sábado, 17 de septiembre de 2022

Angélica (zamba romántica con alienígena)

Personajes:
Areco
Merino


1
Campo, gran sequía, un claro, dos troncos, fogón, pava, mate y una guitarra. Al fondo una hilera de álamos pelados, sobre la izquierda la puerta abierta de un galpón del que sale un haz de luz potente que se prende y se apaga y va cambiando de tonalidades. De la puerta abierta también sale una soga gruesa y larga. De fondo se escucha la zamba “Angélica”, interpretada por Los Chalchaleros.
APAGÓN



2
Cuando vuelve la luz MERINO y ARECO están sentados en los troncos, inmóviles, cada uno con la vista perdida en un punto lejano. MERINO apoya sobre una pierna la guitarra. El galpón se mantiene apagado. Toda la situación es de extrema morosidad, como si a ambos les costase ponerse en funcionamiento. Esto mismo se va a repetir en casi todas las escenas al comienzo y al final. Tiempo.
MERINO (tose): ¡Seca de porquería! (hace un punteo distraído con la guitarra pero se interrumpe, levantando la voz como si ARECO estuviese lejos) ¿Qué sí me gustaría? ¡Qué joder! Y claro que me gustaría.
A ARECO le entra un mensajito en su celular, se incorpora de un salto, se lo saca de un bolsillo y lo consulta. Tiempo.
ARECO: ¿Dijo algo?
MERINO: Dije “¿Qué sí me gustaría? ¡Qué joder! Y claro que me gustaría”
ARECO: ¿Y a mí?
MERINO: ¿Me lo pregunta?
ARECO: No, digo ¿y a mí? Como diciendo “a mí también”.
MERINO: Ah, perfecto.
Miran hacia la puerta del galpón, se miran y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo. Areco alza la pava, se ceba un mate y lo chupa.
ARECO: Ese tipo de experiencias siempre suma.
MERINO: Y más cuando se está al pedo, ¿no?
ARECO: Usted lo ha dicho.
MERINO: Ojo, Areco, por estar al pedo quiero significar con la cosecha perdida con esta seca de porquería, etcétera, etcétera.
ARECO: Se entiende.
MERINO: La garganta como una lija tengo.
ARECO: Tome, le va a mejorar.
ARECO le da el mate. Tiempo.
MERINO: Es que si no uno para qué vive, ¿no?
ARECO: Ajá.
MERINO: Yo tengo como diez años de vacaciones acumuladas. ¿Usted?
ARECO: Menos.
Miran hacia la puerta del galpón, se miran y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: ¿Averiguó?
ARECO: Averigüé.
MERINO: ¿Y?
ARECO: Lo que tengo que terminar de descular es lo del “pre-viaje”.
MERINO: Otro misterio, ve. Recién yo pensaba, “pre” quiere decir antes, ¿nocierto? ¿No será entonces un viaje que uno tiene que hacer antes del viaje?
ARECO: No sea bestia. Quiere decir que uno contrata el tur y lo paga antes, por eso el prefijo “pre”. Y después el gobierno le devuelve la mitad.
MERINO: Ah, mire.
Miran hacia la puerta del galpón, se miran y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: ¿Y se puede viajar a donde uno quiera?
ARECO: A donde uno quiera.
MERINO: ¿A Salta la linda se puede?
ARECO: Se puede.
MERINO: ¿Y a las Cataratas del Iguazú?
ARECO: También se puede.
MERINO: ¿Y a los Valles Calchaquíes?
ARECO: También.
MERINO: ¿Y a la Termas de...?
ARECO: ¡Bueno, bueno, bueno!
MERINO: Disculpe.
Miran hacia la puerta del galpón, se miran y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: Durmiendo.
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿No cree que duerme mucho?
ARECO: Así parece.
MERINO: Dígame, con total honestidad, Areco: ¿le parece lo de la soga?
ARECO: La verdad que no.
MERINO: Es que al principio parecía algo arisca.
ARECO: ¿Arisca? ¿Cómo arisca? ¿Cree que es una yegua, una vaca? ¿Cree que es el ñandú, que vivía rajándose?
MERINO: No, qué va a ser. Jua, jua. Con semejantes… (hace gestos de tetas) y semejantes… (hace gestos de caderas)
ARECO: Merino, no se ofenda pero usted atrasa unos cincuenta años.
MERINO: ¿Y eso?
ARECO: Sepa que por cosas como estas ahora a uno lo escrachan. Lo cancelan.
MERINO: Ah, mire. ¿Y eso qué viene a ser?
ARECO: Déjelo.
MERINO: No, explique. ¿Qué se cree, que soy mamerto?
ARECO: Es algo que tiene que ver con las redes.
MERINO: ¿Cuáles redes? ¿Las sardineras?
ARECO: ¡Le hablo del Instagram, del TikTok, Merino!
MERINO: Ve, eso tampoco lo entiendo. Usted me pidió que me bañara, que me peinara y me sacó una foto ¿nocierto? Y dijo que iba a meterla en esa pantallita para que otros la vieran. ¿Y después qué?
ARECO: Después socializa.
MERINO: ¿Y cómo socializo? ¿Desde acá? ¿Sin encontrarme con nadie?
ARECO: Deje, no lo va a entender.
Tiempo. Vuelven a mirar hacia la puerta abierta del galpón.
MERINO: Yo sigo preocupado.
ARECO: Ajá.
MERINO: No sabemos de dónde salió. ¿Mire si anda sola y se pierde? Peor, ¿mire si agarra para el lado del arroyito? Ahora que no hay agua si se cae de la barranca se desnuca. De por acá no es.
ARECO: Obvio.
MERINO: ¿Obvio? ¿Y por qué obvio? ¿Usted qué sabe? Para colmo no habla nada. ¿Vio que no habla nada?  
ARECO: Ajá.
MERINO: Por eso lo de la soga. Yo soy rústico pero no soy mal bicho, Areco. Fíjese que se la puse floja y no la até al palenque. Si ella quiere se puede ir, pero por lo menos nosotros nos vamos a dar cuenta.
ARECO: ¿Ve? En eso estuvo bien.
MERINO: Gracias.
Vuelven a clavar la vista en la nada. Se escucha la zamba “Angélica” interpretada por los Chalchaleros.
APAGÓN



3
Cuando vuelve la luz, ARECO y MERINO están de pie y tiran de la soga intentando sacar a la visitante, resoplan.
MERINO: ¡Dos, tres, dele ahora!…
ARECO: Uff.
MERINO: Agarre de más adelante, Areco. Usemos el mismo envión. Dele. ¡Dos, tres, ahora!… ARECO: No hay caso, si no quiere no va a salir.
MERINO: ¡Dos, tres, la última!...
ARECO: Uff. No, olvídelo, no se mueve.
Vuelven a sentarse en los troncos. Tiempo.
MERINO: ¿Cómo alguien no se cansa de estar todo el santo día quieto? Un misterio.
ARECO: Ajá.
MERINO: Esta mañana cuando usted fue hasta el almacén del gringo Robetta, estaba despierta.
Yo pensé, si no se expresa en forma verbal por lo menos algún tipo de seña debe saber hacer. No sé, con la cabeza, con una ceja. Alguna forma de comunicación, ¿cómo se dice...?
ARECO: ¿Alternativa?
MERINO: No, alternativa no es.
ARECO: ¿Supletoria?
MERINO: No, menos.
ARECO (harto): Sustituta.
MERINO: Eso, sustituta.
ARECO: ¿Y?
MERINO: Y… mejor no le cuento.
ARECO: Dele.
MERINO: Déjelo. Me da calor.
ARECO: ¡Dele, che, acabe el relato!
MERINO: Bueno, me digo ella es hembra, yo soy varoncito, para entrar en confianza existe una forma. Y entonces se me ocurrió hacerme el lindo.
ARECO: Muy bien.
MERINO se incorpora y camina canchero. ARECO sorbe del mate y lo observa.
MERINO: Entonces voy y me acerco y le digo, “Angélica…”
ARECO: ¿Perdón?
 MERINO: ¿Qué hay?
ARECO: ¿Dijo Angélica?
MERINO: Ah, sí, me tomé la libertad de ponerle Angélica.
ARECO: ¿Como la zamba?
MERINO: Como la zamba. ¿No le gusta?
ARECO: Sí, qué se yo. Siga.
MERINO: Bueno, le digo “Angélica… tanta hermosura en un solo ser sólo deber tratarse de una obra de los dioses”.
ARECO: Muy bien. ¿Y?
MERINO: Como si pasara un carro.
ARECO: ¿En serio?
MERINO (se besa los dedos en cruz): Pensé, hace mucho que no voy al quilombo y estoy fuera de trainin, así que se lo repito: “Angélica, tanta hermosura en un solo ser sólo debe tratarse de una obra de los dioses”… Y entonces lo hizo.
ARECO: ¿Qué hizo?
MERINO: El juego de luces.
ARECO: ¿El juego de luces?
MERINO: ¿Vio como cuando usted agarra el camino al pueblo con la chata, se tira a pasar a algún carro y en la hondonada hay un poco de niebla porque está amaneciendo y a unos doscientos metros viene el camión de la cerealera a los pedos? ¿Usted qué hace?
ARECO: Un juego de luces.
MERINO: Bueno, así. Me hizo un juego de luces con los dos ojos. ¡Casi me cago del susto!
ARECO no responde, ambos miran hacia la puerta del galpón, se miran y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo. ARECO reacciona.
ARECO: ¡Déjese de joder! ¿Usted me está tomando de idiota a mí? ¡Está bolaceando!
MERINO (se besa los dedos en cruz): ¿Areco, por qué voy a hacer un chiste en una situación como esta? ¿Para usted yo siempre o miento o digo disparates?
ARECO: Está bien. Déjelo ahí.
Tiempo. Ahora se ponen a mirar el cielo, alternativamente señalan algo van a hacer un comentario pero se arrepienten.
MERINO: Ni a palos algo de lluvia, ¿no?
ARECO: Difícil.
A MERINO le agarra otro ataque de tos. Se escucha la zamba “Angélica” interpretada por los Chalchaleros.
APAGÓN




4
Cuando vuelve la luz MERINO está parado frente a la puerta del galpón con la vista fija en su interior. ARECO entra con un bidón de agua, lo apoya en el piso, se sienta en uno de los troncos y se abstrae mirando hacia el frente. Tiempo.
ARECO: Queda un bidón y la olla grande. Por lo menos para el mate y para el guiso hay. Después hay que ir a buscar de nuevo (descubre al otro) ¿Merino, qué está haciendo?
MERINO: ¡Shht! Deje eso y venga.
ARECO se incorpora, se acerca y se pone al lado de MERINO. Este se da una sonora cachetada en una mejilla.
ARECO: ¡Epa! ¿Qué bicho le pico?
MERINO: Van ocho. Haga igual, dese un buen sopapo.
ARECO: Ni lo sueñe.
MERINO: Deme el gusto y no pregunte. ¿Quiere que le ayude?
ARECO: ¡Ni se le ocurra!
MERINO: ¡Entonces dele, hombre!
No muy convencido, ARECO se da una cachetada.
MERINO: ¿Y?
ARECO: ¿Y qué?
MERINO: ¿Cómo “y qué”? ¿La sigue viendo?
ARECO: Y obvio que la sigo viendo.
MERINO: ¿Se da cuenta? Yo también. No es espejismo.
ARECO: ¿Y por qué va a ser un espejismo?
MERINO: ¿Por la seca?
ARECO: Merino, a usted se lo deja un rato solo y con poca agua y se transforma en un pelotudo.
MERINO: No ofenda que esto es serio.
ARECO: Y ya sé que es serio.
MERINO: ¿Hizo lo que tenía que hacer? ¿Habló con el Comisario?
ARECO: Hablé.
MERINO: ¿Y va a venir?
ARECO: Eso dijo.
MERINO: ¿Estaba muy mamado?
ARECO: ¿Y cuándo no está mamado?
MERINO (agitándose): ¿Se da cuenta de la gravedad? Alguien tiene que actuar, alguien tiene que hacerse cargo. ¿Mire si le pasa algo? Esas luces que saca por los ojos, ¿mire si son una enfermedad? ¿Mire si se muere? O peor, ¿mire si nos contagia y después se muere y después nos morimos nosotros?
ARECO: ¡Bueno, bueno, bueno!
MERINO: Disculpe.
MERINO se calma. Se sientan en los troncos, vuelven a la inmovilidad y a fijar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: No probó bocado. Cuando me fui a arreglar el alambrado le dejé unas rodajas de salamín con pan en un plato y ni los tocó.
ARECO: ¿Picado fino o picado grueso?
MERINO se desconcierta.
ARECO: ¡Un chiste, hombre! Déjese de joder y piense un rato en otra cosa. Está obsesionado. Tome, remójese un poco que le va a hacer bien.
MERINO desenrosca la tapa del bidón, se enjuaga la cara.
MERINO: Tuve un sueño rarísimo. Angélica y yo nos casábamos.
ARECO: ¡Otra vez la burra al trigo!
MERINO: No, no, escuche que es bien estrafalario: estábamos en la puerta del registro civil, enfrente de la plaza. Estaba el Gringo Robetta, estaba usted, la Sandra Falasconi, un montón de gente. Había un sol tremendo y de golpe se nublaba y se largaba a llover. Eso nos ponía a todos contentos, nos parecía de buen augurio. Entonces usted me decía que para entrar en la oficina era mejor que le sacáramos la soga a Angélica. Entonces yo iba a sacársela y al mirarla descubría que de golpe ella ya no tenía la cara de ella, sino que tenía la cara de mi finada mami.
ARECO: ¡Epa!
MERINO: ¿Qué?
ARECO: Nada
MERINO: No diga, diga.
ARECO: Que eso es un Edipo mal tratado.
MERINO: ¿Una enfermedad?
ARECO: Algo así. Una enfermedad pero de la psiquis.
MERINO: ¿Y cómo es?
ARECO: Es una fijación que a uno se le contagia de chico, comienza a sentir un deseo y un amor desesperado hacia su madre, frente a un rechazo y a un odio tremendo hacia su padre. ¿Usted cómo se llevaba con su tata?
MERINO: Mal.
ARECO: Ve. Eso hizo que se enamorara de su madre.
MERINO: ¿Pero qué asquerosidades dice? Ahora es usted el que bolacea.
ARECO: Para nada. Es ciencia pura. Y esa pasión malsana se le pega adentro como una garrapata.
MERINO: A ver, ¿y con qué se saca?
ARECO: Con conversación. Va a un terapeuta y este lo va conversando, lo va conversando, hasta que el Edipo empieza a aflojar. Y al final se le desprende y lo expulsa como si fuera la lombriz solitaria.
MERINO: ¿Por el culo?
ARECO: ¡No, bestia, utilizo una imagen para que lo entienda! Las obsesiones son como los pensamientos. Son cosas ficticias, no tienen cuerpo.
MERINO: Ah, mire.
Ambos vuelven a abstraerse y a clavar la vista en la nada. Tiempo. Suena el celular de ARECO.  Se incorpora de un salto, lo saca de un bolsillo.
ARECO: Hola, ¿Nati?… Qué hacés, querida, cómo estás… Ah, no, tranquila…. No, nada que ver, no te preocupes… Sí, ya la reportamos… Hicimos la denuncia, claro. ¿Me ves? (ARECO levanta la vista al cielo y saluda, MERINO lo observa sin entender) No, no, pobre, si está más preocupado que yo… Nada que ver, es un buen hombre, yo respondo por él… Totalmente, te repito, yo respondo…. Claro. Dale, cualquier cosa me llamás. Chau, un saludo a tu mami… chau querida, chau.
MERINO: ¿Con quién hablaba?
ARECO: Nati, la hija de mi prima hermana.
MERINO: ¿Y cómo es que sabe lo de Angélica? Además ¿escuché mal o estaba hablando de mí?
ARECO: Sí, pero no se preocupe, está todo controlado. Nati es buena chica, trabaja de becaria en la oficina que vigila las cosechas a través del satélite.
MERINO: ¿Me está jodiendo?
ARECO: Para nada.
MERINO: ¿Y ahora nos está viendo?
ARECO: Claro. Salúdela.
No muy convencido MERINO saluda.
MERINO: ¿Así que vieron todo lo de Angélica?
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿Y por qué hablaban de mí?
ARECO: Ah, no, por nada. Me dijo que el hecho de que usted la haya atado y los gestos que hizo al referirse a ella son actos contra la integridad de la mujer, que por mucho menos puede ser denunciado y condenado por violencia simbólica.
 MERINO (reaccionando): ¡Pero mire a la mocosa de mierda! ¿Y a ella qué le importa? ¿Qué tiene que andar espiando a un hombre grande al que ni siquiera conoce?
ARECO se tapa la boca.
ARECO: ¡Por favor cuide el vocabulario y cúbrase al hablar!
MERINO (cubriéndose): ¿Por?
ARECO: Por los lectores de labios. Los usan para vigilar las reuniones del campo en contra del gobierno. Entienden todo lo que decimos.
MERINO: ¡Tata Dios, en qué mundo de mierda terminamos!
Se sientan en los troncos.

