los tres y al rato
estábamos en los sillones del living lo más tranquilos. Pero algo no estaba
bien, papi y mami mantenían la vista fija el uno en el otro, como esperando el
menor gesto para degollarse. Terminé de tragar la bomba de crema y me paré
sobre el sofá (se para en una tarima) Hable sobre el proceso de atracción de
los sexos, las respuestas químicas del estado de enamoramiento, endorfinas y
serótinas, glándulas y hormonas, impulsos eléctricos, las palabras me brotaban
como de un surtidor (se baja) Papi y mami, sin dejar de mirarse, paulatinamente
comenzaron a entornar los ojos, el flujo sanguíneo les aumento, sus
respiraciones se agitaron, les brillaban las pupilas; y de golpe ya no fue
necesario seguir: en la cara de mami se dibujó la expresión salvaje: “¡Te amo
con locura!” -gritó. Papi hizo estallar el vaso de whisky contra el espejo y se
paró de un salto: “¡Yo también te amo con locura!” Y se lanzaron el uno contra
el otro, volvieron a arrancarse la ropa, a morderse y arañarse, a decirse
asquerosidades y de un portazo se encerraron en el cuarto. Yo alcé la bandeja
de las bombas de crema y subí a buscar el estetoscopio. La noche iba a ser
larga y un investigador, un científico, no debe descuidar sus estudios, aunque
se trate de dos tristes, de dos patéticos vertebrados de su propia sangre.
APAGÓN
II - LA MUDANZA
Se escuchan bombos y cánticos, ingresa el Presidente al
auditorio, se sienta en su escritorio, o se para detrás de un estrado.
PRESIDENTE: Señores gobernadores, señores intendentes,
miembros del poder judicial, señores senadores y diputados, conciudadanos: como
ustedes saben acaba de concluir la reunión de gabinete y quiero comunicarles la
decisión de este gobierno: nos mudamos.
Los bombos y cánticos lo interrumpen, el Presidente hace
gestos para poder continuar.
Tras meses de trabajo, planeamientos, complicadas proyecciones, creo estar en
condiciones de adelantar que en las próximas semanas estaremos desocupando el
actual territorio de la república para instalarnos en uno nuevo.
Dicho así sé que puede sonar fuerte, pero como primera
autoridad de la Nación me veo en el deber ineludible de asumir la
responsabilidad y disponer los instrumentos para concretar este traslado.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
reitera los gestos para poder continuar.
¿Por qué nos mudamos? Sin entrar en un racconto que a
todos resultaría doloroso, en el largo período de desgobierno vivido por
nuestra nación, sus administraciones centrales fueron solventando pésimos
negocios y peores inversiones, primero con las reservas, luego con los ahorros
del ciudadano y finalmente con la tierra de la Patria.
Así como lo escuchan: a cambio de préstamos usurarios, de
prebendas y derroches escandalosos, nuestro territorio fue pasando metro a
metro, cuadra a cuadra, manzana a manzana, a manos de los principales holdings
bancarios del Primer Mundo y hoy nos encontramos en una virtual situación de
desalojo.
Soy consciente de que las mudanzas son de las
circunstancias que más estrés producen en el ser humano, es por eso que, con
tiempo, les aconsejo ir acomodando todo en cajas, que son de fácil transporte
(los libros deben repartirse para distribuir el peso, los bultos con sus
respectivos rótulos para evitar extravíos; las bolsas de nylon, por su parte,
son buenísimas para objetos como ropa, artículos de cama, juguetes y peluches)
La Secretaría de Comunicaciones a partir de mañana les va a estar haciendo
llegar un manual editado por la imprenta gubernamental, que se titula “Cinco
consejos útiles para empacar correctamente en una mudanza de Estado”.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
La segunda pregunta que deben estar haciéndose es: está
bien, nos mudamos ¿pero adónde? En principio, quiero manifestar que los
esfuerzos de esta administración desde el comienzo han estado orientados a
encontrar un territorio lo más parecido posible a nuestra querida Patria. Por
supuesto, no se puede pedir que donde antes había un shopping, una laguna, una
plazoleta cara a nuestra historia personal, los encontremos exactamente
replicados en el nuevo destino.
