lunes, 24 de mayo de 2021

Tailandeses

Escribí esto que originalmente debía ser el borrador de un informe para la Agencia, pero que ahora tal vez quede como testimonio póstumo (si sigue existiendo el idioma español y seguimos acaeciendo como planeta, claro).

El tema es el siguiente (lo transcribo tal cual está en la libreta para que se entienda su progresión, la magnitud del mal, y –con suerte- tener alguna idea de su proyección a futuro.

Viernes 3 de febrero: a partir de las primeras noticias del exterior y del comunicado oficial de la Organización Mundial de la Salud, se desata a escala global un virus desconocido que vuelve tailandesas a las personas. Esto es, seres humanos de nacionalidades diversas conforme al avance de la enfermedad poco a poco van pasando a ser tailandeses.

Lunes 4 de marzo: hasta el momento se desconoce su peligrosidad. Se descuenta que el bicho ya venía reproduciéndose en su país de origen, pero según infectólogos y especialistas acreditados fue casi imposible de detectar ya que los afectados ya eran tailandeses.

Viernes 10 de marzo: se da comienzo a una carrera contrarreloj para la fabricación de varias vacunas. Los principales laboratorios aceleran los procesos de elaboración en distintos puntos del planeta.

Martes 25 de marzo: contradicciones y demoras en los cierres de fronteras, inoperancia de las autoridades en los testeos y sobre cómo instruir a la población para enfrentar el virus que avanza y se extiende con rapidez.

Jueves 4 de abril: la enfermedad es declarada pandemia. El TAIVIPEI-16 (ese es su nombre científico) no es mortal pero ataca preferentemente a adultos mayores. Síntomas: sudoración, taquicardia, pérdida parcial de la audición y en su proceso de incubación el infectado comienza a revivir imágenes y a tener conocimientos sobre Tailandia que hasta el momento ignoraba.

Miércoles 30 de abril: Sin novedad.

Jueves 18 de mayo: Una buena noticia, en los contagiados menores de edad los daños disminuyen. A los niños, incluso si desarrollan el TAIVIPEI-16 hasta el final del proceso, los cambios y las transformaciones psicofísicas no los estresan, ya que con una breve historia vital por detrás no sufren casi con la pérdida de identidad.  Para los adultos mayores –en cambio- con historias de vida arraigadas y extendidas en el tiempo, pasar a ser tailandés les provoca un shock algo más considerable.

Viernes 22 de junio: siento los primeros síntomas y me hago los análisis: doy "detectable". Comienzo a experimentar los primeros cambios físicos de los que tomo minuciosa nota. Mi piel cambia de tonalidad, si me miró ojos al espejo estos han comenzado a adquirir el aspecto rasgado característico de los hombres de mediana edad orientales.

Jueves 10 de julio: Sin novedad.

Miércoles 15 de agosto: el mundo completa finalmente las primeras vacunas y comienzan a administrarse. Inmediatamente el TAIVIPEI-16 elabora mutaciones que burlan los anticuerpos de las vacunas y en el mundo arrecia su contagio a través de las distintas variantes. Se identifican tres: la variante Belga/Tailandesa, con fiebre alta, sarpullido y enumeración repetida de las principales ruinas de Tailandia; la Peruano/tailandesa, con pérdida de olfato, dolor de articulaciones, poluciones nocturnas y antojo obsesivo de pollo con arroz hervido en caldo de gallina; y la variante Marroquí/tailandesa (tos, taquicardia y compulsión a explicar a los gritos el origen del movimiento estudiantil tailandés de los años sesenta). Esta última es la más contagiosa.

Lunes 1 de septiembre: La Organización Mundial de la Salud reconoce errores, no calculó con precisión la magnitud del desastre al que se enfrenta el mundo. Dos grupos de médicos sanitaristas polemizan acaloradamente en los medios. Uno de ellos, compuesto por enfermos avanzados, exponen sus teorías directamente en tailandés, lo que aumenta los malentendidos y la desorientación.

Sábado 20 de septiembre: Sin novedad.

Martes 3 de octubre: Una experiencia personal me llena de angustia: luego de los días de aislamiento aconsejados por mi médico decido bajar a la calle, cuando saludo a Mario, el encargado del edificio, este no me reconoce. Por la noche comienzo a vocalizar las primeras palabras en thai.