MERINO: Ya no se puede estar tranquilo ni en el medio del campo.
ARECO: Ajá.
Vuelven a clavar la vista en la nada. Se escucha la zamba “Angélica” interpretada por los Chalchaleros.
APAGÓN




5
Cuando vuelve la luz ARECO está sentado un tronco, alumbrándose con una linterna sostiene un libro abierto y lee. De golpe se escucha una rara vibración, se encienden los haces de luz del galpón y se hacen extrañas combinaciones de colores. ARECO da un salto en momentos que aparece MERINO, descalzo y en calzoncillos largos. Como hipnotizado, MERINO pasa a su lado sin verlo, es abducido por la luz y entra al galpón. ARECO lo sigue con la vista. Inmediatamente comienzan a escucharse gemidos y jadeos de coito. ARECO se acerca a la puerta, al principio se alarma.
ARECO: Merino… Merino, perdone que me meta… pero no sé si es lo mejor…. N-no la conocemos bien y por ahí...
Lo invade el pudor y se aparta. Pero con los sonidos in crescendo puede más la curiosidad y vuelve a espiar. Su expresión pasa de la alarma al entusiasmo y casi inconscientemente comienza a alentarlo.
ARECO: ¡Bien ahí, Merino! ¡Muy bien eso! ¡Dele! ¡Vamos, Merino! ¡Ese es mi pingo! ¡Merino viejo, nomás! ¡Merino viejo, nomás!
Pero en unos segundos algo cambia, los gemidos de ella desaparecen y los de MERINO van transformándose en gritos de dolor. ARECO se alarma.
ARECO: ¡Cui… cuidado, Merino! ¡Ojo con eso!
Las luces se vuelven de un rojo potente.
ARECO: ¡Eso no! ¡Salga! ¿Me escucha? ¡Salga de ahí! ¡Raje!
La luz cambia a un color blanco enceguecedor, se produce una explosión y las luces del galpón se apagan de golpe. Tiempo. En medio de una nube de polvo sale un MERINO chamuscado, los pelos revueltos, la camiseta desgarrada. Ambos se sientan en los troncos, vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: Lo vio.
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿Y qué me dice?
ARECO: Impresionante.
MERINO (se mira la ropa chamuscada, lloriqueando): ¡Y esa explosión al final, Areco! ¿Me explica qué fue esa explosión?
ARECO: No lo sé.
Tiempo. MERINO oculta el rostro entre las manos.
MERINO: Me da tanta vergüenza.
ARECO: ¡Tranquilo, hombre! No tiene por qué. Aunque hay que reconocer que esta muchacha tiene un estilo…
Tiempo.
ARECO: Un orgasmo.
MERINO: ¿Qué dice?
ARECO: La explosión. Que creo que fue un orgasmo.
MERINO: Ah, mire (con angustia) Escuche, Areco, usted vivió en la ciudad y en esto seguro que tiene más experiencia. Lo que ella hizo... mejor dicho, lo que ella me hizo, ¿es así? ¿Ahora se hacen esas cosas?
ARECO (dubitativo): Bueno, todo lo sexual ha venido evolucionando. Ahora hay prácticas, digamos... Digamos que en la cama ahora vale casi todo.
MERINO: Qué relajo (se besa los dedos en cruz) ¡Por esta que nunca me imaginé vivir algo así! Usted lo sabe, yo a las nueve estaba durmiendo como un angelito y de golpe me despierto montado arriba de este pedazo de mujer, no sé, como un perro alzado, como un padrillo en celo meta y ponga, meta y ponga. Cosa de brujería, sabe, tenía los ojos de ella como incrustados en el medio del cerebro. Y me iban ordenando: “Merino, hágame esto”. “Merino, ahora esto otro” “Muy bien, Merino, ahora dese vuelta y hagamos esto otro”. No tengo que contarle, usted lo vio.
ARECO: Lo vi, lo vi.
MERINO se incorpora, aún más angustiado.
MERINO: Areco, ¿cuánto hace que nos conocemos? Desde que consiguió el conchabo acá en el campo, ¿seis, siete años?
ARECO: Seis años.
MERINO: Como amigo se lo pregunto: por lo que vio, ¿para usted yo fui abusado?
ARECO: Es difícil decirlo. Depende en qué términos lo plantee.
MERINO: ¿Cómo en qué términos?
ARECO: Claro, si yo le pregunto ¿usted quiso?
MERINO (piensa): Creo que quise.
ARECO: ¿Y después, quiero decir, cuando se dio vuelta la taba?
MERINO (avergonzado): Creo que también.
ARECO: ¿Y ahora qué siente?
MERINO: En qué sentido.
ARECO: De lo que pasó, digamos, ¿guarda un buen recuerdo? ¿Siente que le gustó?
MERINO: ¿La verdad, la verdad?
ARECO: La verdad, la verdad.
MERINO (piensa): ¡Me recontra gustó, me volvió loco de todo lo que me gustó!
ARECO: Entonces no creo que haya sido abusado.
MERINO se tranquiliza.
MERINO: Gracias.
ARECO: Y ahora olvídelo. Y haga el favor de ponerse alguna crema y alcohol en ese chupón antes de que se le infecte.
MERINO (se toca el cuello): Jua, jua, herida de guerra, Areco.
ARECO: Herida de guerra.
Ambos festejan la ocurrencia. Se sientan en los troncos y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO (suspirando): De llover ni a palos, ¿no?
ARECO: Difícil.
MERINO: Están pasando cosas raras.
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿Escucho la radio? Parece que en Alemania la gente se está armando porque dicen que se viene una invasión zombi. ¿Será el fin del mundo?
ARECO: No creo.
Tiempo. Se escucha la zamba “Angélica” interpretada por los Chalchaleros.
APAGÓN




6
Cuando vuelve la luz, MERINO está parado junto a la puerta del galpón. Peinado y con un saco, enarbola un ramo de flores. ARECO, sentado en un tronco mira hacia el frente con actitud abstraída. MERINO congela un gesto de angustia. Tiempo. ARECO finalmente repara en su compañero.
ARECO: Merino, por favor, no tiene sentido.
MERINO: ¿Y qué quiere que haga? ¿Qué disimule, qué mienta?
ARECO: Ya se lo dije, usted no está enamorado.
MERINO: ¿Ah, no? ¿A ver, y entonces qué estoy?
ARECO: Está obnubilado, está…sobrecogido, no sé, está afiebrado.
MERINO: Sea más claro.
ARECO: ¡Que está caliente!
Tiempo. MERINO duda, pero se rehace.
MERINO: Se equivoca.
ARECO: No me equivoco, usted está caliente. Y la calentura es apenas la galería exterior, la zona menos comprometida y más volátil del amor.
MERINO: No soy tan bruto, yo ya sé que el amor es un estado del alma complejo y misterioso. Y por eso le aseguro que yo en este momento estoy enamorado hasta el caracú. No lo puedo explicar con las palabras que usted usa, pero sí le puedo describir detalles, cosas pequeñas pero que sin embargo me provocan un terremoto en la interioridad. Por ejemplo que con el solo hecho de imaginarla ahí, en ese galpón, solita, a mí se me corta automáticamente el hambre. O que de golpe, sin ninguna razón me agarran ataques de felicidad, me dan ganas de bañarme, de peinarme y de agradecerle al tata Dios por haberla conocido. Y dos segundos después vuelvo a sufrir porque no veo de qué forma podríamos estar juntos.
ARECO: Eso es síndrome bipolar (MERINO, lo mira perplejo) Otro chiste. Merino, lo que le digo es que piense un poquito: usted y yo no la conocemos. Peor, ni siquiera sabemos si es cristiana. Dejando de lado el tema de los ojos, no sé si vio los cablecitos que le salen de la espalda.
MERINO: Sí que los vi.
ARECO: ¿Y?
MERINO: Si ella se auto-percibe mujer eso para mí es suficiente. Mírela. Diga si no es hermosa la gorda (se acerca a la puerta del galpón y le arroja el ramo de flores) ¡Ahí van, mi amor! (inmediatamente vuelven los tallos triturados)  ¡Jua jua! ¡Qué loca! Por lo menos ya no las rechaza.
ARECO: ¿NO LAS RECHAZA? ¡SE LAS COME, MERINO! ¿Usted es ciego o pelotudo?
MERINO: Afloje con las ofensas. Por lo menos ahora se alimenta.
Se sientan en los troncos y vuelven a clavar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: Areco, ¿qué cosa lo volvió un ser humano tan frío, tan insensible? ¿Usted debe haber tenido compañeras?
ARECO: Tuve.
MERINO: ¿Y no cree en el amor?
ARECO: Poco y nada.
MERINO: Ahora que lo pienso yo no sé casi nada de su vida. Usted es alguien de estudios. ¿Cómo fue que terminó acá?
ARECO: No hay mucho para saber.
MERINO: ¿Y ahora qué tiene que hacer? Cuente, che.
ARECO: Nací en Teodelina, no tuve hermanos, infancia difícil, en casa cada vez que perdía Boca Juniors mi padre le pegaba a mi madre, si perdía de mitad de campeonato para adelante nos pegaba a los dos. Me escapé a temprana edad, viví en Rosario, después en Santa Fe, me casé dos veces, hice un curso de artes marciales, puse un gimnasio y a los dos años caí en un pozo depresivo, lo cerré, leí el Martín Fierro y entendí que lo urbano había terminado para mí.
MERINO: ¿Y entonces se vino para acá?
ARECO: Ajá.
MERINO: Vida rara.
ARECO: Como la de todos.
Ambos se abstraen con la mirada perdida en la nada. Tiempo.
MERINO: Areco, óigame, me quiero dar un gusto pero necesito de su ayuda.
ARECO: Si no hay más remedio.
MERINO: ¿Me hace la segunda voz?
ARECO: ¡Pare con eso, hombre! Cuando se le pase la mamúa va a venir el Comisario y él ya va a decir qué hacer.
MERINO: Le quiero cantar. Quiero expresarle mi sentimiento. Dele, tómelo como un favor de amigo.
De malagana ARECO se para y ambos se ubican frente al galpón, MERINO afina la guitarra.
ARECO: ¿Qué quiere hacer?
MERINO: Cantémosle “Angélica”. ¿Se anima?
ARECO: Dele.
MERINO hace la introducción con la guitarra, comienzan a cantar “Angélica”, la zamba se funde paulatinamente con el audio original de Los Chalchaleros. Las luces del galpón se encienden, comienzan a titilar y a cambiar de colores, se percibe nuevamente la vibración. ARECO y MERINO de golpe abandonan el canto, entran en un estado de ausencia y como autómatas ingresan al galpón. En unos segundos, por sobre la zamba, se escuchan los gemidos y jadeos de ambos.
APAGÓN


 