De acuerdo a detallados informes en poder del gobierno,
la propiedad (ubicada entre los 2 y los 8 grados latitud norte y los 63 y 67
longitud oeste) es una unidad en excelente estado; deshabitada desde épocas de
la Colonia, en el siglo XIX fue ocupada por una nación ya desparecida, la
República Clareteana de Garcilia, a comienzos del XX fue adquirida por la
colectividad afgana, que en busca de climas húmedos planeaba trasladar el
gobierno central de ese país a la región, proyecto que fracasó. A partir de allí, y hasta hace unos veinte
años, fue utilizada sucesivamente como coto de caza, reserva indígena,
zoológico natural y depósito de muebles. Hoy, ya hace 3 años que se encuentra
desocupada, con el deterioro lógico de la falta de mantenimiento, así que
instruí al Ministerio de Planificación e Infraestructura para que corte el
pasto, recicle los monumentos públicos, repinte los edificios de las ciudades
principales y reinstale los servicios de luz eléctrica y Directv.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
Conciudadanos, la vida nos pone una vez más a prueba, un
cambio de estas características sé muy bien que conlleva la separación de
familias, la pérdida de amistades y hasta de vecinos y vecinas apreciadas.
Quiero tranquilizarlos, la Dirección Nacional de Catastro desde hace una semana
se está ocupando de tomar fotos satelitales para que en el nuevo espacio
podamos conservar cada uno la misma ubicación. Esto es, ciudadano, ciudadana,
usted podrá seguir teniendo al querido vecino de enfrente, la peluquería, la
despensa de la esquina, la casa de su tía a tres cuadras. De forma tal que se
cambiara de territorio pero no de vecindario.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
Yendo a las medidas concretas de gobierno, he dado
instrucciones para que comiencen a ser trasladados los libros de nuestra
Biblioteca Nacional por correo privado; a partir del fin de semana vamos a comenzar con el acarreo de los
papeles del Estado en el avión presidencial, luego se trasladará al gabinete, a
los familiares directos de los Ministros, a sus mascotas y plantas; y a partir
de allí el avión dejará de funcionar ya que no nos quedan vales para
combustible.
Además de la migración de la población, un tema de
importancia estratégica es el traslado de la producción nacional. El Ministro
Plenipotenciario de Minería e Industria ya está ocupándose de la salida de la
industria siderúrgica, que se hará por ferrocarril. A las minas de oro, plata y
cinc lamentablemente las vamos a tener que dejar. La industria nuclear y la
totalidad de la producción agrícola-ganadera también deberá movilizarse por
tierra, a excepción de la producción avícola que lo hará por aire.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
A nivel educativo, como estamos a mitad del año lectivo,
vamos a coordinar con el Ministerio de Educación para que nuestros niños
pierdan la menor cantidad de días de clases posible y –por supuesto- ya he dado
instrucciones para que se cambien los manuales de geografía y los mapas físicos
y con división política.
Algo que representa un problema de logística delicado es
el sistema sanitario y el traslado de nuestros enfermos. He ordenado a la
cartera de Salud que en todos los sanatorios, clínicas y hospitales, tanto de
la esfera pública como privada, se inicien tratamientos relámpago para curar la
mayor cantidad de pacientes posible. Los que se vean impedidos de movilizarse
por sus propios medios, como amputados, enfermos graves y ancianos,
lamentablemente morirán en el territorio de la Patria y serán recordados con
cariño. Comprendan que es un momento histórico y debemos ser fuertes.
En otro orden, algo todavía irresuelto es el tema de las
cárceles y los cementerios. Los nuevos propietarios ya han arrendado el actual
territorio nacional a la OTAN para la instalación de un basurero de desechos de
guerra y una cadena de burdeles para la tropa. Desde la Subsecretaría del
Interior estamos negociando para que se nos permita mantener tanto las cárceles
como los cementerios en el mismo sitio, y a través del pago de un ticket de
ingreso, similar al utilizado en los estadios de fútbol, podamos visitar a nuestros deudos y familiares
detenidos.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
Con emoción, he recibido mensajes de apoyo de todos y de
cada uno de los países hermanos de la región. El Estado Federativo del Brasil y
la República Plurinacional de Bolivia se han ofrecido para organizarnos una
fiesta de bienvenida al nuevo hogar. Les transmití que no creía que fuese
momento para festejos, aún quedan asuntos importantes por resolver, una vez que
estemos instalados y organizadas las fronteras, quizás llegará el tiempo del
vino espumante, de las guirnaldas y de un estreno como Dios manda.
Quiero aprovechar estas palabras para transmitir algunos
agradecimientos: a la Corporación del
Personal Tranviario, a la Asociación
Municipal de Aeronautas y Volovelistas, a
Correos Nacionales, al Encuentro Federativo de Camioneros y, muy especialmente,
a la Comisión Directiva de la Asociación Nacional de Natación, que en un
verdadero acto de entrega se ofreció a trasladarse nadando.
Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, el Presidente
ídem.
Para finalizar, desmiento categóricamente algo que viene
repitiéndose en varios medios de comunicación: nuestra amada patria no cambiará
de nombre. Y permítanme aquí un mensaje de carácter personal: “Nona, mamá: no
vamos a llamarnos Paraquestán, República Trashumante de Jodonia, ni ningún otro
disparate por el estilo. La Patria orgullosamente va a seguir conservando el
nombre que le fuera legado por los héroes de nuestra independencia”.
El Presidente se conmueve, saca un pañuelo y se seca las
lágrimas. Vuelven a escucharse los bombos y cánticos, reitera los gestos para
proseguir.
Queridos conciudadanos, en la vida para ganar siempre hay
que sacrificar algo, en esta encrucijada les ruego optimismo y valor. Esperen
los llamados de las empresas mudadoras que van a contactarlos a la brevedad,
les aconsejo que antes de partir saquen muchas fotos, y no lleven ropa de
abrigo, ya que nuestro nuevo destino es bastante más cálido. Gracias, los
saludo fraternalmente y ¡Viva la Patria!
APAGÓN
III - LA CRÍA DEL HIJO
Entra el Licenciado llevando debajo de un brazo a un bebé
de goma. Lo sostiene del pecho, boca
abajo, como si llevase un perro, o un gato. En el escenario hay un escritorio y
un corralito. Expone ante un auditorio.
LICENCIADO: Concebir un hijo, criarlo, satisfacer sus
necesidades primarias es, desde tiempos inmemoriales, una de las actividades
más frecuentes del ser humano. Hoy es común que junto al juego de living, el
plasma con HD, la heladera con freezer, el equipo de pesca, etcétera,
encontremos a un hijo en la casa.
Ahora bien, una vez que el hijo está en la casa, esto es,
una vez que nace por cesárea, parto natural o se lo adopta, es conveniente
tomar algunos recaudos que servirán para su crianza y posterior desarrollo.
Como a todo mamífero vertebrado, a poco de nacer al hijo comienzan a crecerle
dientes (muestra la boca del bebe de goma)
Para ayudar a que asomen debe equipárselo con algunos elementos como
trozos de plástico, de goma, metal blando, madera aglomerada, resina, o símil,
para que muerda y vaya cortándolos.
A medida que enumera va sacando de sus bolsillos los
objetos, los muestra y junto al bebé los apoya en el escritorio.
¿De qué se provee al hijo para su alimentación? En una
primera etapa se alimenta, básicamente, de leche materna. Luego de un tiempo ya
puede ingerir carnes, pastas, variedad de frutas y verduras -preferentemente
bien pisadas o cortadas en trozos pequeños, pues como no maneja el cuchillo y
el tenedor, ni controla los mecanismos masticatorios y de deglución, puede
sufrir ahogos, asfixias y cortes en brazos, cuello y rostro.
Aquí conviene mencionar algo importante, al momento de
alimentarlo el progenitor debe acompañar cada cucharada con la voz “ico, ico” o
“eta ica la papa”, para ir acostumbrándolo al lenguaje hablado. También es útil
proveerlo de abundante agua fresca, ya que todavía no posee dinero para ir a
comprarla por sí mismo al chino y, como no sabe hablar, tampoco la solicita.
Levanta al bebé y lo introduce en el corralito.
A diferencia del perro o del hámster, el hijo no posee
hábitos nocturnos, esto es, por las noches duerme casi todo el tiempo. Durante
el día, como todavía no se desplaza por sus propios medios, es útil
introducirlo en un recinto cerrado y de piso acolchado, con paredes de reja o
malla tejida, donde se pasará el día arrastrándose y gateando en círculos, esto
es, fortaleciendo miembros inferiores y superiores y –como decíamos antes-
mordiendo objetos para “cortar” los dientes Señala las características del
corralito y le tira al bebé los objetos que están sobre el escritorio.
En esta etapa el hijo también suele hacerse encima sin
avisar, para ello debe equipárselo de un pañal, que es una prenda absorbente
usada para higienizar y evitar la contaminación del entorno. El pañal debe
tener un recambio periódico, mínimo cada tres horas, máximo una vez a la
semana.
Una vez que el hijo logra controlar esfínteres, esto es a
partir de los dos años, el progenitor debe enseñarle a utilizar la pelela y
posteriormente el inodoro. A partir de ese momento cada vez que haga sus
necesidades el padre y la madre pueden armarle divertidas rutinas para
desarrollar en el baño, como obritas de títeres, búsquedas del tesoro, o
convocar a los abuelos y a vecinos de confianza para que presencien el acto.
