Personajes:
Microcentro, hora pico, frente a un local comercial el
suicida se apunta un cuchillo a la yugular. Está cercado por una cinta de
peligro. Fuera de escena un oficial desde un patrullero con altavoz trata de
ordenar a los curiosos que lo rodean.
SUICIDA (exaltado): ¿Qué pasa? ¿Eh? ¿Quieren que lo haga,
no? ¿Quieren ver sangre?
ALTAVOZ POLICIAL: ¡Circulen, por favor!
SUICIDA: ¿Les parece circo, esto? ¿Teatro callejero?
ALTAVOZ POLICIAL: ¡Tranquilo, señor! Ya está llegando el
equipo de intervención y podrá hablar con un especialista.
SUICIDA: ¡No voy a hablar con nadie!
ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta, por favor!
¡Circulen!
SUICIDA: Cuanto más sangriento mejor, no es cierto.
Necesitan emociones, algo que los distraiga de sus vidas de mierda (se arranca
la corbata y el saco y los tira hechos un bollo a un costado, se apunta con el
cuchillo al abdomen) Si corto desde acá incluso van a poder ver mis intestinos.
¿Me achuro, entonces? A la una, a las dos y a las… (entre los curiosos se
escuchan alaridos, el suicida se ríe) ¡Por Dios, dan pena! Perdón, ¿y vos de
dónde sos? Mirá qué bien, canal veintiseis. Tenemos a los medios. Che, pongan
buena cara que estamos saliendo en vivo.
Por un costado, sorteando la cinta de peligro, ingresa un
desconocido. Al advertirlo, el suicida vuelve a llevarse el cuchillo al cuello.
SUICIDA: ¡Ey! ¿Qué hacés? ¿Y vos quién carajo sos?
PSICÓLOGO (muy nervioso, se paraliza): ¡Muero contento,
hemos batido al enemigo!
SUICIDA: ¿Perdón?
PSICÓLOGO: D-disculpe, me salió. Deben ser los nervios.
El suicida lo mide con desconfianza.
SUICIDA: Sí, deben ser los nervios. Vos debés ser del
famoso equipo de intervención. ¿Estás un poquito histérico o me parece a mí?
PSICÓLOGO: ¿E-es muy evidente?
SUICIDA: No lo sé, pero deberías estar más acostumbrado,
¿no?
PSICÓLOGO: S-sí. Bah, no sé.
SUICIDA: Bueno, paciencia. Arrimate, arrimate. ¿Querés
algo para tomar?
PSICÓLOGO: Por favor, n-no se burle.
SUICIDA: No me burlo, en serio. Mirá que lindo público
tenemos, allá está el patrullero que organiza la seguridad, ahí un canal de
televisión transmitiendo en vivo (cambiando vuelve a apuntarse con el cuchillo
al cuello) ¡Pero ni se te ocurra acercarte porque ya sabés lo que va a pasar!
PSICÓLOGO: N-no, sí, está bien.
Tiempo. El suicida señala a los curiosos.
SUICIDA: Fijate, miralos. ¿Siempre es así?
PSICÓLOGO: ¿Qué cosa?
SUICIDA: Alguien como yo que decide terminar y tantos
pelotudos arracimados asistiendo al evento. Vos lo debés estar viendo a diario,
¿no?
PSICÓLOGO: No. Más o menos.
SUICIDA: Fijate que no pueden irse. Son patéticos. Es
como que necesitan volver con algo a sus casas, algo que les salve el día,
cuanto más morboso, mejor. Vidas huecas, vidas de mierda, ¿no?
Suena un celular. El suicida lo busca en el saco hecho un
bollo en el piso.
SUICIDA: Perdoname.
PSICÓLOGO: Atienda, atienda.
SUICIDA (atendiendo, neutro): ¿Qué hacés?…. Ah, mirá… Ah,
mirá… Ah, mirá… Pero no… ¡Te digo que no!… ¡Me importa un carajo! Ya es tarde.
¿Vos tomaste una decisión, te jode la conciencia? ¡Bancátela!
Corta la comunicación, el celular vuelve a sonar, lo
apaga y se lo da al psicólogo.
SUICIDA: Tomá (de un bolsillo saca el portadocumentos y
las llaves) Y tomá esto también, después sabrás qué hacer.
Tiempo.
PSICÓLOGO: ¿Su señora?
SUICIDA: ¿Perdón?
PSICÓLOGO: Digo, la que llamó, si era su señora.
SUICIDA: Ah, sí. En realidad mi mujer, no estamos
casados.
PSICÓLOGO: Ah, claro.
SUICIDA: Son increíbles.