7
Cuando vuelve la luz ARECO y MERINO están sentados en los troncos, demudados, con los cabellos revueltos, la ropa rota y chamuscada. Tiempo.
MERINO: ¿Está bien?
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿Qué pasó?
ARECO: ¿Y a usted qué le parece?
MERINO da un salto y saca el puñal.
MERINO: Póngase de pie.
ARECO: Guarde eso, por favor.
MERINO: ¡Defiéndase o lo desgracio acá nomás! Lo que acaba de hacer es una canallada, Areco. Eso no se le hace a un amigo.
ARECO: Déjese de joder.
MERINO: Usted sabía lo que yo siento y no le importó.
MERINO se abalanza sobre ARECO, este lo esquiva, le dobra la mano y con una toma consigue hacerle caer el cuchillo con facilidad.
MERINO: ¿Cómo hizo eso?
ARECO: Le dije que estudié artes marciales.
MERINO se tranquiliza, ARECO le alcanza el cuchillo, MERINO lo guarda, agita la mano que le quedó doliendo. Se sientan.
ARECO: ¿No lo entiende? Acá ni usted ni yo elegimos. Fue ella.
MERINO no responde, deja pasar unos segundos y vuelve a dar un salto y saca nuevamente el cuchillo.
ARECO: ¡Otra vez la burra al trigo!
MERINO: ¿Y qué hay de usted y de mí? ¿Eh? ¿Nos tocamos? ¡Dígamelo! ¿Usted me manoseó a mí?
ARECO: ¡Pero yo qué se, Merino!
MERINO: Para mí es importante. Piense, haga el esfuerzo. Yo no recuerdo nada.
ARECO: ¿Y si pasó algo qué cambia? No recuerda nada, punto. Ya se lo dije, usted atrasa cincuenta años.
MERINO: ¿Ah, sí? Prefiero atrasar antes que volverme un degenerado sexual.
ARECO: Se tiene que deconstruir.
MERINO: ¡Yo no me deconstruyo nada!
ARECO: ¡Entonces relájese y déjese de joder!
MERINO guarda el cuchillo. Vuelven a sentarse, se abstraen mirando en la lejanía. Tiempo
MERINO (tose): Seca de porquería. Lo único que trajo fueron desgracias.
ARECO: En eso le doy la razón. Por la seca se murió el ñandú, con el ñandú muerto quedó libre el galpón y con el galpón libre se apareció su Angélica.
MERINO: Nuestra, Angélica.
ARECO lo mira pero no le contesta. Tiempo.
MERINO (cambiando, acerca el rostro al del otro): A ver. Déjeme ver, Areco.
ARECO: ¿Qué le pasa? ¿No tuvo bastante con lo de allá adentro?
MERINO: ¡Cállese! Le quiero mirar las pupilas a ver si ya se está empezando a enamorar.
ARECO: ¡Salga de ahí! ¿Se comió algún hongo alucinógeno?
MERINO: Son unos treinta minutos, se lo digo por experiencia.
ARECO: Ya le dije que yo ya no me enamoro.
Tiempo. ARECO levanta la pava, se ceba un mate y da una chupada.
MERINO: Pensaba en algo, y perdóneme que sea monotemático. 
ARECO: A ver.
MERINO: ¿Y si queda preñada?
ARECO (se incorpora de un salto, hace los cuernos con las manos): ¡Por el amor de Dios, Merino!
MERINO: ¿Qué dije? Es una posibilidad. ¿Criaríamos al chico? ¿Quién sería el padre? ¿Qué imagen paterna tendría el pobre gurí?
ARECO: ¡Pare con la ansiedad!
MERINO (sin escuchar): Si uno lo piensa bien este no es ambiente para el desarrollo de una criatura, no hay escuelas cercanas, no va a tener contacto con sus semejantes. Dígame, ¿si usted, Angélica y yo conformamos una familia, vendría a ser una familia…?
ARECO: ¿Triparental?
MERINO: No, triparental no es.
ARECO: ¿Compuesta?
MERINO: Menos.
ARECO (harto): Diversa.
MERINO: Eso, una familia diversa.
Vuelven a fijar la vista en la nada. Tiempo.
MERINO: ¿Y el rechazo social? ¿Cómo vamos a manejar el rechazo social, Areco?
ARECO: ¿El rechazo social?
MERINO: Claro, imagínese a usted y a mí con la gorda encinta. Si nos invitan no podríamos ir a la quermese, no podríamos ir al desfile del 25 de Mayo, no podríamos ir a la Fiesta Regional de la Bondiola. La gente es mala, el Gringo Robetta, los mellizos Asconzábal tienen una lengua que madona santa (imitándolos) ¡Che, Mario, mirá, ahí viene el fenómeno con sus dos maridos! ¡Jo, jo, hay que tener estómago para preñar a esa anómala!
ARECO comienza a plegarse a lo que dice MERINO.
ARECO: ¡Guarda que ahí vienen los raritos! ¡Los amantes del bicho!
MERINO: ¡Los padrillos de una sola chancha!
ARECO: ¡Llévenlan al circo, llevenlán!
MERINO y ARECO se  incorporan de un salto, sacan los cuchillos y se ponen espalda con espalda a girar en círculo.
MERINO: ¿Escuchó?
ARECO: Sí, ¿quién fue?
MERINO: ¿Fuiste vos, mellizo? ¿Quién habló, mierda?
ARECO: ¡A ver jetón, repetí lo que dijiste!
MERINO: ¡Repetilo si sos macho!
ARECO: ¡Discúlpate con la señora! ¿Escuchaste?
MERINO: ¡Dale, cagón de mierda!... Son unos cobardes, deje, Areco. No vale la pena
Hacen algunos amagues más, escupen al piso y vuelven a sentarse.
MERINO: Quién lo diría, maneja bien la daga, eh.
ARECO: Gracias. Usted también. ¿Está cortado?
MERINO: No. ¿Y usted?
ARECO: Tampoco.
MERINO le ceba un mate a ARECO, este lo toma y ambos se abstraen. Tiempo.
MERINO (se incorpora de un salto y aproxima su rostro al de ARECO): A ver ahora.
ARECO: No vuelva con eso.
MERINO: Dele, hombre, míreme.
ARECO: Todo esto que vivimos además de raro para mí es una experiencia traumática, Merino. Estoy emocionalmente inestable y por el momento no puedo pensar en mis sentimientos.
MERINO: Porque no se lo permite. Ahora usted está como trabado, Areco, pero tiene que permitirse sentir, el hombre está hecho para eso. Entiendo esto que contó de cuando jugaba Boca Juniors y lo que sufrió de chico, pero ahora debe mirar para adelante (pegándosele nuevamente a la cara) Ahí va. Deje fijos los ojos… ¡Sí, tiene el brillito, jua, jua, ya está completamente enamorando!
ARECO: ¡Salga!
MERINO: ¡Pajarito, qué poco le duró la imagen de hombre duro! Va a ver lo felices que vamos a ser los tres. Se lo aseguro. ¡Venga ese abrazo!
MERINO se abalanza y lo abraza. ARECO no logra impedirlo.
APAGÓN

 


8
Cuando vuelve la luz ARECO y MERINO están sentados en los troncos, MERINO puntea la guitarra, ambos están abstraídos. ARECO es el primero en reaccionar, mira hacia el galpón, lo mira a MERINO, reitera la acción hasta que no puede aguantarse.
ARECO: ¿No está durmiendo demasiado?
MERINO: Ajá.
ARECO: ¿Y entonces?
MERINO: Tranquilo, Areco, la gorda es así, de naturaleza dormilona y más si llega a estar de encargue. ¡Muy bien, ve, me gusta que se preocupe! Se da cuenta cómo le cambió el ánimo.
ARECO lo mira y no responde. Tiempo.
ARECO: ¿Le gustaría fumar un poco de mandanga?
MERINO: No, gracias.
ARECO: Sabe, cuando estaba en Santa Fe yo me levantaba, fumaba cuatro cigarros de marihuana, esperaba que se hiciera el mediodía y prendía la tele para ver a “El zorro”. Era lo único que hacía.
MERINO: Una bola sin manija.
ARECO: Ajá.
MERINO: Hasta que tocó fondo, leyó el Martín Fierro y se vino para acá.
ARECO: Así es.
MERINO: ¿Y ahora? ¿A qué ahora siente que tiene metas, un objetivo en la vida, un proyecto?
ARECO no responde.
MERINO: Hoy temprano pensaba, yo tengo varios aguinaldos ahorrados. Si usted se anima y habla con el patrón podemos hacer una reforma y agrandar el rancho, ¿qué le parece?
ARECO: No creo…
MERINO (sin escucharlo): Hacemos un desayunador, un baño con yacusi y dos habitaciones amplias. Por ahí, para que naden Angélica y el gurí hasta mandamos a construir una piscina…
ARECO: ¡Pare, Merino, pare!
MERINO: Disculpe.
Tiempo. De golpe, la soga que sale del galpón se mueve.
ARECO: ¿Vio eso?
MERINO: ¿Qué cosa?
ARECO: La soga, pareció moverse.
MERINO se incorpora y da unos pasos hacia la puerta del galpón.
MERINO: Le habrá parecido. Sigue durmiendo como un ángel.
Vuelve a sentarse, se abstraen con la vista perdida en la nada. De golpe la soga da un chicotazo, se escucha una gran vibración y se enciende una luz blanca segadora proveniente del galpón. MERINO y ARECO se incorporan espantados. La vibración aumenta, se escucha un estruendo y ambos siguen con la vista el itinerario de algo que se eleva desde el techo del galpón hasta perderse en el cielo.
MERINO: ¿Vio eso?
ARECO: Lo vi.
MERINO: Creo que me cagué encima. ¿Era Angélica?
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿Nuestra Angélica un ser de otra galaxia?
ARECO: Así parece.
MERINO: Estoy mareado.
MERINO vacila sobre sus pies y vuelve a sentarse en un tronco.
ARECO: Tómelo con calma.
MERINO: Sabe que yo le veía cierto aire…
ARECO: Era evidente.
MERINO: Areco, ¿y ahora qué vamos a hacer?
ARECO: ¿Pedir el divorcio?
MERINO: Acábela con los chistes.
MERINO de golpe se incorpora, angustiado va hasta la puerta del galpón y levanta la vista al cielo.
MERINO (lloriqueando): ¡Angélica!
ARECO: ¿Qué hace?
MERINO: ¡No te vayas! ¡Llevanos!
ARECO: Por mí no hable.
Suena el celular de ARECO, atiende.
ARECO: Hola…. Sí, sí, impresionante…. Le hizo un agujero al techo del galpón y se perdió en el cielo…. Claro, claro…. Claro… Sí, estamos bien…. Claro… Claro… Me fijo si lo recibí. Ya sé, ya sé…. Gracias, Nati… Gracias, cualquier cosa me llamás. Chau, un saludo a tu mami, chau querida, chau.
MERINO: ¿Y?
ARECO: Dice que cuando el otro día llamó no nos quiso preocupar, que era un hecho que ya estaba investigando el ministerio de Defensa. Lo de Angélica no fue un caso aislado.
MERINO: ¿Y eso qué quiere decir?
ARECO: Que al mismo tiempo que acá, hubieron aterrizajes parecidas en otros puntos de la Provincia. Y en todos, las visitantes tuvieron contacto sexual con los lugareños.  
MERINO: ¡A la mierda!
ARECO: Espere que Nati también me mandó un archivo. Escuche (lee en el display del celular) “Una de las hipótesis es que las alienígenas habrían arribado con intenciones de apareamiento para perpetuar una civilización quizás en proceso de extinción”.  
MERINO: ¡A la mierda! ¿Entonces nos usó?
ARECO: Ajá.
MERINO: ¿De reproductores?
ARECO: Eso parece.
Tiempo. MERINO reacciona y se tapa la boca para hablar.
MERINO: ¡No, no le creo! ¡Dígale a la mocosa de mierda que no le creo! ¿A usted le parece que Angélica, nuestra Angélica puede haber sido tan guacha? Ella sentía cosas por usted y por mí.
ARECO: No sea ingenuo, Merino.
Tiempo. MERINO lloriquea.
MERINO: ¿Entonces fue una mentira? ¿Fuimos meros ejemplares para la cruza? ¿Tristes máquinas expendedoras como la de la estación del gasoil?
ARECO: ¡Bueno, hombre!... Como decía mi terapeuta “no llore porque se acabó, sonría porque sucedió”
MERINO alza la guitarra, improvisa un punteo, vuelven a abstraerse con la mirada en la nada. Tiempo.
MERINO: ¿Vio cómo se elevaba?
ARECO: Ajá.
MERINO: ¡Parecía un aerolito, la gorda! Seguramente allá arriba estaría esperándola una de estas naves, ¿cómo se dice…?
ARECO: ¿Exploradoras?
MERINO: No, exploradoras, no es.
ARECO: ¿Interestelares?
MERINO: Menos.
ARECO: Nodrizas.
MERINO: Eso, una nave nodriza.
Tiempo. Vuelven a abstraerse.
MERINO: Volviendo a lo del pre-viaje yo diría que averigüe por las Cataratas, ¿qué le parece? Digo para desquitarnos de la seca.
ARECO: Averiguo.
MERINO: ¿Seguirá sin llover?
ARECO: Lo más probable.
MERINO: Qué porquería de tiempo.
Vuelve a escucharse “Angélica”, interpretada por Los Chalchaleros.
APAGÓN FINAL.

jueves, 6 de enero de 2022

¡Uyuyuuuy!

Personajes:

Esteban

Mercedes

Carmen

 

ESTEBAN lee, MERCEDES y CARMEN toman mate.

CARMEN: Estoy nerviosa.

MERCEDES: Mamá, no empecés.

CARMEN: ¿Y qué querés?, me agarra la ansiedad, me pongo nerviosa. Me alegro mucho por vos, estoy muy feliz, pero también estoy nerviosa.

MERCEDES (para sí): ¿Cómo se me ocurrió esto?

CARMEN: ¡Te escuché! ¿Qué cosa cómo se te ocurrió?

MERCEDES: Invitarlo. No entiendo en qué estaba pensando.

CARMEN: Nena, es el primer artista que vamos a tener en la familia.

ESTEBAN (reaccionando): Jajajaja.

MERCEDES: ¿De qué te reís, tarado? (tiempo) Mamá, ¿qué estás diciendo?

CARMEN: Eso. Lo que escuchaste.

MERCEDES: Hace un mes que estamos saliendo, ¿y ya lo metés en la familia?

CARMEN: ¡Bueno, bueno, qué susceptible estás!

ESTEBAN (sin retirar la vista del libro): ¿Y vos decís que el chabón este es artista?

CARMEN: Es actor, ¿no, Mechi? Hace publicidades en la tele. Te digo que lo pienso y no lo puedo creer.

ESTEBAN: Por eso pregunto.

CARMEN: Ay, Esteban, ¿vas a empezar con otro de tus discursitos?

ESTEBAN (sin dejar de leer): Yo no hago ningún discursito, solo pregunto si el hecho de hacer publicidades para la tele lo convierte en artista.

MERCEDES: Ahí lo tenés a tu hijo, el intelectual de izquierda.

Tiempo.

CARMEN: Nena, vos sabés que soy chapada a la antigua, pero para mí es importante. Que vos traigas a tu prometido acá…

MERCEDES: ¡No es mi prometido!

CARMEN: Bueno, a tu pareja. Que nos lo presentes a tu hermano y a mí, qué sé yo, que lo conozcamos y podamos preguntarle cosas. Máxime cuando debe saber tantos detalles de la farándula (tiempo) Creo que lo mejor va a ser tratarlo como a alguien común, ¿no?

ESTEBAN: ¡Ah, bueno!

MERCEDES: ¡Esteban, pará con el bardeo, plis!

ESTEBAN: ¿Ahora resulta que tampoco es alguien común?

CARMEN: Tiene razón Mechi. ¿Por qué sos así con tu hermana? Criticás cada cosa que hace.

ESTEBAN: Es que le dan una dimensión a la cosa. Mercedes está saliendo con un chabón, el chabón hace casting para publicidades de la tele. Y el chabón pegó una publicidad. Punto.

CARMEN: ¡¿Una publicidad, Esteban?!¡¿Una publicidad?!