Sábado 22 de octubre: Una asociación de adultos mayores infectados publica una extensa solicitada, exigen que llegado el momento de pasar al otro plano les aseguren que serán velados e incinerados en “su tierra” con los rituales budistas del caso. Por “su tierra” se refieren obviamente al estado democrático de Tailandia.
Por otro lado, la Justicia Civil entra en una virtual parálisis. Se solicita un cambio masivo de testamentos, surgen beneficiarios del país oriental hasta el momento completos desconocidos para las familias y entre los herederos se desata la furia. Las autoridades se preguntan qué hacer, ¿decretar la insania general para todos los portadores del TAIVIPEI-16 en condiciones de testar?

Jueves 2 de noviembre: Sin novedad.

Lunes 19 de noviembre: Llamo a mi padre, me dice que a partir del fin de semana ya no podré ir a verlo, que se encerró en la casa, hizo acopio de mercadería y aceitó su escopeta perdicera para defender la soberanía nacional.

Martes 3 de diciembre: A la confusión y al caos generalizado se agregan fake news de toda laya. Entre ellas se denuncia a la Cámara Argentina de Supermercadistas Chinos. Se argumenta que ha sido la avanzada del TAIVIPEI-16 en el país y que sus asociados han venido inoculando la enfermedad desde hace un año en las promociones de vinos de marca, fideos de arroz y conservas de pescado.

Jueves 4 de enero: César mi compañero de la redacción pasa por casa para decirme que renunció a la Agencia y que va a emigrar. Trato de convencerlo de que es una locura, que las fronteras y los aeropuertos están cerrados, pero no sé qué dice de un barco irregular que haciendo una serie de combinaciones cruza el canal de Panamá para llegar en dos meses al “centro de la nueva civilización”, Tailandia.  Pienso, ¿mi compañero es un delirante o tiene razón? ¿No será que poco a poco perderemos el idioma, la memoria, las tradiciones argentinas, el fútbol será reemplazado por el Muay Thai y el mundo pasará a ser una inmensa Tailandia? Lo ignoro.

Viernes 15 de enero: Sin novedad.

Martes 3 de febrero: No queda mucho por agregar, al cumplirse un año exacto del comienzo el TAIVIPEI-16 ha ganado la batalla, las vacunas mostraron su ineficacia y diría que ya todos en breve seremos completos tailandeses. La gente sin embargo parece adormecida. La Argentina siempre ha sido un caos y para colmo de males ahora esto. Mi trabajo en la Agencia a esta altura ya es incomprensible, cubrimos la información del consumo de camarón seco o del extendido de cloacas en Bangkok. Es probable que me tome unas vacaciones atrasadas o también renuncie. No comprendo como nadie sale a la calle a pedir explicaciones, a protestar… ไม่เข้าใจว่าเกิดอะไรขึ้น… incendiar… เพียงพอกับสถานะนี้… romper todo…  ให้มันจบลง… no se entiende...และโลกกำลังจะสิ้นสุดลและเราไม่สามา รถแก้ไขอะไรได้เลย…tailandeses del orto... เราจะจบลงด้วยการเป็นประเทศไทยและสิ่งสุดท้ายที่.

jueves, 13 de mayo de 2021

Asistencia al suicida

Personajes:

Suicida
Psicólogo

 

Microcentro, hora pico, frente a un local comercial el suicida se apunta un cuchillo a la yugular. Está cercado por una cinta de peligro. Fuera de escena un oficial desde un patrullero con altavoz trata de ordenar a los curiosos que lo rodean.

SUICIDA (exaltado): ¿Qué pasa? ¿Eh? ¿Quieren que lo haga, no? ¿Quieren ver sangre?

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Circulen, por favor!

SUICIDA: ¿Les parece circo, esto? ¿Teatro callejero?

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Tranquilo, señor! Ya está llegando el equipo de intervención y podrá hablar con un especialista.

SUICIDA: ¡No voy a hablar con nadie!

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta, por favor! ¡Circulen!

SUICIDA: Cuanto más sangriento mejor, no es cierto. Necesitan emociones, algo que los distraiga de sus vidas de mierda (se arranca la corbata y el saco y los tira hechos un bollo a un costado, se apunta con el cuchillo al abdomen) Si corto desde acá incluso van a poder ver mis intestinos. ¿Me achuro, entonces? A la una, a las dos y a las… (entre los curiosos se escuchan alaridos, el suicida se ríe) ¡Por Dios, dan pena! Perdón, ¿y vos de dónde sos? Mirá qué bien, canal veintiseis. Tenemos a los medios. Che, pongan buena cara que estamos saliendo en vivo.