Saca al bebé del corralito y lo pone en el piso.
Cuando se desea alzar al hijo, siempre hay que tratar que
trepe y suba, esto es, procurar que haga el esfuerzo para que poco a poco vaya
intentando arreglarse solo. En lugar de alzarlo, a veces es útil ponerse a unos
metros de distancia y decirle “¡Vení!” (realiza la acción) Cuando el hijo se
acerca, volver a alejarse. “¡Vení!”, y repetir la operación. Esto va a servir
para seguir fortaleciendo miembros inferiores y superiores y, sobre todo, para
que aprenda que en la vida los objetivos a lograr cuando uno cree haberlos
conquistado, siempre vuelven a alejarse.
Cada cierto tiempo también es conveniente higienizarlo.
¿Qué se necesita para higienizar al hijo? Es necesario un champú y un jabón
para hijos, una toalla y una bañera. Se llena la bañera, el agua tiene que
estar siempre templada.
Alza al bebé del piso, lo pone en el escritorio y
dramatiza el baño.
Una vez dentro de la misma es conveniente sujetar al hijo
para que no se sumerja, ni se quiera ir. Para que se relaje es mejor poner en
el interior de la bañera un Power Ranger, submarino, barquito, o símil. Se moja
al hijo con una esponja, luego se lo enjabona, hay que ir frotando, frotando la
espalda, los brazos, las piernas, la cabeza, las orejas. A la mayoría de los
hijos esto suele gustarles, les gusta sobre todo que les enjabonen la panza.
Con el enjabonamiento de la panza el progenitor poco a poco va a ir ganándose
la voluntad del hijo, al mismo tiempo, el hijo le irá tomando afecto y en algún
momento del proceso emitirá la voz “papá”, o “father”, o “váter”, dependiendo
de la ubicación geográfica de la familia. Finalmente se lo seca, se lo cambia,
se le dice “qué lino, nene se bañó” y se lo vuelve al habitáculo de seguridad a
que siga arrastrándose en círculos hasta la hora de dormir.
Vuelve a depositar al bebé en el piso.
El gateo del hijo. El gateo es una de las actividades más
importantes durante la etapa de desarrollo, se calcula que un hijo en
condiciones normales, es decir con todos sus miembros sanos, gatea en promedio
unos tres kilómetros diarios. ¿Cómo hacer para que cumpla con estos registros?
En principio, debe limpiarse el piso con un escobillón, lampazo o símil. Se
deposita al hijo boca abajo, se observará que primero se va a quedar unos
segundos estático, como muertito, no hay que alarmarse porque está reconociendo
el terreno. A continuación va a comenzar a gatear (de un bolsillo saca una tiza
y hace una línea delante del bebé, luego va a ir empujándolo con un pie para
que avance) Como estoy haciendo yo en este momento, es útil que el progenitor
haga una marca del lugar donde el hijo inicia el gateo, para consignar en un
registro la distancia diaria recorrida, para luego hacer proyecciones
semanales, quincenales y mensuales y, de esta forma, ir constatando sus
progresos.
El hijo gatea hasta que comienza a caminar, esto es,
aproximadamente hasta el año y medio de vida. Si luego lo sigue haciendo,
supongamos hasta los doce o trece años, no hay que alarmarse, en algunas
culturas de Oceanía el gateo es un signo de nobleza y en la actualidad existen
varios proyectos en el parlamento argentino para declararlo deporte olímpico.
Levanta al bebé y vuelve a colocarlo sobre el escritorio.
¿Cómo hacer para que el hijo se pare sobre sus pies y
diga su propio nombre? Este es un paso importante que crea dudas. Un sistema
efectivo es el de los “refuerzos positivos”, que consiste en recompensar al
hijo cada vez que cumple y obedece una orden. Los refuerzos pueden ser
empanadas de atún, golosinas o entradas para películas en 3D, que son las cosas
que al hijo más le gustan. Para que aprenda a realizar cada acción, primero hay
que emitir la orden acompañada de un gesto para que comprenda qué se le está
ordenando. Se le dice, por ejemplo, “Iñaki”, o “Nico”, o “Juan Manuel”, y se lo
señala con el dedo para que sepa que debe decir su nombre, y una vez que el
hijo –aunque imperfectamente- consiga repetirlo, se le da el premio antes
mencionado aplaudiendo, o diciendo “¡joya!”, o “¡grande, titán!”.
