Tribunas de ‘court’ central, se está jugando un partido de un torneo internacional de tenis. Sentados, DELFINA y HUGH, los padres del tenista. La pareja gira la cabeza a izquierda y derecha siguiendo el juego. HUGH viste equipo de tenista, DELFINA por momentos hace cuentas frenéticas en una calculadora. Escuchamos el off de los golpes acompañados por los "¡ufff!" del tenista, de su contrincante ruso y aplausos.HUGH (tono de entendido): Un mix de trabajo y resistencia, con rutinas específicas de velocidad, preferiblemente en cancha y sin pelota…
DELFINA (abstraída en la calculadora): Me llevo dos, ocho por tres veinticuatro, dividido seis, más doce…
HUGH: Una labor de incentivación, para que el propio jugador se concientice y observe su rendimiento…
DELFINA: Cinco por tres, me llevo seis, cero al conciente…
HUGH: Descubrir el instante en el que se puede exigir y en el que uno debe decidir un descanso (perdiendo convicción) Y… ejem, y por su puesto subir a la red.
DELFINA (reaccionando): ¿Qué dijiste?
HUGH: Dije "y por supuesto subir a la red"
DELFINA: ¿Qué, no está subiendo?
HUGH: ¡Sí que está subiendo!...
DELFINA: ¡Pero dudaste!
HUGH: ¡No dudé!
DELFINA: ¡Dudaste, Hugh, dijiste ‘y por supuesto subir a la red’ y dudaste!
HUGH: ¡Delfina, te pido por favor!
Pausa, giran la cabeza a izquierda y derecha.
DELFINA: ¡Explicame!
HUGH: No dude, lo que pasa que hoy...
DELFINA: ¿Hoy? ¿Hoy? ¡Hablá!
HUGH: No lo veo enfocado. Está otra vez plantado en el fondo…
DELFINA: Si vos dijiste que jugara en el fondo (Pausita, vuelve a hacer cálculos, se escucha el off de los golpes) Así lo terminás confundiendo.
HUGH: ¡No digas pavadas!
DELFINA: Me confundís a mí, no lo vas a confundir a él.
HUGH: Él sabe.
DELFINA: Él no sabe, él es un chico: en setiembre cumple diecisiete.
HUGH: ¡Delfina, please! (intentando amabilidad) Estoy intentando analizar el partido, encontrar alguna variante que nos favorezca.
Giran la cabeza a izquierda y derecha, ella vuelve a hacer cálculos frenéticos.
DELFINA: Trescientos dividido tres, por cuatro… ¡No, Hugh, no hay caso, no cierra por ningún lado! ¿Qué vamos a hacer? (de golpe se bate el pelo, mira hacia el frente): ¡Ahora sí! ¡Nos están tomando de nuevo, sonreí, ponete derecho!
HUGH: ¡Dejame en paz!
DELFINA: Tendrías que haberte puesto algo más presentable: la chomba blanca con el pantalón de hilo. ¡Te digo que nos están enfocando!
HUGH: ¡Delfina, calmate!
Delfina hace sonrisitas frenéticas a la cámara, hace mohines, simula sorpresa, de golpe aplaude.
HUGH: ¡QUÉ HACÉS ANIMAL!
DELFINA (espantándose): ¡Ay! ¿Qué pasó?
HUGH (comienza a hacer los movimientos de los golpes): ¡Con el movimiento acompañá la pelota! ¡Tenés que buscar la paralela! ¡Por el amor de Dios! ¡Si parece enyesado!
DELFINA: No hablés así, me angustiás. ¿Qué vamos a hacer, Hugh, qué vamos a hacer? Hace ocho meses que no gana (vuelve a la calculadora) Son ciento ochenta mil dividido doce, me llevo tres, cero al conciente…. No llegamos a dieciseis mil dólares mensuales, hay que solventar los vuelos, los hoteles (se desespera) ¡La hipoteca, Hugh, vamos a perder la casa del country!
HUGH: ¡Shtt, pará, pará! (su rostro deja entrever que el tenista está mejorando, se incorpora) ¡Bien, Ramiro, bien! ¡Llevá el ritmo! ¡Bien!… Ahora tirá la paralela, el passing, bien Ramiro!... ¡Pelotealo! ¡Hora sí, aprovechá que está a la defensiva!… ¡Dale con drop, ves que podés!… ¡Vamos con el drive, bien Ramiro! ¡Ahora repetí el paralelo!
DELFINA (aplaude): ¡Ay qué divino!
HUGH (entusiasmo "in crescendo"): ¡Mové las piernas, bien! ¡El brazo extendido, cruzala! ¡Bien Ramiro! ¡Huevo, Ramiro! ¡Dale que no sabe! ¡Dale que es ruso!
DELFINA: ¡Muy bien, hijo!
HUGH (al contrincante): ¡Ruso botón, comunista! ¡Huevo, Ramiro, huevo Ramiro! (empieza a cantar) Oooooh / Ruso sos botón / sos botón, sos botón / ruso sos botón…
DELFINA (atónita): ¡Hugh!