Por un costado, sorteando la cinta de peligro, ingresa un desconocido. Al advertirlo, el suicida vuelve a llevarse el cuchillo al cuello.

SUICIDA: ¡Ey! ¿Qué hacés? ¿Y vos quién carajo sos? 

PSICÓLOGO (muy nervioso, se paraliza): ¡Muero contento, hemos batido al enemigo!

SUICIDA: ¿Perdón?

PSICÓLOGO: D-disculpe, me salió. Deben ser los nervios.

El suicida lo mide con desconfianza.

SUICIDA: Sí, deben ser los nervios. Vos debés ser del famoso equipo de intervención. ¿Estás un poquito histérico o me parece a mí?

PSICÓLOGO: ¿E-es muy evidente?

SUICIDA: No lo sé, pero deberías estar más acostumbrado, ¿no?

PSICÓLOGO: S-sí. Bah, no sé.

SUICIDA: Bueno, paciencia. Arrimate, arrimate. ¿Querés algo para tomar?

PSICÓLOGO: Por favor, n-no se burle.

SUICIDA: No me burlo, en serio. Mirá que lindo público tenemos, allá está el patrullero que organiza la seguridad, ahí un canal de televisión transmitiendo en vivo (cambiando vuelve a apuntarse con el cuchillo al cuello) ¡Pero ni se te ocurra acercarte porque ya sabés lo que va a pasar!

PSICÓLOGO: N-no, sí, está bien.

Tiempo. El suicida señala a los curiosos.

SUICIDA: Fijate, miralos. ¿Siempre es así?

PSICÓLOGO: ¿Qué cosa?

SUICIDA: Alguien como yo que decide terminar y tantos pelotudos arracimados asistiendo al evento. Vos lo debés estar viendo a diario, ¿no?

PSICÓLOGO: No. Más o menos.

SUICIDA: Fijate que no pueden irse. Son patéticos. Es como que necesitan volver con algo a sus casas, algo que les salve el día, cuanto más morboso, mejor. Vidas huecas, vidas de mierda, ¿no?

Suena un celular. El suicida lo busca en el saco hecho un bollo en el piso.

SUICIDA: Perdoname.

PSICÓLOGO: Atienda, atienda.

SUICIDA (atendiendo, neutro): ¿Qué hacés?…. Ah, mirá… Ah, mirá… Ah, mirá… Pero no… ¡Te digo que no!… ¡Me importa un carajo! Ya es tarde. ¿Vos tomaste una decisión, te jode la conciencia? ¡Bancátela!

Corta la comunicación, el celular vuelve a sonar, lo apaga y se lo da al psicólogo.

SUICIDA: Tomá (de un bolsillo saca el portadocumentos y las llaves) Y tomá esto también, después sabrás qué hacer.

Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Su señora?

SUICIDA: ¿Perdón?

PSICÓLOGO: Digo, la que llamó, si era su señora.

SUICIDA: Ah, sí. En realidad mi mujer, no estamos casados.

PSICÓLOGO: Ah, claro.

SUICIDA: Son increíbles.

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: Te arruinan la vida y después vienen con el arrepentimiento… Ah, dice que me vio en la tele, que estamos saliendo en vivo. Saludá ahí.

El psicólogo saluda con la mano hacia la cámara. Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Tienen hijos?

El suicida niega con la cabeza.

PSICÓLOGO: Entonces es muchísimo más sencillo.

SUICIDA: ¿Qué cosa?

PSICÓLOGO: Suicidarse, digo que es más sencillo cuando no se tienen hijos. SUICIDA: ¿Ah, sí?

PSICÓLOGO (entusiasmándose): Absolutamente, lo estuve investigando. Yo por suerte tampoco tengo hijos. El sentimiento de culpa que deja en los sobrevivientes, cuando son menores cuesta mucho más elaborarlo.

SUICIDA (observándolo con curiosidad): Sos algo raro, ¿no?

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: No sé, ¿no tendrías que intentar hacerme desistir, hablarme de la violación de la ley de Dios, el milagro de la vida y toda esa mierda? 