El método “imitativo” también tiene un buen estándar.
¿Cómo funciona? Se convoca a un primo segundo o amigo de la familia de
contextura pequeña, que debe disfrazarse de hijo y ponerse junto al hijo real.
El hijo apócrifo, a cada orden del progenitor debe hacer todo lo que se le
quiere enseñar al hijo verdadero. Es conveniente en esa instancia que el
progenitor ignore al hijo verdadero y festeje exageradamente cada orden
cumplida por el falso hijo diciendo “¡maestro!”, “¡cómo aprende este nene
bueno!”. Entonces, el hijo verdadero,
por efecto imitativo, pero sobre todo por miedo a ser reemplazado por el hijo
apócrifo y abandonado en un basural, aprenderá en tiempo récord lo que uno
busque enseñarle.
Rabietas y berrinches del hijo. La vida, se sabe, es
energía liberada al espacio sin ningún sentido, y el paso del ser humano por el
planeta una cosa absurda; en esta primera etapa de vida, lógicamente, el hijo
no comprende esto, y cuando la realidad no coincide con sus deseos es pasible
de sufrir berrinches. ¿Cómo deben manejarse estas primeras manifestaciones de
su carácter? En primer lugar hay que comprender que el hijo no tiene nada
personal contra uno, no nos está bardeando, ni intenta hacernos la vida
imposible, sencillamente berrea porque todavía no puede suicidarse, ni cometer
un acto terrorista; esto es, no sabe encauzar sus emociones. Ante la rabieta,
entonces, el progenitor debe explicarle que está descontento con su proceder,
sin atacar su personalidad debe negociar, buscar siempre el punto medio
evitando la rigidez: por ejemplo, si el hijo quiere pintar una pared del living
con betún para el calzado, que pinte sólo la mitad de la pared. O si a la hora
de la cena quiere tirar la papilla al piso, que el hijo arroje una parte, el
padre la otra, y luego ambos pueden festejar la gracia zapateando sobre la
misma.
Levanta al bebé del escritorio, lo apoya en el piso boca
arriba y se acuesta a su lado.
Una alternativa física para cambiar el equilibrio
energético ante el berrinche, es acostarse junto al hijo en el suelo, abrazarlo
y respirar juntos lentamente hasta que se vaya calmando. Se desaconseja hacer esto
en una terminal de transporte en horario pico, en un shopping en día de
rebajas, o en un restaurante completo Vuelve a incorporarse, levanta al bebe y
lo deposita en el corralito.
Finalmente, si no funciona ninguna de las tácticas
anteriores, se puede volver al hijo al recinto de seguridad enrejado a que siga
gateando en círculos por el resto del fin de semana.
El hijo debe tener los papeles en regla. Es conveniente,
desde un principio, tramitar la documentación que fija la ley para acreditar,
primero, que el hijo es él mismo y luego que es su hijo. De esta forma, si
usted y su familia van por la ruta y los para la policía caminera, además del
carnet de conductor, cédula verde y últimos dos recibos de patente, podrá
presentar la documentación que acredite que ese ser que lleva amordazado en el
asiento de atrás es su hijo y no la víctima de un robo o un secuestro
extorsivo.
Vuelve a sacar al bebé del corralito y lo sostiene bajo
el brazo como al principio de la escena.
Para finalizar, la
cría del hijo, digámoslo de una vez, es una actividad onerosa. Los gastos de
salud, educación, vivienda, vestido y transporte, pueden rondar los 75.000
pesos anuales. Esto es, el equivalente a unos tres sueldos mínimos al año con
un dólar a tasa variable. Para recuperar dicha inversión existen hoy en día
actividades en la que el hijo puede transformarse en una redituable fuente de
ingresos: castings para agencias de modelos, publicidades, tiras televisivas y
una variada nómina de concursos que reparten importantísimos premios en
metálico.
En cuanto a esto, es útil recordar que todas las gracias,
conocimientos, facultades y destrezas adquiridas por el hijo en los primeros
años de vida, comienzan a velarse en la segunda infancia, declinan en la
adolescencia, para perderse por completo en el oscuro pozo de la mediocridad de
la edad adulta; por lo tanto es conveniente no distraerse y sacar el mayor
rédito posible en su edad temprana, para lograr amortizar los gastos
ocasionados por la crianza. Muchas gracias.
APAGÓN
IV - WARNES SAMURAI
Entra ALAN, con una bata, ojotas, una espada, un rodete
en el pelo, la barba de dos días. Su aspecto es francamente decadente.