ESTEBAN: Sí, ¿yo qué dije?

CARMEN: ¡LA PUBLICIDAD, querrás decir! ¡El novio de tu hermana hace la publicidad de Hepatalgina, hijo!

ESTEBAN: ¡AY, SOCORRO, AVISEMOS A LOS BOMBEROS! ¡MECHA, LLAMÁ AL 911! ¡AYYY! ¡EL CHABÓN HACE LA PUBLICIDAD DE HEPATALGINA!

CARMEN: ¡Sos imposible!

Tiempo.

ESTEBAN: Mamá, ¿vos recordás al tío Marcos?

CARMEN: Obvio que recuerdo al tío Marcos. Pero ¿Qué tiene que ver el tío Marcos con esto?

ESTEBAN: El tío Marcos tocaba el bandoneón en la orquesta de la Asociación Bancaria y nunca te vi desesperada haciendo tus famosos ravioles del domingo para invitarlo a comer.

CARMEN: ¡Me extraña que leyendo tanto seas tan ignorante, hijo! Una cosa era la orquesta típica del tío Marcos en el salón de la Asociación Bancaria y otra muy distinta es salir en la tele.

Tiempo.

MERCEDES (a la madre): ¿Y vos cómo sabés?

CARMEN: ¿Qué cosa?

MERCEDES: Que Patricio hace la publicidad de Hepatalgina.

CARMEN: ¡La ví, nena! ¿No te conté? Mejor dicho la vimos. Estábamos con Nélida y Estelita ayer viendo “Dos para ganar” y no va que justo viene la tanda y la pasan. ¡Jajajaja! Cuando les dije que era tu prometido se quedaron secas.

MERCEDES se agarra la cabeza.

APAGÓN

 

II

ESTEBAN, MERCEDES y CARMEN están sentados a la mesa a punto de almorzar. También está PATRICIO, que se ubica al frente, del lado de la platea. Solo se ven su plato y sus cubiertos. ESTEBAN, desentendido, sigue leyendo.

CARMEN: Es muy buen mozo. Mucho mejor de lo que se ve en la tele.

MERCEDES: ¡Ay, mamá!

CARMEN: Y que tiene, Mechi, es muy bien parecido, ¿qué tiene de malo decirlo?

MERCEDES: Es que Patricio es muy tímido.

CARMEN: ¿No es una contradicción? Quiero decir ser actor y al mismo tiempo ser tímido (tiempo) Y dígame, querido, a usted le molestaría si…

MERCEDES: ¡Mamá!

CARMEN: ¿Qué pasa, sos pitonisa, leés la mente también? ¿Sabés lo que le voy a pedir?

MERCEDES: Es que ya te veo venir.

CARMEN: ¡Y qué tiene, nena! ¡Una vez! Dele, Patricio, hágala para nosotros.

MERCEDES: ¿Se puede saber  por qué sos tan pesada?

PATRICIO le dice algo a MERCEDES.

MERCEDES: ¡Es que no me parece, amor! (a CARMEN) No te das cuenta que estuvo grabando todo el día…

CARMEN: ¡Tenés razón, tenés razón! Olvídelo, disculpe, querido. Debe estar exhausto. Nosotros tuvimos un gran músico en la familia, el tío Marcos, hermano mayor de mi difunto marido. Era primer bandoneón en una orquesta típica y cuando estaba de gira y venía a visitarnos al pobre se lo veía arruinado.

ESTEBAN levanta la vista del libro y mira con sorna a su madre, PATRICIO al parecer le dice algo a MERCEDES.

MERCEDES: ¿Te parece? No te sientas presionado. Mirá que no es necesario.

CARMEN: ¿En serio la va a hacer? ¡Ay, qué emoción! Espere, espere que lo grabo con el celular. ¿Cómo se pone para grabar video, hija? (MERCEDES la ayuda) Se lo voy a pasar a Estelita. Cuando vea que me lo hizo en vivo acá en casa se va a ahogar en su propia bilis.

Adivinamos que PATRICIO se levanta, se mueve, prueba la voz. Los demás lo siguen con la vista.

CARMEN: ¿Qué hace?

MERCEDES: Se está preparando.

CARMEN: Ah, claro, el actor tiene que entrar en el personaje, se lo escuché decir a Pablo Alarcón en "Intratables".

ESTEBAN: Esto es increíble.

MERCEDES: ¡Vos cállate!

CARMEN y MERCEDES se miran con expectativa, ESTEBAN observa a los tres sin poder creerlo.

CARMEN: ¡Qué nervios!

MERCEDES: Ahí viene.

Adivinamos que PATRICIO monta la escena.

OFF PATRICIO: ¡UYUYUYYYY!

Pausa que quedan congelados unos segundos.

CARMEN (aplaudiendo): ¡Asombroso! ¿Vieron? ¿Viste eso, nene?

MERCEDES: Hermoso, amor.

CARMEN: ¡La expresión! ¡Y cómo transmite el malestar! Se agarra la panza con una verdad.

MERCEDES: Es muy gráfico.

CARMEN: Se entiende que se dio un gran atracón, ¿no? Lo invitaron a una recepción, a una cena de gala. Al menos yo lo interpreto así.

MERCEDES: Está claro.

CARMEN (aplaude): ¡Maravilloso! ¡Bravo, bravo, bravo…!

PATRICIO dice algo que CARMEN no alcanza a escuchar.

CARMEN: ¿Qué dice? Levante un poco la voz, querido.

MERCEDES: Nada, que así en frío por ahí le salió un poco bajo

CARMEN: ¡No! Para nada. Le sale igual. Para mí es un calco de cómo se ve en la tele. ¡Mire, se me puso la piel de gallina!

CARMEN y MERCEDES ahora miran a ESTEBAN que continua con la misma expresión.

MERCEDES: ¿Qué?

ESTEBAN: Nada.

MERCEDES: ¡No, hablá! Si te morís por decir algo.

ESTEBAN: Que no lo puedo creer.

MERCEDES: ¿Qué cosa no podés creer?

ESTEBAN: Chabón, ¿eso es todo lo que hacés en la publicidad?

MERCEDES: Sí, ¿qué tiene?

ESTEBAN: Que es una pelotudez.

CARMEN: ¡Hijo, medí las palabras! Es nuestro invitado y el futuro marido de tu hermana.

MERCEDES: ¿Esteban, seguro que te tenés que quedar? ¿Por qué mejor no te vas?

ESTEBAN: Porque tengo que comer los ravioles que hizo mamá, ¿no puedo? Además yo no le estoy faltando el respeto. ¿Yo te insulté en algún momento? Solo estoy haciendo una descripción objetiva: eso que vimos es una pelotudez.

CARMEN: Ay, hijo, qué necio que sos. Si lo están pasando en todos los canales desde la semana pasada.

ESTEBAN: Yo no veo televisión.

MERCEDES (irónica, a PATRICIO): Él no ve televisión.

Suena un celular, adivinamos que PATRICIO se incorpora y se va aparte.

MERCEDES (a la madre): Te dije que con este no era buena idea invitarlo.

ESTEBAN: ¡Uy, nena! Se lo dije de onda.

CARMEN: ¡Shhht, hagamos silencio! Por ahí está hablando con algún productor. Ustedes no entienden como funciona el mundo del espectáculo, ahora le deben estar lloviendo propuestas.

ESTEBAN: Seguro.

PATRICIO termina la comunicación y vuelve a la mesa, dice algo que CARMEN no escucha.

CARMEN: ¿Qué dijo? ¿Por qué habla tan bajito, nena?

MERCEDES: Que lo llamaron de la producción de Mirta Legrand.

CARMEN: ¡¿De Mirta Legrand!? ¡¿De almorzando con Mirta Legrand?! (se abanica con una servilleta) ¡Ay, por Dios!

MERCEDES: Tomá un trago de agua, mamá (le sirve en un vaso) Y no hagas papelones, haceme el favor.

CARMEN: ¿Pero no te das cuenta? Mirta Legrand es la número uno de la televisión Argentina.

Adivinamos que PATRICO se incorpora y vuelve a decir algo que CARMEN no escucha.

CARMEN: ¿Qué pasa? ¿Ahora qué dice?

MERCEDES: Que lamentablemente no se va a poder quedar.

CARMEN: ¡Pero, por favor, olvidalo, hijo! Vas a ir al programa de Mirta Legrand, seguro que te va a tocar compartir mesa con Luciana Salazar, con Nelson Castro y Fernando Burlando. Qué importancia tiene una sencilla pasta casera. Ahí seguro que te van a servir platos de alta cocina. ¡Andá tranquilo, andá!

MERCEDES: Vamos, te acompaño a la puerta.

CARMEN despide con la vista a PATRICIO, luego contempla con desaprobación a ESTEBAN, este le devuelve una mirada inocente.

CARMEN: ¿Qué hay?

ESTEBAN: Los ravioles… ¿Ahora podré comer dos platos?

APAGÓN


lunes, 24 de mayo de 2021

Tailandeses

Escribí esto que originalmente debía ser el borrador de un informe para la Agencia, pero que ahora tal vez quede como testimonio póstumo (si sigue existiendo el idioma español y seguimos acaeciendo como planeta, claro).

El tema es el siguiente (lo transcribo tal cual está en la libreta para que se entienda su progresión, la magnitud del mal, y –con suerte- tener alguna idea de su proyección a futuro.

Viernes 3 de febrero: a partir de las primeras noticias del exterior y del comunicado oficial de la Organización Mundial de la Salud, se desata a escala global un virus desconocido que vuelve tailandesas a las personas. Esto es, seres humanos de nacionalidades diversas conforme al avance de la enfermedad poco a poco van pasando a ser tailandeses.

Lunes 4 de marzo: hasta el momento se desconoce su peligrosidad. Se descuenta que el bicho ya venía reproduciéndose en su país de origen, pero según infectólogos y especialistas acreditados fue casi imposible de detectar ya que los afectados ya eran tailandeses.

Viernes 10 de marzo: se da comienzo a una carrera contrarreloj para la fabricación de varias vacunas. Los principales laboratorios aceleran los procesos de elaboración en distintos puntos del planeta.

Martes 25 de marzo: contradicciones y demoras en los cierres de fronteras, inoperancia de las autoridades en los testeos y sobre cómo instruir a la población para enfrentar el virus que avanza y se extiende con rapidez.

Jueves 4 de abril: la enfermedad es declarada pandemia. El TAIVIPEI-16 (ese es su nombre científico) no es mortal pero ataca preferentemente a adultos mayores. Síntomas: sudoración, taquicardia, pérdida parcial de la audición y en su proceso de incubación el infectado comienza a revivir imágenes y a tener conocimientos sobre Tailandia que hasta el momento ignoraba.

Miércoles 30 de abril: Sin novedad.

Jueves 18 de mayo: Una buena noticia, en los contagiados menores de edad los daños disminuyen. A los niños, incluso si desarrollan el TAIVIPEI-16 hasta el final del proceso, los cambios y las transformaciones psicofísicas no los estresan, ya que con una breve historia vital por detrás no sufren casi con la pérdida de identidad.  Para los adultos mayores –en cambio- con historias de vida arraigadas y extendidas en el tiempo, pasar a ser tailandés les provoca un shock algo más considerable.

Viernes 22 de junio: siento los primeros síntomas y me hago los análisis: doy "detectable". Comienzo a experimentar los primeros cambios físicos de los que tomo minuciosa nota. Mi piel cambia de tonalidad, si me miró ojos al espejo estos han comenzado a adquirir el aspecto rasgado característico de los hombres de mediana edad orientales.

Jueves 10 de julio: Sin novedad.

Miércoles 15 de agosto: el mundo completa finalmente las primeras vacunas y comienzan a administrarse. Inmediatamente el TAIVIPEI-16 elabora mutaciones que burlan los anticuerpos de las vacunas y en el mundo arrecia su contagio a través de las distintas variantes. Se identifican tres: la variante Belga/Tailandesa, con fiebre alta, sarpullido y enumeración repetida de las principales ruinas de Tailandia; la Peruano/tailandesa, con pérdida de olfato, dolor de articulaciones, poluciones nocturnas y antojo obsesivo de pollo con arroz hervido en caldo de gallina; y la variante Marroquí/tailandesa (tos, taquicardia y compulsión a explicar a los gritos el origen del movimiento estudiantil tailandés de los años sesenta). Esta última es la más contagiosa.

Lunes 1 de septiembre: La Organización Mundial de la Salud reconoce errores, no calculó con precisión la magnitud del desastre al que se enfrenta el mundo. Dos grupos de médicos sanitaristas polemizan acaloradamente en los medios. Uno de ellos, compuesto por enfermos avanzados, exponen sus teorías directamente en tailandés, lo que aumenta los malentendidos y la desorientación.

Sábado 20 de septiembre: Sin novedad.

Martes 3 de octubre: Una experiencia personal me llena de angustia: luego de los días de aislamiento aconsejados por mi médico decido bajar a la calle, cuando saludo a Mario, el encargado del edificio, este no me reconoce. Por la noche comienzo a vocalizar las primeras palabras en thai.

Sábado 22 de octubre: Una asociación de adultos mayores infectados publica una extensa solicitada, exigen que llegado el momento de pasar al otro plano les aseguren que serán velados e incinerados en “su tierra” con los rituales budistas del caso. Por “su tierra” se refieren obviamente al estado democrático de Tailandia.
Por otro lado, la Justicia Civil entra en una virtual parálisis. Se solicita un cambio masivo de testamentos, surgen beneficiarios del país oriental hasta el momento completos desconocidos para las familias y entre los herederos se desata la furia. Las autoridades se preguntan qué hacer, ¿decretar la insania general para todos los portadores del TAIVIPEI-16 en condiciones de testar?

Jueves 2 de noviembre: Sin novedad.

Lunes 19 de noviembre: Llamo a mi padre, me dice que a partir del fin de semana ya no podré ir a verlo, que se encerró en la casa, hizo acopio de mercadería y aceitó su escopeta perdicera para defender la soberanía nacional.

Martes 3 de diciembre: A la confusión y al caos generalizado se agregan fake news de toda laya. Entre ellas se denuncia a la Cámara Argentina de Supermercadistas Chinos. Se argumenta que ha sido la avanzada del TAIVIPEI-16 en el país y que sus asociados han venido inoculando la enfermedad desde hace un año en las promociones de vinos de marca, fideos de arroz y conservas de pescado.

Jueves 4 de enero: César mi compañero de la redacción pasa por casa para decirme que renunció a la Agencia y que va a emigrar. Trato de convencerlo de que es una locura, que las fronteras y los aeropuertos están cerrados, pero no sé qué dice de un barco irregular que haciendo una serie de combinaciones cruza el canal de Panamá para llegar en dos meses al “centro de la nueva civilización”, Tailandia.  Pienso, ¿mi compañero es un delirante o tiene razón? ¿No será que poco a poco perderemos el idioma, la memoria, las tradiciones argentinas, el fútbol será reemplazado por el Muay Thai y el mundo pasará a ser una inmensa Tailandia? Lo ignoro.