PSICÓLOGO: Puede ser. No lo sé

El psicólogo de golpe se quiebra, reprime un sollozo y oculta su cara entre las manos. Desconcertado el suicida busca con la vista al oficial de policía.

SUICIDA: ¿Qué le pasa? (acercándose al psicólogo) ¿Te pasa algo?

El psicólogo saca de entre sus ropas otro cuchillo.

SUICIDA: ¡Ah, lo que faltaba!

PSICÓLOGO: Discúlpeme.

SUICIDA: ¡No te puedo creer! ¡Cartón lleno! (desconfiado) ¿Qué es, un truco? (al oficial de policía) ¿Agente, esto es un truco?

PSICÓLOGO: N-no, ¿cómo un truco?

SUICIDA: Una estrategia, hacer que te ponés de mi lado. ¿Y los estúpidos como yo se lo tragan, entran en el jugo?

PSICÓLOGO: No, señor. ¿Qué dice? ¿Le parece que voy a especular con algo así? Le estoy abriendo mi corazón, mostrándole mi sufrimiento.

El grupo de curiosos comienza a vivar.

SUICIDA: ¡SILENCIO! (al psicólogo) ¡Paremos! ¡Vos te estás abusando, la cortás acá! (a los curiosos) No confundamos los tantos: este tipo…. ¿Dónde estaba la cámara? Tomame, por favor. Quiero decir que desconozco a este sujeto, supuestamente vino para ayudarme y si está deprimido, si lo cagó su chica o perdió la casa a la ruleta me importa tres carajos. Esto no es ningún club, acá el suicida soy yo. ¿Está claro? Si quiere amasijarse que agarre su cuchillo y se vaya a la otra cuadra. Es mi público, mi canal de la televisión y mi vereda, ¿okey?

Tiempo, el suicida se calma.

PSICÓLOGO: Discúlpeme.

SUICIDA: Todo bien.

PSICÓLOGO: Creí que teníamos cosas en común, que habíamos construido un vínculo.

SUICIDA: Te equivocaste.

PSICÓLOGO: Es que uno está tan solo.

SUICIDA: Chocolate por la noticia.

Tiempo.

SUICIDA: Sabés que no entiendo. ¿Cómo funciona la cabeza de la gente? Vos trabajás en esto, ¿cómo se te ocurrió?

PSICÓLOGO: N-no lo sé. Lo vi, m-me dije ya que este señor estaba en el proceso tengo poco y nada que explicarle y quizás podamos hacerlo juntos.

SUICIDA: Imposible.

PSICÓLOGO: ¿Por?

SUICIDA: Que me mate yo es una cosa, pero que se mate otro conmigo...

PSICÓLOGO: ¿Qué cambia?

SUICIDA (engranando): ¡No lo sé y no tengo por qué justificarme! ¡Es raro y me da impresión, punto! (mira la hora) ¡Y ahora me cagaste el plan! ¡Yo ya lo tendría que haber hecho hace rato y acá estoy hablando de no sé de qué carajo con un loco como vos!

PSICÓLOGO: Perdón.

Tiempo. El suicida observa el cuchillo del psicólogo.

SUICIDA: Es un hermoso cuchillo. Hoja arbolito, ¿no?

PSICÓLOGO: Sí. Un regalo de mi padre. Hecho en Alemania, creo.

SUICIDA: Sin duda es acero alemán. Este no es tan bueno, es de cocina, pero le tengo mucho cariño.

PSICÓLOGO: ¿Lo quiere? Se lo doy.

SUICIDA: No, faltaba más

PSICÓLOGO: Usted regáleme el suyo. Hacemos un intercambio.

Se los intercambian.

SUICIDA: Bueno, muchas gracias.

Tiempo.

PSICÓLOGO: ¿Puedo proponerle algo?

SUICIDA: A ver.

PSICÓLOGO: Por lo que veo usted hoy ya no va a hacerlo…

SUICIDA: Es verdad (mira la hora) Además es tardísimo.

PSICÓLOGO: Que le parece si nos citamos mañana por la mañana, supongamos en la Costanera, de siete a nueve casi no hay nadie.

SUICIDA: No lo creo.

PSICÓLOGO: Si quiere puede usar una venda, digo por si le da impresión mirarme. Para mí va a ser muy importante. ¡Por favor! (saca el celular) Deme su teléfono y le hago una llamada perdida.