ALAN: A ver esperá, yo estoy yendo al Japón año ‘84’, año
‘85’. Es por esa época. Lo tengo presente porque estaba el gobierno de Alfonsín
y Argentinos Juniors había ganado el Metropolitano. Recuerdo que viajo con pase
libre de mi club, Comunicaciones y, te digo: me adapté bien, vivía en el
estadio, me habían dado una cocinita y me hacía mis propios churrascos a la
plancha, nos subían a una combi y nos llevaban a recorrer. Los ponja son gente
atenta. Aterricé en un lugar llamado Kamaishi Do, o algo por el estilo.
El arte marcial es algo que a mí siempre me llamó. De
pibe. En casa me veía las películas de Bruce Lee, coleccionaba estrellitas
ninjas, practicaba patadas con el maniquí del cuarto de costura de la vieja.
¡Una vocación! Pero si yo ahora te tengo que decir, la verdad yo no estoy bien…
Ser samurai es algo complicado, ser samurai en la
Argentina es directamente una desgracia. Mucha discriminación. Suponete que un
día querés ir a dar una vuelta por el Alto Avellaneda: te discriminan; querés
ir a comerte unas pizzas a La Continental, te discriminan, vas a ver un Racing
/ Independiente: te discriminan; y si no te
discriminan se te cagan de risa en la cara. Y eso te va corroyendo, te
va corroyendo. La culpa la tiene el juramento. Por la cuestión del juramento
samurai el luchador siempre tiene que andar con el batón, la espada y el rodete
hecho. A toda hora. Es una especie de compromiso, un asunto –cómo se dice-
milenario. Venís a ser como un boiescau pero sin borceguíes, siempre listo por
cualquier eventualidad. ¿Vos sabes lo que es ir en el 60, hora pico, el bondi
hasta el ojete y vos así emperifollado? ¿No sé, pasar por plaza Once a la hora
de la bailanta, los chabones haciendo la cola con sus pantaloncitos de
corderoy, sus musculosas de asetato meta transar chichis y vos con el batón? El
otro día, sin ir más lejos, estoy arriba del 168, voy a lo de un tío que vive
en Soldati, siete de la tarde, el colectivo hasta las manos, pasamos por la
cancha de San Lorenzo, suben cuatro giles y empiezan a armar quilombo.
¡Barrabravas, viste! Cuando los veo, me digo “Alan, hacete el boludo”. Pero por
el juramento samurai hay que enfrentar la Injusticia para que triunfe el Bien,
viste. Los giles estos estaban en el fondo, ya habían empezado a manotear
billeteras, a toquetear colegialas, así que pego el grito samurai y desenvaino.
En el asiento individual, vos sabes que iba una viejita, así con las manos en
la falda apretando su bolsita de Supermercados Coto. ¡La abrí toda, pobrecita!
Prácticamente ni sangró. Quedó así apoyadita contra la ventanilla mientras daba
el último suspiro. ¡Me dio una amargura, me dio una angustia! “Parada”- grité y
me mandé a mudar. Por eso te digo, y ojo, no quiero que pienses que tengo una
visión negativa de la existencia, pero si yo te tengo que decir, la verdad-la
verdad, yo no estoy bien.
Había un movimiento muy lindo que me pedían mucho allá.
Dejame recordar: me paraba extendiendo los brazos en diagonal al oponente, me
dejaba caer de espalda y tiraba el salto para atrás mientras sacaba la espada.
A la figura yo le había agregado una cosa muy linda que le veo en el año ‘77’
al Coreano Sun de “Titanes en el Ring”. No quiero sonar presumido, pero era una
cosa que impresionaba. El rival se te quedaba mirando sin comprender que había
perdido.
Como te decía, llego al país oriental y me estaba
adaptando: había empezado con los entrenamientos, en el tiempo libre
aprovechaba para conocer. Y fijate lo que es el destino, ¿no?, llega el día en
que tengo que hacer mi primera pelea, me enfrento con el campeón supergallo de
Kiushiu, Shunkiu, o algo así. El vago este (aparte de ser más feo que apretarse
los huevos con una morsa) se caracterizaba por usar dos espadines que movía
como aspas de ventilador de techo. Empieza el encuentro, y lo llevaba bien: le
había hecho un par de piquetes de ojos, el tipo que me tira dos guadañazos, yo
los esquivo y corro a la tribuna y lo festejo con las manitos así, como
Riquelme. Un festejo que allá en el Japón prendió mucho. Entonces me digo: el
gil está para el cachetazo, ha llegado el instante de rematarlo. Y justo en ese
momento, fijate vos lo que son las cosas, justo en ese momento me gritan de la
cantina “¡auuuaaa kataaa jiio!”, “teléfono” en japonés. ¡De no creer! ¿Quién
podía estar llamándome a mí, al Japón y en ese momento? Era mi hermano el
Walter, con el que tenemos la parrilla en Warnes. “¡Alan, volvete, se nos fue el
parrillero!”, me dice. “¡Walter en este instante no puedo atenderte!”, le digo.