Viernes 15 de enero: Sin novedad.

Martes 3 de febrero: No queda mucho por agregar, al cumplirse un año exacto del comienzo el TAIVIPEI-16 ha ganado la batalla, las vacunas mostraron su ineficacia y diría que ya todos en breve seremos completos tailandeses. La gente sin embargo parece adormecida. La Argentina siempre ha sido un caos y para colmo de males ahora esto. Mi trabajo en la Agencia a esta altura ya es incomprensible, cubrimos la información del consumo de camarón seco o del extendido de cloacas en Bangkok. Es probable que me tome unas vacaciones atrasadas o también renuncie. No comprendo como nadie sale a la calle a pedir explicaciones, a protestar… ไม่เข้าใจว่าเกิดอะไรขึ้น… incendiar… เพียงพอกับสถานะนี้… romper todo…  ให้มันจบลง… no se entiende...และโลกกำลังจะสิ้นสุดลและเราไม่สามา รถแก้ไขอะไรได้เลย…tailandeses del orto... เราจะจบลงด้วยการเป็นประเทศไทยและสิ่งสุดท้ายที่.

jueves, 13 de mayo de 2021

Asistencia al suicida

Personajes:

Suicida
Psicólogo

 

Microcentro, hora pico, frente a un local comercial el suicida se apunta un cuchillo a la yugular. Está cercado por una cinta de peligro. Fuera de escena un oficial desde un patrullero con altavoz trata de ordenar a los curiosos que lo rodean.

SUICIDA (exaltado): ¿Qué pasa? ¿Eh? ¿Quieren que lo haga, no? ¿Quieren ver sangre?

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Circulen, por favor!

SUICIDA: ¿Les parece circo, esto? ¿Teatro callejero?

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Tranquilo, señor! Ya está llegando el equipo de intervención y podrá hablar con un especialista.

SUICIDA: ¡No voy a hablar con nadie!

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta, por favor! ¡Circulen!

SUICIDA: Cuanto más sangriento mejor, no es cierto. Necesitan emociones, algo que los distraiga de sus vidas de mierda (se arranca la corbata y el saco y los tira hechos un bollo a un costado, se apunta con el cuchillo al abdomen) Si corto desde acá incluso van a poder ver mis intestinos. ¿Me achuro, entonces? A la una, a las dos y a las… (entre los curiosos se escuchan alaridos, el suicida se ríe) ¡Por Dios, dan pena! Perdón, ¿y vos de dónde sos? Mirá qué bien, canal veintiseis. Tenemos a los medios. Che, pongan buena cara que estamos saliendo en vivo.

Por un costado, sorteando la cinta de peligro, ingresa un desconocido. Al advertirlo, el suicida vuelve a llevarse el cuchillo al cuello.

SUICIDA: ¡Ey! ¿Qué hacés? ¿Y vos quién carajo sos? 

PSICÓLOGO (muy nervioso, se paraliza): ¡Muero contento, hemos batido al enemigo!

SUICIDA: ¿Perdón?

PSICÓLOGO: D-disculpe, me salió. Deben ser los nervios.

El suicida lo mide con desconfianza.

SUICIDA: Sí, deben ser los nervios. Vos debés ser del famoso equipo de intervención. ¿Estás un poquito histérico o me parece a mí?

PSICÓLOGO: ¿E-es muy evidente?

SUICIDA: No lo sé, pero deberías estar más acostumbrado, ¿no?

PSICÓLOGO: S-sí. Bah, no sé.

SUICIDA: Bueno, paciencia. Arrimate, arrimate. ¿Querés algo para tomar?

PSICÓLOGO: Por favor, n-no se burle.

SUICIDA: No me burlo, en serio. Mirá que lindo público tenemos, allá está el patrullero que organiza la seguridad, ahí un canal de televisión transmitiendo en vivo (cambiando vuelve a apuntarse con el cuchillo al cuello) ¡Pero ni se te ocurra acercarte porque ya sabés lo que va a pasar!

PSICÓLOGO: N-no, sí, está bien.

Tiempo. El suicida señala a los curiosos.

SUICIDA: Fijate, miralos. ¿Siempre es así?

PSICÓLOGO: ¿Qué cosa?

SUICIDA: Alguien como yo que decide terminar y tantos pelotudos arracimados asistiendo al evento. Vos lo debés estar viendo a diario, ¿no?

PSICÓLOGO: No. Más o menos.

SUICIDA: Fijate que no pueden irse. Son patéticos. Es como que necesitan volver con algo a sus casas, algo que les salve el día, cuanto más morboso, mejor. Vidas huecas, vidas de mierda, ¿no?

Suena un celular. El suicida lo busca en el saco hecho un bollo en el piso.

SUICIDA: Perdoname.

PSICÓLOGO: Atienda, atienda.

SUICIDA (atendiendo, neutro): ¿Qué hacés?…. Ah, mirá… Ah, mirá… Ah, mirá… Pero no… ¡Te digo que no!… ¡Me importa un carajo! Ya es tarde. ¿Vos tomaste una decisión, te jode la conciencia? ¡Bancátela!

Corta la comunicación, el celular vuelve a sonar, lo apaga y se lo da al psicólogo.

SUICIDA: Tomá (de un bolsillo saca el portadocumentos y las llaves) Y tomá esto también, después sabrás qué hacer.

Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Su señora?

SUICIDA: ¿Perdón?

PSICÓLOGO: Digo, la que llamó, si era su señora.

SUICIDA: Ah, sí. En realidad mi mujer, no estamos casados.

PSICÓLOGO: Ah, claro.

SUICIDA: Son increíbles.

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: Te arruinan la vida y después vienen con el arrepentimiento… Ah, dice que me vio en la tele, que estamos saliendo en vivo. Saludá ahí.

El psicólogo saluda con la mano hacia la cámara. Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Tienen hijos?

El suicida niega con la cabeza.

PSICÓLOGO: Entonces es muchísimo más sencillo.

SUICIDA: ¿Qué cosa?

PSICÓLOGO: Suicidarse, digo que es más sencillo cuando no se tienen hijos. SUICIDA: ¿Ah, sí?

PSICÓLOGO (entusiasmándose): Absolutamente, lo estuve investigando. Yo por suerte tampoco tengo hijos. El sentimiento de culpa que deja en los sobrevivientes, cuando son menores cuesta mucho más elaborarlo.

SUICIDA (observándolo con curiosidad): Sos algo raro, ¿no?

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: No sé, ¿no tendrías que intentar hacerme desistir, hablarme de la violación de la ley de Dios, el milagro de la vida y toda esa mierda? 

PSICÓLOGO: Puede ser. No lo sé

El psicólogo de golpe se quiebra, reprime un sollozo y oculta su cara entre las manos. Desconcertado el suicida busca con la vista al oficial de policía.

SUICIDA: ¿Qué le pasa? (acercándose al psicólogo) ¿Te pasa algo?

El psicólogo saca de entre sus ropas otro cuchillo.

SUICIDA: ¡Ah, lo que faltaba!

PSICÓLOGO: Discúlpeme.

SUICIDA: ¡No te puedo creer! ¡Cartón lleno! (desconfiado) ¿Qué es, un truco? (al oficial de policía) ¿Agente, esto es un truco?

PSICÓLOGO: N-no, ¿cómo un truco?

SUICIDA: Una estrategia, hacer que te ponés de mi lado. ¿Y los estúpidos como yo se lo tragan, entran en el jugo?

PSICÓLOGO: No, señor. ¿Qué dice? ¿Le parece que voy a especular con algo así? Le estoy abriendo mi corazón, mostrándole mi sufrimiento.

El grupo de curiosos comienza a vivar.

SUICIDA: ¡SILENCIO! (al psicólogo) ¡Paremos! ¡Vos te estás abusando, la cortás acá! (a los curiosos) No confundamos los tantos: este tipo…. ¿Dónde estaba la cámara? Tomame, por favor. Quiero decir que desconozco a este sujeto, supuestamente vino para ayudarme y si está deprimido, si lo cagó su chica o perdió la casa a la ruleta me importa tres carajos. Esto no es ningún club, acá el suicida soy yo. ¿Está claro? Si quiere amasijarse que agarre su cuchillo y se vaya a la otra cuadra. Es mi público, mi canal de la televisión y mi vereda, ¿okey?

Tiempo, el suicida se calma.

PSICÓLOGO: Discúlpeme.

SUICIDA: Todo bien.

PSICÓLOGO: Creí que teníamos cosas en común, que habíamos construido un vínculo.

SUICIDA: Te equivocaste.

PSICÓLOGO: Es que uno está tan solo.

SUICIDA: Chocolate por la noticia.

Tiempo.

SUICIDA: Sabés que no entiendo. ¿Cómo funciona la cabeza de la gente? Vos trabajás en esto, ¿cómo se te ocurrió?

PSICÓLOGO: N-no lo sé. Lo vi, m-me dije ya que este señor estaba en el proceso tengo poco y nada que explicarle y quizás podamos hacerlo juntos.

SUICIDA: Imposible.

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: Que me mate yo es una cosa, pero que se mate otro conmigo...

PSICÓLOGO: ¿Qué cambia?

SUICIDA (engranando): ¡No lo sé y no tengo por qué justificarme! ¡Es raro y me da impresión, punto! (mira la hora) ¡Y ahora me cagaste el plan! ¡Yo ya lo tendría que haber hecho hace rato y acá estoy hablando de no sé de qué carajo con un loco como vos!

PSICÓLOGO: Perdón.

Tiempo. El suicida observa el cuchillo del psicólogo.

SUICIDA: Es un hermoso cuchillo. Hoja arbolito, ¿no?

PSICÓLOGO: Sí. Un regalo de mi padre. Hecho en Alemania, creo.

SUICIDA: Sin duda es acero alemán. Este no es tan bueno, es de cocina, pero le tengo mucho cariño.

PSICÓLOGO: ¿Lo quiere? Se lo doy.

SUICIDA: No, faltaba más

PSICÓLOGO: Usted regáleme el suyo. Hacemos un intercambio.

Se los intercambian.

SUICIDA: Bueno, muchas gracias.

Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Puedo proponerle algo?

SUICIDA: A ver.

PSICÓLOGO: Por lo que veo usted hoy ya no va a hacerlo…

SUICIDA: Es verdad (mira la hora) Además es tardísimo.

PSICÓLOGO: Que le parece si nos citamos mañana por la mañana, supongamos en la Costanera, de siete a nueve casi no hay nadie.

SUICIDA: No lo creo.

PSICÓLOGO: Si quiere puede usar una venda, digo por si le da impresión mirarme. Para mí va a ser muy importante. ¡Por favor! (saca el celular) Deme su teléfono y le hago una llamada perdida.

SUICIDA: Lo tenés vos.

PSICÓLOGO: Ah, es verdad, se lo devuelvo, tome también las llaves y el documento. Dígame.

SUICIDA: 1138918875

PSICÓLOGO: Ahí está. ¿Sellamos el acuerdo?

SUICIDA: No lo sé… Me voy a arrepentir pero okay, sellemos. ¿Qué hacemos? ¿Nos damos la mano?

PSICÓLOGO (atrayéndolo hacia sí): Mejor un abrazo.

Se abrazan, se escuchan protestas y silbidos de los curiosos. El suicida se separa de golpe.

SUICIDA: ¡SILENCIO!

Vuelven a juntarse, el psicólogo extiende el abrazo, con una mano saca un frasco y se mete varias pastillas a la boca. Inmediatamente pierde el equilibrio y comienza a babear.

SUICIDA (sosteniéndolo): ¡Qué hacés!

PSICÓLOGO: P-perdóneme. Sentí el impulso.

El psicólogo agoniza en brazos del suicida, los curiosos ahora vivan y aplauden, el moribundo quiere decir unas últimas palabras.

SUICIDA: ¡Silencio, dije!

PSICOLOGO (con un hilo de voz): Gracias. Y no pierda el tiempo, esto no es para usted.

El psicólogo muere. El suicida lo apoya en el piso, los curiosos vuelven a aplaudir, el suicida reacciona, se lleva los dos cuchillos al cuello.

SUICIDA: ¡BASTA! ¡ENFERMOS!

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta! ¡Circulen, por favor! Tranquilo, señor, ya está llegando el equipo de intervención con el psicólogo.

SUICIDA: ¿Con el psicólogo? ¿Cómo con el psicólogo? ¿Pero el psicólogo no era este?

ALTAVOZ POLICIAL: No, señor. ¿No era familiar suyo? Nos pidió que lo dejáramos pasar.

SUICIDA (desconcertado): ¿Sabe qué? Pida la ambulancia para llevarse el cuerpo. Yo por mi parte me arrepiento, mire, depongo la actitud (deja los dos cuchillos en el piso, alza el saco y la corbata) No traigan a nadie más, ¿escuchó? (mientras se marcha) ¡Qué mal está la gente, por Dios!