SUICIDA: Lo tenés vos.

PSICÓLOGO: Ah, es verdad, se lo devuelvo, tome también las llaves y el documento. Dígame.

SUICIDA: 1138918875

PSICÓLOGO: Ahí está. ¿Sellamos el acuerdo?

SUICIDA: No lo sé… Me voy a arrepentir pero okay, sellemos. ¿Qué hacemos? ¿Nos damos la mano?

PSICÓLOGO (atrayéndolo hacia sí): Mejor un abrazo.

Se abrazan, se escuchan protestas y silbidos de los curiosos. El suicida se separa de golpe.

SUICIDA: ¡SILENCIO!

Vuelven a juntarse, el psicólogo extiende el abrazo, con una mano saca un frasco y se mete varias pastillas a la boca. Inmediatamente pierde el equilibrio y comienza a babear.

SUICIDA (sosteniéndolo): ¡Qué hacés!

PSICÓLOGO: P-perdóneme. Sentí el impulso.

El psicólogo agoniza en brazos del suicida, los curiosos ahora vivan y aplauden, el moribundo quiere decir unas últimas palabras.

SUICIDA: ¡Silencio, dije!

PSICOLOGO (con un hilo de voz): Gracias. Y no pierda el tiempo, esto no es para usted.

El psicólogo muere. El suicida lo apoya en el piso, los curiosos vuelven a aplaudir, el suicida reacciona, se lleva los dos cuchillos al cuello.

SUICIDA: ¡BASTA! ¡ENFERMOS!

ALTAVOZ POLICIAL: ¡Respeten la cinta! ¡Circulen, por favor! Tranquilo, señor, ya está llegando el equipo de intervención con el psicólogo.

SUICIDA: ¿Con el psicólogo? ¿Cómo con el psicólogo? ¿Pero el psicólogo no era este?

ALTAVOZ POLICIAL: No, señor. ¿No era familiar suyo? Nos pidió que lo dejáramos pasar.

SUICIDA (desconcertado): ¿Sabe qué? Pida la ambulancia para llevarse el cuerpo. Yo por mi parte me arrepiento, mire, depongo la actitud (deja los dos cuchillos en el piso, alza el saco y la corbata) No traigan a nadie más, ¿escuchó? (mientras se marcha) ¡Qué mal está la gente, por Dios!

APAGÓN.