“¡Si no venís y me das una mano la parrilla se va a la mierda!”, me dice. ¡Imaginate adónde fue a parar mi
concentración! Cuando vuelvo al combate el chabón este que me está esperando
tomándose una Gatorade. Especulo: lo adecuado en esa situación es liquidarlo
rápido, y para eso lo recomendable es la “Doble Alan con Trompo Invertido”,
otra creación mía de excelente rendimiento. Te la resumo: movimiento regular de
espada en forma de cortadora de fiambre, en determinado momento tirás el
trompo, te plantás de sopetón, das dos saltos mortales y salís volando. Bueno,
hago la primera parte, el vago que me mide, se pone a la defensiva, hasta ahí
todo bien. Hago el trompo, me planto, tiro los saltos mortales y vos sabés que
siento el tirón. ¡Aductores! ¡Cuatro meses parado!
Y vos viste como son los dirigentes, para los dirigentes
lo único importante es el resultado. Acá en la Argentina perdés tres partidos
al hilo y te piden la renuncia del cuerpo técnico. Bueno, allá se suicidan. Así
como lo escuchás: al menor problema los chabones se bañan, se cambian, escriben
un par de cartas y se suicidan. No sé si es algo que les viene de la época de
la guerra en que se tiraban con avión y todo, o es también una cuestión –cómo
se dice- milenaria. Por ponerte un ejemplo, accidente en la calle: dos autos
chocan en una esquina japonesa, ¿no?, los tipos en vez de bajar a putearse como
cualquier persona normal, cierran la ventanilla, traban las puertas, se bajan
un frasco de genioles y se suicidan; debate de candidatos políticos en la tele:
ante el menor ataque pelan una catana, se apuntan al chichulín y se suicidan.
En la calle hay carteles que prohíben amasijarse en determinados horarios para
evitar embotellamientos. En eso hay que reconocer que son organizados.
Y bueno, dicho y hecho, cuando culminó el torneo por lo
de mí lesión y por otro vago que se dobló un tobillo, la comisión directiva
completa se encerró en una oficina, se bajó cinco litros de sake, se subió al
avión del club y se estrelló contra una montaña.
Después se dieron otros conflictos: huelga de árbitros,
no pagaban las primas, yo empecé a extrañar, entre en un pozo depresivo. Al
final me cansé y me volví. Por eso si yo te tengo que decir: yo ahora
bien-bien, no estoy.
Y bueno, ya de regreso en Warnes, me surgió una
diyuntiva: cómo trabajar en la parrilla sin abandonar el juramento samurai. A
ver si se entiende: eran mundos incompatibles y el Walter no quería aceptar que
yo no podía abandonar mi razón de ser en esta vida. Pensé, pensé, hasta que me
surgió una idea magistral: tengo un herrero amigo, el Ruben. Me dije, ¿qué
pasaría si le pido al Ruben que agarre a la espada y le adapte un kit de
suplementos: un pinche para los chorizos y las mollejas, una palita para las
brasas, una pinza para la carne? Podría
hacer el laburo sin dejar de ser samurai. Entusiasmado con la idea, llamo por
teléfono a mi Sensei al Japón para que dé el okey: “Hola, Sensei, acá Alan de
Argentina, ¿se acuerda? ¿El muchacho que fue a préstamo del club Comunicaciones?” ¡El ponja se
acordaba, imaginate la emoción! Hablamos de esto y de aquello y entonces
aprovecho y le planteo el tema. Siento que el teléfono se queda mudo y a continuación
al Sensei que grita: “¡Uooo, guuuuu, uaaa kiooo aiiiaaaa ooooo kataaa!”… ¿Podés
creer que me puteó a la vieja, japonés del orto? ¡Me puteó a la vieja! ¿Te
parece que yo merezco algo así? ¿Qué cosa rara le estaba pidiendo? No quiero
presumir, pero yo di mucho, por la lucha samurai yo entregué todo. La ojota con
borde afilado, la catana con hoja de cuchillo tramontina, son creaciones mías.