APAGÓN.

viernes, 7 de mayo de 2021

Frente de guerra

Personajes
Mirko
Viorel


1
Puesto de avanzada, sacos apilados, alambres de púa, sobre la derecha barrera levadiza. El Sargento Mirko Hodzic vigila hacia platea con los  binoculares, el Cabo Viorel Jovanovic tiembla bajo un capote mientras practica un jueguito online con el celular. Tiempo.
MIRKO: Jancovic es el que estuvo siempre al mando. El Comandante Milos Jancovic. Y parece que con este Katunaric hicieron juntos la academia y la pica viene de esa época.
Viorel no escucha. Tiempo.
MIRKO: El tipo cae, así, sin ningún anuncio como observador y como tienen la misma graduación Jancovic no le puede decir nada. Entonces el otro empieza con los comentarios irónicos, se ríe, lo desautoriza…
Viorel ídem. Tiempo.
MIRKO: En definitiva los tipos se odian y en cada reunión parece que se crea un clima que se corta con cuchillo.   
Viorel ídem, se levanta, prende un porro, da una pitada profunda, se  coloca la máscara antigás y exhala el humo adentro.
MIRKO: Entonces empezó a circular la versión -es probable que el propio Katunaric la haya puesto a rodar- de que a fines de diciembre a Jancovic lo trasladarían al norte y él va tomar el mando. ¿Entendés?
Con la máscara llena de humo Viorel camina vacilante, mira hacia el cielo. Mirko deja los binoculares y por primera vez lo mira.
MIRKO: ¿Qué hacés?
Viorel se saca la máscara, tose.
MIRKO: Te pregunto, ¿qué hacés?
Viorel no responde.
MIRKO: Viorel, ¿qué sos? ¿Un chico?
VIOREL: Tengo hambre.
MIRKO: ¡Ah, no me digas!
Tiempo.
VIOREL (dando una calada profunda): Es un descontrol.
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Esto. Es un descontrol.
MIRKO: No empieces.
Se escucha desde la línea enemiga una grabación vieja de una voz haciendo una arenga en alemán.
VIOREL: Escuchá. ¿Es o no es un descontrol?
MIRKO: No te voy a contestar
VIOREL: ¿Y por qué no me vas a contestar?
MIRKO: Porque estás drogado.
VIOREL: Yo no estoy drogado. Y te aviso que en breve no me vez más el pelo.
MIRKO: Sí, claro.
Tiempo.
VIOREL: ¿En qué estaba pensando? ¿Cómo se me ocurrió?
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Volver. ¿Para esto? Prefiero cualquier, mirá, vender merca en la calle, no sé, atender a mi abuela.
Vuelve a escucharse la grabación en alemán. Tiempo.
MIRKO: Por si no te avisaron estás en una guerra.
VIOREL: No me había dado cuenta. ¿Y?
MIRKO: ¿Cómo “y”?
VIOREL: ¡Sí, “y”! (tiempo) Mirko, esta discusión ya la tuvimos: primero, vos sabés que soy pacifista.
MIRKO: ¡Ah, sí, me había olvidado!
VIOREL: ¡Soy pacifista, sí! ¿Qué tiene? ¿Es antigüo ser pacifista, es demodé? Estoy en contra de toda forma de violencia, guerras obviamente incluidas. Segundo, ¿cuánto hace que estamos acá? ¿Cincuenta días? ¿Sesenta? ¿Vos viste algo parecido a un enemigo?
MIRKO: Bueno…
VIOREL: No inventes porque no tenés la menor idea. Mejor decí “no sé”.
Mirko vuelve a los binoculares. Tiempo.  
MIRKO: ¿Y?
MIRKO: No sé.
VIOREL: Perfecto. Y tercero: tendrías que escucharte. Repetís las habladurías del Alto Mando, cosas incomprobables que no sé de dónde sacás. Vos no creciste, desde el pre escolar que te vengo escuchando y escuchando...
MIRKO: ¿Qué querés decir con eso?
VIOREL (le vibra el celular, lo saca y mira el display): Nada, ahora no puedo.
Viorel va hasta una lona camuflada, la levanta y saca un par de rollers, un chaleco, una gorra y una caja térmica, todos de color amarillo. La caja y el chaleco dicen “delivery”. Comienza a colocarse los rollers.
MIRKO: ¡Viorel, ni se te ocurra!
VIOREL: Tranquilo, te aseguro que en diez estoy.
MIRKO: No podés y lo sabés.
VIOREL: Son sólo dos pedidos. De verdad.
MIRKO: Te voy a reportar.
VIOREL: Dale, mala onda. Si no fuera por mí nos hubiésemos muerto de hambre hace tres semanas. ¿Qué te traigo? Hoy hay pastrana y empanadas.
MIRKO: No quiero nada.
VIOREL: Qué mala actitud.
MIRKO (alcanzándole la máscara antigás): Por lo menos ponete esto.
Viorel se monta la caja térmica a la espalda, se pone la máscara, alza la barrera, mira a ambos lados, se levanta un poco la máscara.
VIOREL: Traigo empanadas.
Sale. Mirko vuelve a los binoculares.
MIRKO: Esto está mal. Está mal. Si le pasa algo fuera del puesto, ¿quién es el responsable?
Malhumorado, deja los binoculares. Vuelve a escucharse la grabación en alemán.
MIRKO: ¿PUEDEN CALLAR ESA MIERDA?
Indeciso, recorre el puesto, va hasta el handy.
MIRKO: Capitán, aquí puesto de avanzada nueve… Capitán, aquí puesto de avanzada nueve ¿me escucha?, cambio.
Del otro lado de la comunicación se escuchan palmas, cornetas, risas, botellas de champagne que se destapan.
OFF CAPITÁN: Hola.
MIRKO: Capitán, aquí el Sargento Mirko Hodzic, ¿me escucha bien?
OFF CAPITÁN: Sí. Qué dice, Hodzic, adelante.
MIRKO: Dos cosas: primero el suministro de comida. Reclamamos varias veces y todavía no nos ha llegado nada.
OFF CAPITÁN: Estamos en eso, tenga paciencia. ¿Algo más?
MIRKO: Sí, disculpe pero tengo la misma duda que el viernes pasado: ¿usted dice que acá estamos en el frente?
OFF CAPITÁN: ¿Otra vez con eso?
MIRKO: Digo, por nuestra ubicación, Capitán, no sé, ¿no podría ser que nos hayamos desviado unos kilómetros? ¿Que estemos en otro lugar?
OFF CAPITÁN: ¡Usted está en el frente!
MIRKO: Pero entonces, ¿dónde está el enemigo?
Vuelven a escucharse palmas, cornetas, canciones, botellas de champagne que se destapan.
MIRKO: ¿Capitán?, ¿me está escuchando?
OFF CAPITÁN: Sí, sí. Perdón pero es la despedida del Brigadier Simunovic. Déjeme ver (a alguien cercano) ¿Dónde están los malditos papeles? Marinsky, ¿La carpeta del Frente Occidental? Olvídese, acá está. A ver, a ver SARGENTO, ¿USTED ESTÁ DE JODA?
MIRKO: N-no, señor. ¿Por qué?
OFF CAPITÁN: ¿ME ESTÁ TOMANDO PARA LA CHACOTA? ¿LE PARECE QUE ESTOY PARA BROMAS, YO? ¡ATENCIÓN! ¡FIRME!
Mirko se incorpora y se cuadra.
OFF CAPITÁN: ¡NO SEA MINUSVÁLIDO MENTAL Y AGARRE LOS BINOCULARES. MIRE COMO CORRESPONDE!
Mirko agarra los binoculares y busca con desesperación.
MIRKO: ¿Qué miro?
OFF CAPITÁN: ¿No ve al Batallón 628? Está desplegado en toda la línea con el apoyo de los blindados. Dígame, ¿tuvo algún golpe en la cabeza? ¿Está bebido?
MIRKO: ¡Le aseguro que no los veo, acá estamos solos, Capitán!
Vuelven a oírse palmas, cornetas, risas.
OFF CAPITÁN: ¡Ja ja, qué loco este Simunovic! ¿Sargento, qué dice, no lo copié?
MIRKO (al borde del colapso): Digo que no veo nada de lo que usted me describe. Le juro por la vida de Bruno y Daska, mis dos hijitos. Desde que llegamos nunca vimos a nadie. Algo evidentemente no está funcionando. Dígame, ¿En qué me equivoqué? ¿Qué estoy haciendo mal, Capitán? No sé qué hacer.
OFF CAPITÁN: Bueno, Hodzic, tranquilícese. Tampoco es para tanto. Las tropas hoy están acá y mañana allá. Hagamos algo, déjeme confirmar posición y yo lo llamo. Cambio y fuera.
Mirko queda agitadísimo, se sienta y respira profundo.
MIRKO: Estoy histérico, tiene toda la razón, tengo que respirar profundo e intentar tranquilizarme. La mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino…
Gradualmente se calma. De golpe se incorpora y vuelve a mirar por los binoculares.
APAGÓN

 

 

2
Ahora es Viorel el que vigila con los binoculares y Mirko come desesperado lo que trajo su compañero. Vuelve a escucharse la grabación en alemán.  
VIOREL: Ahí los tenés.
Mirko, sigue comiendo y no acusa recibo.
VIOREL: ¿Escuchás?
MIRKO (con la boca llena): Escucho.
VIOREL: Ahora, respondeme algo: ¿por qué en alemán? ¿Vos hablás alemán? ¿Yo hablo alemán? ¿Te das cuenta que todo esto es un delirio?
MIRKO: Me llegó una versión.
VIOREL (burlón): Al señor le llegó una versión.
MIRKO: Si te molesta no hablo.
VIOREL: No, dale.
MIRKO: Parece que en marzo, cuando ya había iniciado la movilización, el enemigo hizo una compra grande de rezago de guerra en varios países, entre ellos Alemania. Y en un embarque, junto a los fusiles y los lanzacohetes estaban traspapeladas esas grabaciones de la Segunda Guerra. Son propaganda. ¿Sabés lo que es la propaganda de guerra?
VIOREL: ¿Me estás jodiendo?
Tiempo.
VIOREL: ¿Y?
MIRKO: Y eso.
VIOREL: No tenés mucho.
MIRKO: No.
VIOREL: Ahora, el que ordenó usarlas estaba más que drogado. Decime ¿cómo te pueden hacer la cabeza, te pueden convencer, desmoralizar, o lo que sea, si no entendés el idioma? Y después, suponiendo que entendieras ¿de qué hablan esas cintas? ¿De las olimpíadas de Berlín de 1936?
Viorel niega con la cabeza, vuelve a los binoculares, Mirko a comer. Tiempo.
VIOREL: Hablando de alemanes, tengo una historia. ¿Querés escuchar?
Mirko asiente.
VIOREL: 1914, primer año de la Gran Guerra, día de Navidad, de acá el bando de los alemanes, de allá el bando de los aliados. Como es Navidad, en un momento los alemanes se emborrachan y se ponen a cantar: villancicos y este tipo de cosas que se cantan en Navidad. Al rato del otro lado los aliados les contestan. Minutos después un par de alemanes y después otro par de aliados se animan, salen de las trincheras, avanzan hacia la tierra de nadie y empiezan a encontrarse con los del otro bando. Los tipos se dan la mano, se sonríen y a continuación se intercambian botellas de vino y cigarrillos. Bien, lo que al principio pensaban que iba a durar un rato empieza a extenderse, se agregan más soldados, hay más intercambios. Pasa todo un día, después pasa otro, en esa convivencia juegan al pocker, se siguen emborrachando y hasta organizan partidos de fútbol. Y al final, antes de separarse, todos prometen que cuando vuelvan a sus puestos van a disparar unos metros arriba de la trinchera enemiga para no herirse. ¿Hasta ahí qué te parece?
MIRKO: Linda historia.
VIOREL: Bien, pero al día siguiente cuando se enteran los altos mandos de lo que había pasado, obviamente, se pudre todo. Los tipos ponen el grito en el cielo, la cosa es tratada de silenciar de todas las formas posibles. Los generales lo discuten y entonces se toman las medidas necesarias para que todo vuelva a la normalidad, es decir, que los soldados se vean otra vez como enemigos y se dediquen a matarse los unos a los otros como buenos cristianos. ¿Sabés cuales fueron esas medidas?
MIRKO niega.
VIOREL: En los tres años siguientes, unos días antes de la Navidad, los altos mandos ordenaron recrudecer los bombardeos, se duplicaron los ataques, se multiplicaron los muertos y heridos, y así ese fenómeno tan desagradable y antinatural nunca más volvió a suceder. ¿Qué te parece?
Mirko no responde.
VIOREL: ¿No te parece nada?
MIRKO: No sé, suena lógico, ¿no?
VIOREL: ¿Cómo lógico?
MIRKO: Viorel, para mí es sencillo: estamos en la guerra, ellos son los malos y nosotros somos los buenos. En la guerra uno debe tratar de no dejarse herir y herir al enemigo, para eso hay que cumplir las órdenes y nosotros las cumplimos.
VIOREL: ¿Ellos son los malos y nosotros somos los buenos?
MIRKO: Por supuesto.
VIOREL: ¿Y por qué ellos son los malos?
MIRKO: Porque ellos nos invadieron.
VIOREL: Depende.
MIRKO: ¿De qué depende?
VIOREL: De cómo lo mires: ellos nos invadieron porque nosotros los habíamos invadido antes.
MIRKO: Pero eso fue hace muchísimo.
VIOREL: ¿Y? ¿Porque fue hace muchísimo no vale? ¿A partir de qué tiempo prescribe una invasión? ¿Treinta años? ¿Cincuenta?
MIRKO: Ese no es nuestro problema.
VIOREL: Precisamente ese es nuestro problema. Los que en el mundo deciden cuales invasiones valen o cuales no son cuatro o cinco magnates, desde cómodos sillones y los que ponemos el cuerpo somos vos y yo. ¿Te parece que no es nuestro problema?  
Viorel, mete una mano en un bolsillo y saca un puñado de balas.
VIOREL: Tomá.
MIRKO: ¿Qué me das?
VIOREL: Las balas, es un regalo, no las necesito.
MIRKO: ¡Viorel, haceme el favor, volvé a cargar ese fusil!
Mirko le quiere arrebatar el fusil para volver a cargarlo, Viorel no se lo da.
MIRKO: ¡Soltá!
VIOREL: No.
Tironean hasta que Viorel cede.
VIOREL: Quedátelo. Total no lo voy a usar.
MIRKO: ¿Estás drogado? Estás diciendo otra vez disparates.
Suena el handy. Mirko lo alza.
OFF CAPITÁN: …el Frente Oriental.
MIRKO: ¿Capitán?
OFF CAPITÁN: ¿Y quién va a ser, Hodzic? Le estoy diciendo que está aclarado: ustedes están en el Frente Oriental.
VIOREL: ¡Jajajaja!
MIRKO: ¡Callate! (al handy) Perdone, Capitán, ¿cómo el Frente Oriental? Este es el Frente Occidental.
OFF CAPITÁN: Oriental.
MIRKO (volviendo a la agitación): ¿Pero y eso cómo puede ser?
OFF CAPITÁN: Porque depende del punto de referencia desde donde usted lo está viendo. Abra el mapa (Mirko abre un mapa) Ubique la cadena de los montes Dalmantin. Ustedes están al sudoeste, ubique hacia el norte el lago Lujdur, luego vienen tres poblados: Butigan, Tolic y Zubela, en Zubela estamos nosotros. Visto desde donde están ustedes es el Frente Occidental, visto desde acá el Oriental. ¿Se entiende?
Mirko, no entiende, da vueltas el mapa. Viorel prende un porro, se lo pasa a Mirko que lo rechaza. Luego va hasta su morral saca una pequeña radio e intenta sintonizarla.
OFF CAPITÁN: No lo escuché, Hodzic ¿se entiende o no se entiende?
MIRKO: Creo que sí, Capitán.
OFF CAPITÁN: Algo más: desde las cero horas terminantemente prohibido que usen celulares. Tienen que desactivarlos y por las dudas sacarles las baterías.
MIRKO: ¿Por qué?
OFF CAPITÁN: Interfieren con los drones. Varias misiones han fracasado porque los drones enloquecen y terminan bombardeando cualquier cosa.
MIRKO: ¿Culpa de nuestros celulares, señor?
OFF CAPITÁN: Se está investigando, todavía no sabemos puntualmente de cuáles. Pero no se ponga ansioso y limítese a cumplir lo que le digo, Sargento. ¿Entendido?
MIRKO: Entendido.
OFF CAPITÁN: Cambio y fuera.
Mirko vuelve a sentirse mareado, se sienta en el piso y cierra los ojos.
MIRKO: ¡Con nuestros celulares! ¡Por ahí provocamos un desastre! ¿Escuchaste?
Por gestos, le pide a Viorel que le convide una pitada del porro.
VIOREL: No le des bolilla. No entiendo por qué te ponés así. Ya te lo dije, estamos recibiendo órdenes de un grupo de desquiciados.
MIRKO: Tampoco es tan así.
VIOREL: ¡Es tan así, Mirko, es tan así, abrí los ojos! Hasta recién era una guerra sin enemigos, ahora ni sabemos dónde estamos. Yo en unos días más me voy, si querés seguirme no hay problemas.
MIRKO: ¡Basta, Viorel! ¿Escuchaste las órdenes? Se acabaron los jueguitos online y los pedidos de delivery.
VIOREL: ¿Acaso vos no llamás a Liuba?
MIRKO: Sabés que no hablo. Sólo son mensajitos de audio y de madrugada. No la compliques, por favor, no se usa el celular hasta nuevo aviso, ¿está claro?
Viorel no responde y trata de sintonizar la radio. Mirko vuelve a los binoculares.
APAGÓN