viernes, 7 de mayo de 2021

Frente de guerra

Personajes
Mirko
Viorel


1
Puesto de avanzada, sacos apilados, alambres de púa, sobre la derecha barrera levadiza. El Sargento Mirko Hodzic vigila hacia platea con los  binoculares, el Cabo Viorel Jovanovic tiembla bajo un capote mientras practica un jueguito online con el celular. Tiempo.
MIRKO: Jancovic es el que estuvo siempre al mando. El Comandante Milos Jancovic. Y parece que con este Katunaric hicieron juntos la academia y la pica viene de esa época.
Viorel no escucha. Tiempo.
MIRKO: El tipo cae, así, sin ningún anuncio como observador y como tienen la misma graduación Jancovic no le puede decir nada. Entonces el otro empieza con los comentarios irónicos, se ríe, lo desautoriza…
Viorel ídem. Tiempo.
MIRKO: En definitiva los tipos se odian y en cada reunión parece que se crea un clima que se corta con cuchillo.   
Viorel ídem, se levanta, prende un porro, da una pitada profunda, se  coloca la máscara antigás y exhala el humo adentro.
MIRKO: Entonces empezó a circular la versión -es probable que el propio Katunaric la haya puesto a rodar- de que a fines de diciembre a Jancovic lo trasladarían al norte y él va tomar el mando. ¿Entendés?
Con la máscara llena de humo Viorel camina vacilante, mira hacia el cielo. Mirko deja los binoculares y por primera vez lo mira.
MIRKO: ¿Qué hacés?
Viorel se saca la máscara, tose.
MIRKO: Te pregunto, ¿qué hacés?
Viorel no responde.
MIRKO: Viorel, ¿qué sos? ¿Un chico?
VIOREL: Tengo hambre.
MIRKO: ¡Ah, no me digas!
Tiempo.
VIOREL (dando una calada profunda): Es un descontrol.
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Esto. Es un descontrol.
MIRKO: No empieces.
Se escucha desde la línea enemiga una grabación vieja de una voz haciendo una arenga en alemán.
VIOREL: Escuchá. ¿Es o no es un descontrol?
MIRKO: No te voy a contestar
VIOREL: ¿Y por qué no me vas a contestar?
MIRKO: Porque estás drogado.
VIOREL: Yo no estoy drogado. Y te aviso que en breve no me vez más el pelo.
MIRKO: Sí, claro.
Tiempo.
VIOREL: ¿En qué estaba pensando? ¿Cómo se me ocurrió?
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Volver. ¿Para esto? Prefiero cualquier, mirá, vender merca en la calle, no sé, atender a mi abuela.
Vuelve a escucharse la grabación en alemán. Tiempo.
MIRKO: Por si no te avisaron estás en una guerra.
VIOREL: No me había dado cuenta. ¿Y?
MIRKO: ¿Cómo “y”?
VIOREL: ¡Sí, “y”! (tiempo) Mirko, esta discusión ya la tuvimos: primero, vos sabés que soy pacifista.
MIRKO: ¡Ah, sí, me había olvidado!
VIOREL: ¡Soy pacifista, sí! ¿Qué tiene? ¿Es antigüo ser pacifista, es demodé? Estoy en contra de toda forma de violencia, guerras obviamente incluidas. Segundo, ¿cuánto hace que estamos acá? ¿Cincuenta días? ¿Sesenta? ¿Vos viste algo parecido a un enemigo?
MIRKO: Bueno…
VIOREL: No inventes porque no tenés la menor idea. Mejor decí “no sé”.
Mirko vuelve a los binoculares. Tiempo.  
MIRKO: ¿Y?
MIRKO: No sé.
VIOREL: Perfecto. Y tercero: tendrías que escucharte. Repetís las habladurías del Alto Mando, cosas incomprobables que no sé de dónde sacás. Vos no creciste, desde el pre escolar que te vengo escuchando y escuchando...
MIRKO: ¿Qué querés decir con eso?
VIOREL (le vibra el celular, lo saca y mira el display): Nada, ahora no puedo.
Viorel va hasta una lona camuflada, la levanta y saca un par de rollers, un chaleco, una gorra y una caja térmica, todos de color amarillo. La caja y el chaleco dicen “delivery”. Comienza a colocarse los rollers.
MIRKO: ¡Viorel, ni se te ocurra!
VIOREL: Tranquilo, te aseguro que en diez estoy.
MIRKO: No podés y lo sabés.
VIOREL: Son sólo dos pedidos. De verdad.
MIRKO: Te voy a reportar.
VIOREL: Dale, mala onda. Si no fuera por mí nos hubiésemos muerto de hambre hace tres semanas. ¿Qué te traigo? Hoy hay pastrana y empanadas.
MIRKO: No quiero nada.
VIOREL: Qué mala actitud.
MIRKO (alcanzándole la máscara antigás): Por lo menos ponete esto.
Viorel se monta la caja térmica a la espalda, se pone la máscara, alza la barrera, mira a ambos lados, se levanta un poco la máscara.
VIOREL: Traigo empanadas.
Sale. Mirko vuelve a los binoculares.
MIRKO: Esto está mal. Está mal. Si le pasa algo fuera del puesto, ¿quién es el responsable?
Malhumorado, deja los binoculares. Vuelve a escucharse la grabación en alemán.
MIRKO: ¿PUEDEN CALLAR ESA MIERDA?
Indeciso, recorre el puesto, va hasta el handy.
MIRKO: Capitán, aquí puesto de avanzada nueve… Capitán, aquí puesto de avanzada nueve ¿me escucha?, cambio.
Del otro lado de la comunicación se escuchan palmas, cornetas, risas, botellas de champagne que se destapan.
OFF CAPITÁN: Hola.
MIRKO: Capitán, aquí el Sargento Mirko Hodzic, ¿me escucha bien?
OFF CAPITÁN: Sí. Qué dice, Hodzic, adelante.
MIRKO: Dos cosas: primero el suministro de comida. Reclamamos varias veces y todavía no nos ha llegado nada.
OFF CAPITÁN: Estamos en eso, tenga paciencia. ¿Algo más?
MIRKO: Sí, disculpe pero tengo la misma duda que el viernes pasado: ¿usted dice que acá estamos en el frente?
OFF CAPITÁN: ¿Otra vez con eso?
MIRKO: Digo, por nuestra ubicación, Capitán, no sé, ¿no podría ser que nos hayamos desviado unos kilómetros? ¿Que estemos en otro lugar?
OFF CAPITÁN: ¡Usted está en el frente!
MIRKO: Pero entonces, ¿dónde está el enemigo?
Vuelven a escucharse palmas, cornetas, canciones, botellas de champagne que se destapan.
MIRKO: ¿Capitán?, ¿me está escuchando?
OFF CAPITÁN: Sí, sí. Perdón pero es la despedida del Brigadier Simunovic. Déjeme ver (a alguien cercano) ¿Dónde están los malditos papeles? Marinsky, ¿La carpeta del Frente Occidental? Olvídese, acá está. A ver, a ver SARGENTO, ¿USTED ESTÁ DE JODA?
MIRKO: N-no, señor. ¿Por qué?
OFF CAPITÁN: ¿ME ESTÁ TOMANDO PARA LA CHACOTA? ¿LE PARECE QUE ESTOY PARA BROMAS, YO? ¡ATENCIÓN! ¡FIRME!
Mirko se incorpora y se cuadra.
OFF CAPITÁN: ¡NO SEA MINUSVÁLIDO MENTAL Y AGARRE LOS BINOCULARES. MIRE COMO CORRESPONDE!
Mirko agarra los binoculares y busca con desesperación.
MIRKO: ¿Qué miro?
OFF CAPITÁN: ¿No ve al Batallón 628? Está desplegado en toda la línea con el apoyo de los blindados. Dígame, ¿tuvo algún golpe en la cabeza? ¿Está bebido?
MIRKO: ¡Le aseguro que no los veo, acá estamos solos, Capitán!
Vuelven a oírse palmas, cornetas, risas.
OFF CAPITÁN: ¡Ja ja, qué loco este Simunovic! ¿Sargento, qué dice, no lo copié?
MIRKO (al borde del colapso): Digo que no veo nada de lo que usted me describe. Le juro por la vida de Bruno y Daska, mis dos hijitos. Desde que llegamos nunca vimos a nadie. Algo evidentemente no está funcionando. Dígame, ¿En qué me equivoqué? ¿Qué estoy haciendo mal, Capitán? No sé qué hacer.
OFF CAPITÁN: Bueno, Hodzic, tranquilícese. Tampoco es para tanto. Las tropas hoy están acá y mañana allá. Hagamos algo, déjeme confirmar posición y yo lo llamo. Cambio y fuera.
Mirko queda agitadísimo, se sienta y respira profundo.
MIRKO: Estoy histérico, tiene toda la razón, tengo que respirar profundo e intentar tranquilizarme. La mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino…
Gradualmente se calma. De golpe se incorpora y vuelve a mirar por los binoculares.
APAGÓN