HUGH (descontrolado): ¡Ruso, compadre / la concha de tu madre… / ruso, compadre / la concha de tu madre… Argentina, Argentina, Argentina…
DELFINA: ¡HUGH! (lo agarra de un brazo) ¡Basta! ¡El papelón que estás haciendo: estamos saliendo en todo el estadio! ¡Emprolijate ese pelo y sentate, haceme el favor!
HUGH (volviendo en sí): ¡No sé que me pasó, se me debe haber bajado el azúcar en sangre, perdoname! (pausita, se deprime) ¡Abandono, Delfina! ¡No puedo más!
DELFINA: No digas eso, por favor (recuesta la cabeza de HUGH en su hombro) Vení. Estás estresado, eso es lo que pasa.
HUGH: Por momentos mejora, pero enseguida se cae. Ya no sé que hacer. Miralo, da vergüenza (se agarra la cabeza, está al borde de la crisis)
DELFINA (incorporándose, al tenista): ¿Rami, baby, qué sucede?… Rami tu padre tiene razón ¿Estás desconcentrado? Vamos hijo, estás raro, yo sé que te pasa algo… No seas chiquilín, Rami… Es necesario que te comuniques… Recordá que somos un equipo Ramiro y en todo equipo lo que prima es la franqueza… Si callás no estás siendo sincero y eso es muy molesto…
HUGH: Dejalo, Delfina.
DELFINA (exasperándose): Indica que no agradecés todos los esfuerzos que hace tu padre, todos los esfuerzos que hago yo. Rami, te pido que reveas tu actitud. No tenés ningún derecho, es estúpido, es necio (cada vez más alterada) Además quiero recordarte que hubo un acuerdo, Ramiro: vos tenías que ganar…
HUGH: Dejalo.
DELFINA: Es ingrato tener que recordarte todo lo que nos debés. Sin nosotros serías un pobre chico sin futuro, sin una carrera (sacada) Te estás comportando como un imbécil, como un mocoso consentido, un semianalfabeto que lo único que sabe hacer es pegarle a una triste pelotita, y no lo voy a permitir. ¿Me escuchás? (agarrándose la cabeza) ¡No te soporto, ya no puedo escucharte: "¡Ufff!" ¡Ufff! ¿Qué sos, un perro, una especie de oso salvaje? Ni siquiera te expresás como un ser humano. ¡DESAGRADECIDO! ¡MARICÓN!
HUGH: ¡Delfina, pará!
DELFINA (en un ataque de nervios): ¿Es que no entendés? ¡Vamos a perder todo!
HUGH: No es para tanto…
DELFINA: ¿Hugh, qué somos sin él? ¿Pensaste alguna vez qué sos vos sin él? ¡Culpa de esa bestia sos un pobre tipo, un fracaso!
HUGH: Bueno, no hay que dramatizar, es nuestro hijo, mi amor…
DELFINA: ¡Das pena, sos un cero a la izquierda! Te disfrazás de tenista, das instrucciones todo el tiempo como si supieras.
HUGH: Sos demasiado dura con él. Hay que hacer de tripas corazón, mi amor…
DELFINA: ¿Sabés como se burlan de vos en el circuito? ¡Es tan vergonzoso! ¡Sos casi un imbécil!
HUGH: No deja de ser nuestro hijo. Calmate.
DELFINA (furiosa): ¡No me calmo nada! Estamos en la ruina, se acabó Sydney, se acabó Roland Garrós, nuestro sueño de vivir en Miami. El año que viene va a decidir por sí mismo, me dijo que odia el tenis.
(Pausa, giran la cabeza a izquierda y derecha, se escucha el off de los golpes acompañados por los "¡ufff!" del tenista y de su contrincante)
HUGH: Puedo retomar mis clases de paddle.
DELFINA: ¡No digas pavadas!
HUGH: Era buen profesor.
DELFINA: Tenías tres alumnos.
HUGH (se incorpora, de golpe soñador): ¡No hay que tenerle miedo al cambio, Delfina!
DELFINA: Ya no podría volver a ser pobre.
HUGH (se acerca, cariñoso): Volver a comer polenta…
DELFINA (le causa gracia): Arroz con aceite, con galletas marineras…
HUGH: Tomar el 71 hasta la casa de tu madre en Villa Adelina…
DELFINA: ¡Estás loco, olvidalo!
HUGH (se incorpora, la invita a seguirlo): ¡Dale! Tomémonos el próximo vuelo, volvamos a casa, armemos las mochilas y vámonos a Sierra de la Ventana en el Expreso Chevallier.
DELFINA (ilusionándose): ¿Como cuando éramos novios?
HUGH: Con los borceguíes, las bolsas de dormir. Un tiempo mágico. Podemos recuperarlo Delfina, yo siento que seguimos siendo los mismos.
DELFINA: ¿Te parece?
HUGH: ¿Qué nos ata? Sólo hay que animarse…
DELFINA (encantada): ¡Estás loco, Hugh, por eso te quiero!
HUGH: Dejemos a este desnaturalizado.
DELFINA: Qué ni siquiera es nuestro hijo.
HUGH: Es verdad, había olvidado que era adoptado. ¡DESAGRADECIDO!
DELFINA: ¡MARICÓN!
HUGH y DELFINA salen abrazados. Los ‘ufff’ del tenista y de su contrincante ruso se transforman en un único ‘ufff’ estirado del hijo, de suplica ante el abandono.
APAGÓN
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