PSICÓLOGO: ¿Por?
SUICIDA: Te arruinan la vida y después vienen con el
arrepentimiento… Ah, dice que me vio en la tele, que estamos saliendo en vivo.
Saludá ahí.
El psicólogo saluda con la mano hacia la cámara. Tiempo.
PSICÓLOGO: ¿Tienen hijos?
El suicida niega con la cabeza.
PSICÓLOGO: Entonces es muchísimo más sencillo.
SUICIDA: ¿Qué cosa?
PSICÓLOGO: Suicidarse, digo que es más sencillo cuando no
se tienen hijos. SUICIDA: ¿Ah, sí?
PSICÓLOGO (entusiasmándose): Absolutamente, lo estuve
investigando. Yo por suerte tampoco tengo hijos. El sentimiento de culpa que
deja en los sobrevivientes, cuando son menores cuesta mucho más elaborarlo.
SUICIDA (observándolo con curiosidad): Sos algo raro,
¿no?
PSICÓLOGO: ¿Por?
SUICIDA: No sé, ¿no tendrías que intentar hacerme
desistir, hablarme de la violación de la ley de Dios, el milagro de la vida y
toda esa mierda?
PSICÓLOGO: Puede ser. No lo sé
El psicólogo de golpe se quiebra, reprime un sollozo y
oculta su cara entre las manos. Desconcertado el suicida busca con la vista al
oficial de policía.
SUICIDA: ¿Qué le pasa? (acercándose al psicólogo) ¿Te
pasa algo?
El psicólogo saca de entre sus ropas otro cuchillo.
SUICIDA: ¡Ah, lo que faltaba!
PSICÓLOGO: Discúlpeme.
SUICIDA: ¡No te puedo creer! ¡Cartón lleno! (desconfiado)
¿Qué es, un truco? (al oficial de policía) ¿Agente, esto es un truco?
PSICÓLOGO: N-no, ¿cómo un truco?
SUICIDA: Una estrategia, hacer que te ponés de mi lado. ¿Y
los estúpidos como yo se lo tragan, entran en el jugo?
PSICÓLOGO: No, señor. ¿Qué dice? ¿Le parece que voy a
especular con algo así? Le estoy abriendo mi corazón, mostrándole mi
sufrimiento.
El grupo de curiosos comienza a vivar.
SUICIDA: ¡SILENCIO! (al psicólogo) ¡Paremos! ¡Vos te
estás abusando, la cortás acá! (a los curiosos) No confundamos los tantos: este
tipo…. ¿Dónde estaba la cámara? Tomame, por favor. Quiero decir que desconozco
a este sujeto, supuestamente vino para ayudarme y si está deprimido, si lo cagó
su chica o perdió la casa a la ruleta me importa tres carajos. Esto no es
ningún club, acá el suicida soy yo. ¿Está claro? Si quiere amasijarse que
agarre su cuchillo y se vaya a la otra cuadra. Es mi público, mi canal de la
televisión y mi vereda, ¿okey?
Tiempo, el suicida se calma.
PSICÓLOGO: Discúlpeme.
SUICIDA: Todo bien.
PSICÓLOGO: Creí que teníamos cosas en común, que habíamos
construido un vínculo.
SUICIDA: Te equivocaste.
PSICÓLOGO: Es que uno está tan solo.
SUICIDA: Chocolate por la noticia.
Tiempo.
SUICIDA: Sabés que no entiendo. ¿Cómo funciona la cabeza
de la gente? Vos trabajás en esto, ¿cómo se te ocurrió?
PSICÓLOGO: N-no lo sé. Lo vi, m-me dije ya que este señor
estaba en el proceso tengo poco y nada que explicarle y quizás podamos hacerlo
juntos.
SUICIDA: Imposible.
PSICÓLOGO: ¿Por?
SUICIDA: Que me mate yo es una cosa, pero que se mate
otro conmigo...
PSICÓLOGO: ¿Qué cambia?
SUICIDA (engranando): ¡No lo sé y no tengo por qué
justificarme! ¡Es raro y me da impresión, punto! (mira la hora) ¡Y ahora me
cagaste el plan! ¡Yo ya lo tendría que haber hecho hace rato y acá estoy
hablando de no sé de qué carajo con un loco como vos!
PSICÓLOGO: Perdón.
Tiempo. El suicida observa el cuchillo del psicólogo.
SUICIDA: Es un hermoso cuchillo. Hoja arbolito, ¿no?
PSICÓLOGO: Sí. Un regalo de mi padre. Hecho en Alemania,
creo.
SUICIDA: Sin duda es acero alemán. Este no es tan bueno,
es de cocina, pero le tengo mucho cariño.