Las figuras que imitan a bichos en vías de extinción como el Aguila Viuda, el
Maracaná Cara Afeitada, o el Tatú Carreta, nuestro animal autóctono, son mías.
Yo inicié una transformación, una renovación de la disciplina, cuestiones que
luego fueron adoptadas por los grandes maestros, copiadas, e incluso
incorporadas a la enseñanza oficial. ¡Y fijate cuál es la paga!
Otra cosa jodida allá en Japón son los gay. ¡Mucho gay,
mucho transexual! En todo el ambiente de
las artes marciales. ¿Viste las geishas de las películas, esas que te preparan
tecitos con hierbas raras y te hacen masajes en los pies? ¿Vos las ves así, tan
femeninas, tan delicaditas? ¡Todos travestis brasileros! Así como lo escuchás.
Ojo, contra los gay yo no tengo nada, incluso te digo más, cuando estaba en
Kamaishi Do me había hecho amigo de un geisha brasilero, Toninho, había jugado
de nueve en la cuarta del Atlético Mineiro, un vago macanudísimo. Por ahí me
pasaba a buscar por el estadio y salíamos a tomar unas cervezas, lo ayudaba a
pintarse las uñas, o nos poníamos la toalla al cuello y nos íbamos a las
piletas de mar artificial esas que usan allá. Y el chabón me explicaba lo que
les pasa a los japoneses con los ‘travas’. Es que las japonesas tienen ese
problema físico, digamos, el defecto ese en el aparato reproductor femenino. Y
bueno, parece que por eso los tipos están como locos y para desahogarse contratan
‘travas’ brasileros. Que además les resulta favorable por el cambio de moneda.
Por eso, si yo ahora te tengo que decir, la verdad-la
verdad, yo no estoy bien. Como samurai yo quería progresar, edificarme un
futuro. Me digo: ¿por que el Japonés García sí y yo no? ¿Por qué el Chino
Fernández, el Chino Volpato sí y yo no?
Después hubo otra serie de problemas, en la parrilla tuve
un cambio de palabras con unos transportistas, clientes fijos. Uno me bardeó y
tuve que enfrentarlo: le cercené la arteria femoral y el pobre casi se va en
sangre. Lo internamos en el Durán, estuvo en terapia intensiva una semana y la
parrilla tuvo que afrontar los gastos. A raíz de esto discutí con el Walter y
volví a caer en otro pozo depresivo.
Empecé a reunirme con un grupo de autoayuda en el club
Comunicaciones, lo coordina un chabón que fue pesista y abandonó la disciplina
por una hernia. ¡Ser pesista y venir a herniarse: fijate vos si no hay gente
con mala leche! Bueno, resulta que el
vago este a la segunda reunión me lleva aparte y tenemos un diálogo. “Alan,
tenés que tratar de aceptarte, de reecontrarte con tu yo interno”, me dice.
“Soy samurai, así que calculo que mi yo interno también debe ser samurai, Doc”
-le digo yo. Fue una conversación cálida, muy afectuosa. Llegamos a la
conclusión de que tenía que buscar una ocupación para despejarme. Empecé a
buscar trabajo en los clasificados. Un mes, dos meses: nada. Y una vuelta veo
en un destacado “Se busca samurai con experiencia, movilidad propia” ¡No lo
podía creer! Le pido el rastrojero al Walter y me voy de raje. Llego a un
galpón por la zona de Barracas: “La gustosa”, una fábrica de chacinados.
Seleccionaban degustadores para corte de salamín en público en dos cadenas de
supermercados. “¿Qué soy, la mujer barbuda, el hombre elefante, por qué no me
propones laburar en un circo?, le digo al chabón, y me fui dando un portazo. ¡A
vos te parece! Por eso, si ahora te tengo que decir, yo bien-bien no estoy. Si
fuera japonés, con que tuviera la doble ciudadanía nomás, podría suicidarme.
Pero ni eso. El Walter dice que me tengo que ir a Hollywood, que ahí puedo
edificarme un futuro. No sé, yo soy de Warnes, el ser humano no puede vivir
mucho tiempo privado de los afectos.
ALAN sigue el relato melancólico mientras lentamente va bajando
la luz.
ALAN: ¡Mirá vos lo que ahora me viene a la memoria! Yo
hacía una figura muy fina, muy pulida: daba un salto, ¿no?, me plantaba con los
pies en ángulo de noventa grados, levantaba los brazos, empezaba a agitarlos
como la urraca cuando entra en época fértil y con un golpe de cadera hacía que
la espada se desenvainara sola. ¡Era impactante!…
APAGÓN