 

 

3
Es de noche, Mirko está grabando un mensaje para Liuba, su mujer. Está solo.
MIRKO: La guerra es rara, distinta a como la imaginábamos. Ojo, no es que me desanime, me siento bien, no me volvieron los ataques, pero hace dos meses que estamos acá y todavía no vimos a un solo enemigo. También está el tema de la organización, ¿sabés?, nunca nos enviaron comida y da la impresión que el Alto Mando no sabe muy bien cómo llevar las cosas. Por ahí es hasta que entren en ritmo. En Afganistán, en la Guerra del Golfo tardaron en arrancar, ¿no? No debe ser sencillo pensar en tantas estrategias y la responsabilidad de mandar a tanta gente todas al mismo tiempo. Si llegan a pasar algo por la tele vos avisame.
Amor, ¿cuánto esperamos esta oportunidad?: defender a la patria, expulsar al enemigo. No dejo de pensar en nuestras prácticas de tiro en el fondo de casa. Ahora parece que el Frente Occidental en realidad es el Frente Oriental. Vos me conocés, nunca fui de orientarme pero la explicación que nos dio el Capitán es confusa. A veces dudo, pienso que no tendría que haberme alistado, también pienso en la ilusión que todo esto te hace a vos y me da ansiedad.
¿Sabes?, Viorel está cada día más difícil. Vos lo conocés, es desordenado, se duerme en las guardias, tiene ese problema con el consumo de sustancias. Yo lo dejo, pero tiene algunas ocupaciones paralelas que pueden terminar comprometiéndome. Después de no vernos por quince años nunca hubiese imaginado que convivir con él fuera tan complicado.
Mi amor, tengo hambre, tengo hambre todo el tiempo. Como no nos mandan suministros Viorel aprovecha sus salidas para traer algo, toda comida chatarra. Sueño con tu burek de carne y arroz, con las salchichas de cerdo y las bruschettas de jamón crudo que preparabas los domingos. Mandales un beso a Brunito y a Daska. Contame también algo de ellos.
Me gustaría escribirte una larga carta refugiado en una trinchera mientras afuera llueve y arrecia la artillería enemiga como vimos en tantas películas, soy un tonto, ¿no es cierto? (advierte que alguien viene) Ahora tengo que cortar. Un beso grande.
Entra Viorel con su equipo de delivery, Mirko envía el mensaje y esconde el celular.  
VIOREL: ¿Estabas hablando?
MIRKO: No.
VIOREL: Mirko, estabas hablando…
MIRKO (reaccionando): ¡Te digo que no! ¿Con quién voy a estar hablando?
VIOREL: Ok. A mí me da igual. Escuchá esto (mientras habla se despoja de los elementos del delivery, los oculta bajo la lona y se pone el casco) ¿Lo ubicás a Andrej, mi cuñado?
MIRKO: Sí.
VIOREL: Te lo resumo: el primo es el que tiene la agencia de turismo frente a la plaza y lo contactó porque sabe que yo estoy acá. El plan es este: al tipo parece que le llegaron dos grupos de brasileños que vienen de recorrer Francia e Italia, están una semana y la idea es hacerles un pequeño tour por el frente. Pagan veinte dólares por cabeza, y vos y yo podemos ir mitad y mitad. Ya lo pensé, los puedo llevar hasta la ladera donde están los tanques incendiados, les hago ver el embarque de los blindados en el puerto y después los traigo para acá (Viorel empieza a desparramar cosas por el piso) Si no te molesta habría que crear un poco de ambiente. ¿Podrías vendarte la cabeza o el brazo? Podemos simular algo de sangre y cuando llegan hacemos unos disparos para ponerle un poco de color, ¿qué te parece?
MIRKO: Una locura.
VIOREL: ¡Ya sabía! Mirko, no hay ningún peligro y es buena plata.
MIRKO: Acá no va a venir ningún turista.
VIOREL: Aflojá, sólo tengo que confirmar y los paso a buscar en un rato.
MIRKO: Viorel, ¿te cubro con lo del delivery? Muy bien, pero hasta ahí. Me comprometés, yo estoy al mando y cualquier cosa que pase soy el responsable.
VIOREL: Sí, sí, te van a dar la medalla al valor.
MIRKO: No quiero ninguna medalla, simplemente no voy a tener problemas por tu culpa, punto.
De golpe comienzan a escucharse una sucesión de explosiones y disparos, el cielo nocturno se ilumina. Por unos segundos Mirko y Viorel corren de un lado para otro, desorientados, luego Mirko va hasta su fusil.
MIRKO (exultante): ¡La guerra! ¡Viorel, llegó la guerra! ¡Nos están atacando!
Mirko comienza a disparar sin objetivo preciso, Viorel se queda paralizado.
MIRKO: ¡Dale! Nos están atacando, hay que disparar... Viorel, ¿qué hacés? ¡Agarrá ese fusil, por el amor de Dios!  
Viorel se mira las manos, tiene los brazos rígidos.
VIOREL: No puedo.
MIRKO: ¡No digas estupideces!
VIOREL (maravillado): No puedo. Es como si el cuerpo se negara. Mirko, mirame los brazos, los tengo rígidos.
MIRKO: ¡Y movelos!
VIOREL: Te digo que no puedo. Creo entederlo, ¿sabés?: mis brazos rechazan obedecer a algo que mi conciencia repudia. ¿No es asombroso? Como no podemos comer carne humana, o no podemos enamorarnos de nuestra propia hermana porque va en contra de nuestra naturaleza, yo no puedo mover los brazos para usar el fusil.
MIRKO (mientras dispara): No sé qué disparates estás diciendo. Si no vas a usar tu fusil por lo menos llamá a la comandancia y cuando te atienda el Capitán me pasás. 
VIOREL (va hasta el handy sin cubrirse de las balas): ¿Ves? Mirá como si trato de hacer cualquier otra cosa puedo. Hola, Capitán, aquí puesto de avanzada nueve ¿me escucha? Cambio.
OFF CAPITÁN: Adelante, Hodzic.
VIOREL: Cabo Primero Jovanovic. Ya le paso.
Viorel le alcanza el handy a Mirko.
MIRKO: ¡Cubrite! ¿Quéres morir? (al handy) Hola Capitán, escuche, escuche (exultante, apunta el handy al aire) Tenía razón, al final sucedió, apareció el enemigo (mira con los binoculares) Todavía no se muestran, ni sabemos el número, así que por el momento no puedo darle precisiones.  
Del otro lado vuelven a escucharse risas, botellas que se destapan, cantos, palmas.
MIRKO: ¿Me está escuchando, Capitán?
VIOREL: ¿Siguen de joda?
MIRKO: Shht.
OFF CAPITÁN: Sí, Hodzic. No sé si me copió, le decía que felicitaciones.
MIRKO: ¿Perdón?
OFF CAPITÁN: ¿No les llegó el parte del Ministerio?
MIRKO: No.
OFF CAPITÁN (a alguien cercano): ¡Marinsky! ¡Marinsky, tampoco les llegó! (a Mirko) Deje los binoculares, no va a ver enemigos, Sargento. Lo que escucha no es un ataque, son fuegos artificiales.
Viorel busca sus binoculares y mira.
VIOREL: ¡Es verdad! ¡Mirá, Mirko! ¡Qué espectáculo!
MIRKO: Shht (al handy) ¿Cómo fuegos artificiales, Capitán?
OFF CAPITÁN: Fuegos artificiales, ganamos.
MIRKO: No entiendo.
OFF CAPITÁN: Qué ganamos. El enemigo capituló.
MIRKO: ¿Escuchaste? Dice que ganamos.
VIOREL: ¡Me estás jodiendo!
OFF CAPITÁN: ¡ATENCIÓN! ¡FIRMES!
Mirko y Viorel se cuadran.
OFF CAPITÁN: Suba el volumen del handy, Hodzic. Como salutación a nuestras fuerzas de aire, mar y tierra, a continuación vamos a entonar la venerada Canción de la Patria.
Mientras cantan la Canción de la Patria Mirko va a sacar un pañuelo para enjugarse las lágrimas.

“Tú eres la luz del alma
la llama del fuego eterno,
la tierra de los abuelos,
yo te celebro.
En nuestro corazón anidan tus ríos,  
el mar bravío y las montañas,
orgullosa y sufrida tierra,
yo te celebro.
Las generaciones que hoy te saludan,
te defenderán con su sangre,
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria.
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria”

Tiempo, gradualmente cesan los fuegos artificiales, Mirko se suena la nariz.
VIOREL: ¿Cómo podés emocionarte?
Mirko no responde, va hasta su mochila y saca una botella de vino.

VIOREL: ¡La botella de tu suegro! ¿La vas a abrir? ¿Estás seguro?
MIRKO: Debía descorcharla sólo si ganábamos.
Mirko la descorcha, se la van pasando y tomando del pico.
VIOREL: ¿Así que te lo dio para cuándo ganáramos?
MIRKO: Sí. ¡Salud!
VIOREL: ¡Salud! ¿Y si perdíamos?
MIRKO: Tenía que vaciarla en la tierra y enterrar el envase.
VIOREL: Qué tipo raro tu suegro. Toda esa familia era rara. Cuando iban a los actos del colegio, ¿te acordás? Siempre en la primera fila, cómo hablaban, la forma de vestirse. Sabés, desde que volví hay algo que no termino de entender: primero cómo terminaste casado, y segundo cómo terminaste casado con Liuba.
MIRKO: Nos enamoramos. Armamos una familia. ¿Qué tiene?
VIOREL: Nada, no me hagas caso. Brindemos. Porque al fin nos vamos de este lugar de mierda. ¡Salud!
MIRKO: ¡Salud!
Se escucha el llamado del handy, Mirko atiende.
MIRKO: Sí, Capitán, cambio.
Se escuchan discusiones del otro lado de la línea, Mirko y Viorel quedan a la expectativa.
OFF CAPITÁN: Hodzic.
MIRKO: Sí, Capitán, lo copio.
OFF CAPITÁN: Disculpe el desorden pero nos acaba de llegar una aclaración del Ministerio. Nos dicen que no fue rendición, sólo es una tregua solicitada por el fin de semana. ¿Escuchó, Hodzic?
MIRKO: Escuché, Capitán.
OFF CAPITÁN: Acá hay bastante malestar porque varios oficiales solventaron los fuegos artificiales de su propio bolsillo.
 MIRKO: ¿O sea que no ganamos?
OFF CAPITÁN: No por el momento.
VIOREL: Jajajaja.
MIRKO: ¡Basta, Viorel!
Viorel le arrebata el handy a Mirko.
VIOREL(al handy): Capitán, aquí el Cabo Primero Jovanovic. Le acaba de decir al Sargento que hubo un error y todavía no ganamos. ¿Le puedo hacer una pregunta? Si todavía no ganamos, así en general, ¿cómo nos estaría yendo?
OFF CAPITÁN: Es difícil precisar, Cabo. Si sumamos lo que sucede en el frente occidental y en el de ustedes, más la situación en el norte, más los retenes del sudeste, más ese percance con los drones, diría que estaríamos casi, casi… en un empate.
VIOREL (le devuelve el handy a Mirko, se empina lo que queda de la botella, divertido): Vamos empatando.
OFF CAPITÁN: Hodzic, Cabo, no debería aclararlo pero les pido suma discreción con todo esto. Y hasta el lunes que se declara el fin de la tregua no se vuelve a disparar un solo tiro, ¿entendido?
MIRKO: Entendido, Capitán.
MIRKO deja el handy, se sienta y se toma la cabeza. Viorel vuelve a intentar sintonizar la radio portátil.
MIRKO (para sí): La mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino…Te juro que me estalla la cabeza. No entiendo nada, no quiero pensar en nada, que pase lo que tenga que pasar y listo. ¿Qué estás buscando?
VIOREL: Alguna puta información. Pero hasta acá no llega ninguna antena.
Viorel de golpe capta la transmisión de un partido fútbol.
MIRKO: ¡Pará, dejala ahí! Vamos a escuchar el fútbol. Y que se vayan todos al infierno, ¿qué te parece?
VIOREL: Como quieras.
Se sientan. Escuchan la transmisión. Tiempo.
VIOREL: ¿De los equipos ingleses cuál te gusta más?
MIRKO: No sé. El Manchester.
VIOREL: Justo. Juega el Manchester contra el Real Madrid. Creo que son los cuartos final de la Champions.
MIRKO: Mirá vos.
Tiempo.
APAGÓN.