PSICÓLOGO: ¿Lo quiere? Se lo doy.
SUICIDA: No, faltaba más
PSICÓLOGO: Usted regáleme el suyo. Hacemos un
intercambio.
Se los intercambian.
SUICIDA: Bueno, muchas gracias.
Tiempo.
PSICÓLOGO: ¿Puedo proponerle algo?
SUICIDA: A ver.
PSICÓLOGO: Por lo que veo usted hoy ya no va a hacerlo…
SUICIDA: Es verdad (mira la hora) Además es tardísimo.
PSICÓLOGO: Que le parece si nos citamos mañana por la
mañana, supongamos en la Costanera, de siete a nueve casi no hay nadie.
SUICIDA: No lo creo.
PSICÓLOGO: Si quiere puede usar una venda, digo por si le
da impresión mirarme. Para mí va a ser muy importante. ¡Por favor! (saca el
celular) Deme su teléfono y le hago una llamada perdida.
SUICIDA: Lo tenés vos.
PSICÓLOGO: Ah, es verdad, se lo devuelvo, tome también
las llaves y el documento. Dígame.
SUICIDA: 1138918875
PSICÓLOGO: Ahí está. ¿Sellamos el acuerdo?
SUICIDA: No lo sé… Me voy a arrepentir pero okay,
sellemos. ¿Qué hacemos? ¿Nos damos la mano?
PSICÓLOGO (atrayéndolo hacia sí): Mejor un abrazo.
Se abrazan, se escuchan protestas y silbidos de los
curiosos. El suicida se separa de golpe.
SUICIDA: ¡SILENCIO!
Vuelven a juntarse, el psicólogo extiende el abrazo, con
una mano saca un frasco y se mete varias pastillas a la boca. Inmediatamente
pierde el equilibrio y comienza a babear.
SUICIDA (sosteniéndolo): ¡Qué hacés!
PSICÓLOGO: P-perdóneme. Sentí el impulso.
El psicólogo agoniza en brazos del suicida, los curiosos
ahora vivan y aplauden, el moribundo quiere decir unas últimas palabras.
SUICIDA: ¡Silencio, dije!
PSICOLOGO (con un hilo de voz): Gracias. Y no pierda el
tiempo, esto no es para usted.
El psicólogo muere. El suicida lo apoya en el piso, los
curiosos vuelven a aplaudir, el suicida reacciona, se lleva los dos cuchillos
al cuello.
SUICIDA: ¡BASTA! ¡ENFERMOS!
ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta! ¡Circulen, por
favor! Tranquilo, señor, ya está llegando el equipo de intervención con el
psicólogo.
SUICIDA: ¿Con el psicólogo? ¿Cómo con el psicólogo? ¿Pero
el psicólogo no era este?
ALTAVOZ POLICIAL: No, señor. ¿No era familiar suyo? Nos
pidió que lo dejáramos pasar.
SUICIDA (desconcertado): ¿Sabe qué? Pida la ambulancia
para llevarse el cuerpo. Yo por mi parte me arrepiento, mire, depongo la actitud
(deja los dos cuchillos en el piso, alza el saco y la corbata) No traigan a
nadie más, ¿escuchó? (mientras se marcha) ¡Qué mal está la gente, por Dios!
APAGÓN.
Me encantó. Gracias!!
ResponderEliminarbueniiiisimooo
ResponderEliminarMuuuy bueno Pablo!!!! Un sorprendente final!! Las didascalias y el detalle narrativo... me encantó
ResponderEliminarSalva tu matrimonio y recupera a tu ex novio lo antes posible después de una ruptura / divorcio “Mi nombre es Felicia, siempre estaré agradecida y agradecida con el gran Dr. Egwali por reparar mi matrimonio roto después de que mi esposo me dejó por un tiempo. relación misteriosa. para nada. Nunca creí en la magia hasta que mi amigo me la presentó. Al principio estaba escéptico al respecto, porque escuché mucho sobre magos falsos, pero dejé atrás mis dudas porque estaba desesperada por recuperar a mi esposo y lo hice de acuerdo con lo que tenía. preguntó. Ahora mi esposo está de regreso solo 48 horas después de que lo contacté. Vivo feliz con mi esposo nuevamente después de 6 meses de divorcio y no descansaré hasta que sea conocido en el mundo, le dije. También se especializa en lotería, curando varios tipos de enfermedades, hierbas para el embarazo. Conéctese con el Dr. Egwali a través de su correo electrónico (Dregwalispellbinder@gmail.com) o mediante la aplicación Whats al +2348122948392
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