 

 

4
Cuando da la luz Mirko está en medio de un ataque, tiembla. Viorel, con su equipo de delivery todavía puesto, lo está asistiendo: lo sentó en una plegadiza de playa, le puso la máscara antigás, prendió un porro y le insufla el humo por el conducto de aire de la máscara.
VIOREL: ¡Aspirá profundo, aspirá profundo y no hablés!
Mirko dice un montón de cosas que bajo la máscara no se entienden.
VIOREL: ¿No escuchás? Concentrate y aspirá. ¡No hablés porque es de gusto, no te entiendo nada! Tenés que aspirar. ¡Aspirá!
Viorel le insufla más humo. Paulatinamente Mirko se va relajando.
VIOREL: Te lo dije, estás demasiado acelerado. ¿Qué ganás con ponerte así? ¿Va mejor?
Mirko asiente. Viorel le saca la máscara y Mirko pega un salto.
MIRKO: ¿Qué pasó? ¿Qué es esto? ¿De dónde salió esa plegadiza?
VIOREL: ¡Tranquilizate! Es de un cliente, la tengo que llevar en el próximo pedido. ¿Qué importancia tiene la plagadiza?
MIRKO (histérico): ¿Te das cuenta, no? ¿Te das cuenta lo que está pasando? Perdí el control, Viorel. La cabeza me da vueltas. ¿Qué me pasó?
VIOREL: Llegué, te encontré rígido y temblando y te apliqué un tratamiento para que te tranquilizaras.
MIRKO: Es una pesadilla. A vos no te importa pero yo estoy al mando y miranos, mírate esa gorra ridícula, la ropa que tenés puesta, los fuegos artificiales de anoche, ahora esa silla plegadiza. Esto me supera, no da para más…
VIOREL: Ya te lo dije, te tomás las cosas demasiado a pecho.
MIRKO (volviendo a agitarse): Si sos mi amigo me tenés que hacer un favor. Vas a explicarle Liuba.
VIOREL: ¿A explicarle? ¿Cómo a explicarle? ¿Querés que la llame?
MIRKO: No. Que en una de las salidas que hacés...
VIOREL: No, Mirko, no me pidas eso. Con Liuba nunca nos llevamos, vos lo sabés, no me puede ni ver.
MIRKO (lloriquea): ¡Por favor, Viorel! Siento que sino voy a perder la cabeza. Tenés que contarle todo. Que estamos en este agujero, sin enemigos, que nos morimos de hambre, que nos dijeron que habíamos ganado y nos tomamos la botella de vino de Rusbel.
VIOREL: ¿Rusbel?
MIRKO: Mi suegro.
VIOREL: Ah.
MIRKO: Y sobre todo, tenés que decirle que yo fallé, que pensé que iba a poder pero no sirvo, que me pongo ansioso, me vuelven los temblores y pierdo el conocimiento.
MIRKO: Mirko, vos todavía no estás bien. ¿Qué te parece si te ponés la máscara, yo prendo otro y lo fumamos juntos?
MIRKO: ¡NO! ¿ME VAS A ESCUCHAR?  Le tenés decir que no vivimos ni un solo momento heroico. Qué no hubo nada de todo lo que yo debía contarles a Brunito y a Daska a mi regreso: ataques sangrientos, no sé, salvatajes, victorias inolvidables. ¡Soy patético, Viorel!
VIOREL: Exagerás, en todo caso yo puedo ser algo ridículo, pero vos sos un buen soldado…
MIRKO (sin escuchar): Pero más que a Brunito y a Daska, tenés que decirle que le fallé a ella. Liuba se había hecho muchísimas ilusiones. Fue ella la de la idea de alistarme, practicábamos asalto con bayoneta y tiro en el fondo de casa (se toma la cabeza) ¡Es demasiada presión, Viorel! Y si la guerra sigue como hasta ahora, ¿qué va a pasar? ¿A vos te parece que yo así puedo volver? No podría ni mirarla a la cara (lloriquea)
Viorel, atónito, lo abraza.
VIOREL: ¡Bueno, tranquilo, hombre! La voy a ir a ver, te lo prometo. Tranquilo.
APAGÓN

 

 

5
Se escuchan sonidos de rollers y patines desplazándose. Cuando da la luz Mirko y Viorel vigilan con los binoculares. Es de madrugada, hace frío, están con sus cascos y cubiertos con los capotes.
VIOREL: A esta hora son verdaderos ejércitos… Ejércitos en las sombras.
MIRKO: Ajá.
VIOREL: Lo tengo medido, el setenta y cinco por ciento del movimiento se da entre la una y las cuatro. A mí no me gusta porque con la oscuridad se complica mucho con los rollers.
MIRKO: ¿Y por qué entre la una y las cuatro?
VIOREL: Es el momento de la pausa, el tercer tiempo. Los nervios se relajan. A las dos arrancan los pedidos fuertes de comida, en general minutas, kebabs, hamburguesas, filetes a las brasas. Es el momento de los permitidos, se festejan los cumpleaños, llega la pornografía, el licor, las cajitas felices.
MIRKO: ¿Los cajitas felices? ¿Las de Mc Donalds?
VIOREL: Las pastillas, los ácidos. ¡Las sustancias, Mirko! En la jerga del delivery se les llama cajitas felices. No tenés idea de las cosas que me ha tocado llevar. Vos viste la silla playera el otro día.
MIRKO: Qué depresión.
VIOREL: ¿Por?
MIRKO: ¿Esto en algún momento habrá sido una guerra?
VIOREL: La guerra es un gran negocio. A vos y a mí nos pasa por delante, pero hay gente que hace fortunas (señala con los binoculares) Mirá a la derecha el amarillo. ¿Lo ves? Ese es de los nuestros. En total son tres empresas: dos pequeñas, Poslovi Delivery, que son los de las cajas violetas; Octubery, los amarillas, que es la mía; y después está la más grande, Global Quality, los naranjas (señala con los binoculares) Ahí a la izquierda van dos. ¿Los ves? Los de Global Quality ganan entre el treinta y el cuarenta por ciento más y están motorizados. Fíjate que en vez de rollers usan monopatines eléctricos. El dueño es un General nuestro y según escuché trabaja con los dos bandos.
MIRKO: ¿Cómo con los dos bandos?
VIOREL: Con nosotros y con el enemigo.
MIRKO: ¡Qué disparate!
VIOREL: Mirko, sos tan ingenuo que me das ternura. En los negocios no hay amigos ni enemigos. Los repartidores llevan un salvoconducto que dice que son neutrales.
MIRKO: ¿Como los cascos azules de la ONU?
VIOREL: Como los cascos azules de la ONU.
Tiempo. Mirko deja los binoculares, se muestra incómodo.
MIRKO: Viorel, lo que te dije anoche…
VIOREL: ¿Qué cosa?
MIRKO: Lo de ir a hablar con Liuba.
VIOREL: Ah, sí.
MIRKO: Olvidalo.
VIOREL: Ok.
MIRKO: Fue un momento de debilidad.
VIOREL: Ok.
MIRKO: Además me sentía mal de la panza: las tarteletas de berenjena o alguna de esas porquerías que trajiste para el almuerzo que después me terminó afectando el ánimo.
VIOREL: Es probable.
Tiempo.
MIRKO: Entonces ya sabés.
VIOREL: Ok.
Tiempo.
MIRKO: No tenés que ir a ver a Liuba.
VIOREL (reaccionando): ¡Sí, Mirko, sí! No voy a ver a Liuba.
MIRKO: Perfecto.
Tiempo.
VIOREL: Es raro.
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Esto, vos y yo acá, ¿me querés decir cómo nos reencontramos para terminar en este agujero?
MIRKO: No es raro: los dos tenemos instrucción militar, los dos estamos en el rango de edad para movilizarnos, los dos somos del mismo barrio.
VIOREL: Pero vos te presentaste como voluntario. Yo me fui para siempre, se me ocurrió volver y me engancharon como a un idiota.
MIRKO: En los hechos es lo mismo.
Tiempo.
MIRKO: ¿Qué hiciste todo este tiempo?
VIOREL: Mi vida.
MIRKO: No te ofendas, pero por lo que se ve no muy buena vida.
VIOREL: ¿Por qué lo decís? ¿La tuya es buena?
MIRKO: Sí.
VIOREL: Cuanta seguridad.
MIRKO: Nada espectacular pero creo que es una buena vida. Tengo a mis hijos, la tengo a Liuba, formé una familia.
VIOREL: Por la que sufrís ataques de pánico.
MIRKO: ¡Qué decís!
Suena el handy.
VIOREL: Ahí está de nuevo tu Capitán.
OFF CAPITÁN: Hola Hodzic, ¿me escucha?
MIRKO: Lo escucho, Capitán, ¿cambio?
OFF CAPITAN: ¿Ya hay algo de luz?
MIRKO: Está amaneciendo.
OFF CAPITÁN: Dígame si observa movimiento.
Mirko, toma sus binoculares y busca.
MIRKO: Sí, Capitán, hay movimiento.
Viorel toma también sus binoculares y lo imita.
OFF CAPITÁN: Descríbame lo que ve.
MIRKO: En el camino principal y en campo aledaño… se ve… No se ve muy bien, es a bastante distancia, Capitán… Pero sin dudas es un movimiento de tropas. ¿Son del enemigo o son nuestras?
Viorel saca la radio e intenta sintonizarla sin dejar de mirar.
OFF CAPITAN: Son nuestras. Presumiblemente es el Batallón 221. Hágale la seña. Luego debe sortearles el paso. ¿Entendido?
MIRKO: Entendido.
Mirko va a buscar de su morral dos varas luminosas fluorescentes.
OFF CAPITÁN: Sargento, ¿me escucha?
MIRKO: Lo escucho.
OFF CAPITÁN: Cuando estén allí ubique al oficial a cargo y me lo pasa. Aparentemente están regresando a su base mientras dure la tregua. ¿Entendido?
VIOREL: ¡No! ¡Esperá!
MIRKO: ¿Qué decís? (al handy) Entendido, Capitán.
VIOREL: Esperá, Mirko. Por favor, no lo hagas.
MIRKO: ¿Qué decís? ¿Por qué?
Le acerca la radio.
VIOREL: Es el enemigo, no hagas la seña. Escuchá, escuchá. Dice que el enemigo interrumpió la tregua.
MIRKO: ¿Quién lo dice?  
Intentan volver a sintonizar, hay descarga, la radio no se escucha bien.
VIOREL: No lo sé. Pero al parecer son declaraciones oficiales. ¡Escuchá, por favor!
MIRKO: ¡Eso es un disparate! Son tropas nuestras, es el Batallón 221, me lo acaba de decir el Capitán.
Viorel se interpone.
VIOREL: Por favor, por lo menos esperá a que stén más cerca, miremos a ver qué hacen.
MIRKO: Tengo que cumplir con las ordenes.
VIOREL: No te voy a dejar.
Mirko saca su pistola.
MIRKO: ¡Viorel, hacete a un lado, no me obligues!
Viorel le toma el brazo, forcejean, Mirko lo sacude con violencia.
MIRKO: ¡Drogadicto de mierda, salí!
Viorel cae al piso, Mirko empieza a hacer las señas con las dos varas luminosas. Inmediatamente comienzan los disparos.
APAGÓN

 

 

6
Salto temporal, Mirko y a Viorel son adolescentes, los envuelve una luz cenital blanca, están en una clase de gimnasia haciendo abdominales.
MIRKO: Cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro…
Viorel se incorpora de un salto, abandona el ejercicio.
VIOREL: ¡Miroslaw, me tenés podrido! ¿Qué se cree, que somos, máquinas?
MIRKO: Callate y terminá que está mirando.
VIOREL: No me interesa, ¿qué pasa si no me interesa? No quiero ser gimnasta olímpico. Habría que poder elegir lo que uno quiere, ¿no?
MIRKO: No se puede.
VIOREL: Se debería. No hay libertad. En este colegio, en este país no hay libertad, vos no tenés libertad, estás todo el santo día con tu Liuba.
MIRKO: Te van a expulsar.
VIOREL: ¿Quién lo dice?
MIRKO: Lo escuché.
VIOREL: No es para tanto.
MIRKO: Sí es para tanto. Viorel, destrozaste la mitad de un baño.
VIOREL: Sos el único que me vio, ¿me delatarías?
MIRKO: Sabés que no.
VIOREL: Vení, vámonos.
Viorel lo agarra de una mano y lo incorpora.
MIRKO: Dejame.
VIOREL: Vamos.
Viorel y Mirko de golpe están en otro ámbito, en el campo o en el mirador de una montaña.
VIOREL: Acercate, abrí los brazos y respirá.
MIRKO: Cortala, Viorel.
VIOREL: Dale, ¿qué te da, vergüenza?
MIRKO: Más bien me da vértigo
VIOREL: Respirá.
Mirko lo imita, cierra los ojos.
VIOREL: Y, ¿cómo se siente?
MIRKO: Bien
VIOREL: Ahora vas a decir “me cago en todos ustedes, payasos”
MIRKO: No
VIOREL: Dale. Si no hay nadie.
MIRKO: Me cago en todos ustedes, payasos.
VIOREL: Mas fuerte.
MIRKO (grita): ¡Me cago en todos ustedes, payasos!
VIOREL: Jajaja. ¿Ves que se puede? Volvé a cerrar los ojos.
Mirko lo hace, Viorel se aproxima y le da un beso en la boca, Mirko lo aparta y lo mira, sorprendido.
APAGÓN



7
La acción vuelve al final de la escena 5, se escuchan los últimos disparos, el puesto nueve está destruido, Viorel yace muerto. Mirko, malherido, se arrastra hacia su compañero.
MIRKO: ¡Viorel! ¡Viorel! Aguantá que ya pido ayuda. ¡Capitán! ¡Capitán!…
Mirko se arrastra hasta el handy.
MIRKO: Capitán, nos atacaron (llega al handy y lo activa) Capitán, ¿me escucha? No eran tropas nuestras. Capitán, era el enemigo. El Cabo Primero Jovanovic está malherido. Envíe a alguien… ¿Me escucha? Nos atacaron… Capitán... El Cabo Primero Jovanovic… Está muy mal…herido. ¡Viorel, Viorel, perdóname! Aguantá que pedí ayuda. ¡Viorel!...  
Mirko también muere. Tiempo. Finalmente se escucha la respuesta del Capitán.
OFF CAPITÁN: Hodzic. Hodzic, ¿me escucha? Contraorden. Contraorden (a alguien cercano) Marinsky, para cuándo. Por Dios, qué semanita, primero con los de la falsa victoria, ahora esto. Hotzic, muchacho, ¿me escucha? Esta vez fue mala nuestra, interpretamos mal los mensajes cifrados. El enemigo suspendió la tregua. Rechacé el ataque. Repito, rechace el ataque. Y mientras tanto, por favor, suba el volumen del handy que para levantar el ánimo de nuestras fuerzas vamos a entonar la venerada Canción de la Patria.

“Tú eres la luz del alma
la llama del fuego eterno,
la tierra de los abuelos,
yo te celebro.
En nuestro corazón anidan tus ríos,  
el mar bravío y las montañas,
orgullosa y sufrida tierra,
yo te celebro.
Las generaciones que hoy te saludan,
te defenderán con su sangre,
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria.
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria”

Promediando la Canción de la Patria, esta paulatinamente va dejando de escucharse y vuelve la grabación en alemán. Mirko y Viorel yacen muertos.
 
LENTO APAGÓN.