 

 

2
Ahora es Viorel el que vigila con los binoculares y Mirko come desesperado lo que trajo su compañero. Vuelve a escucharse la grabación en alemán.  
VIOREL: Ahí los tenés.
Mirko, sigue comiendo y no acusa recibo.
VIOREL: ¿Escuchás?
MIRKO (con la boca llena): Escucho.
VIOREL: Ahora, respondeme algo: ¿por qué en alemán? ¿Vos hablás alemán? ¿Yo hablo alemán? ¿Te das cuenta que todo esto es un delirio?
MIRKO: Me llegó una versión.
VIOREL (burlón): Al señor le llegó una versión.
MIRKO: Si te molesta no hablo.
VIOREL: No, dale.
MIRKO: Parece que en marzo, cuando ya había iniciado la movilización, el enemigo hizo una compra grande de rezago de guerra en varios países, entre ellos Alemania. Y en un embarque, junto a los fusiles y los lanzacohetes estaban traspapeladas esas grabaciones de la Segunda Guerra. Son propaganda. ¿Sabés lo que es la propaganda de guerra?
VIOREL: ¿Me estás jodiendo?
Tiempo.
VIOREL: ¿Y?
MIRKO: Y eso.
VIOREL: No tenés mucho.
MIRKO: No.
VIOREL: Ahora, el que ordenó usarlas estaba más que drogado. Decime ¿cómo te pueden hacer la cabeza, te pueden convencer, desmoralizar, o lo que sea, si no entendés el idioma? Y después, suponiendo que entendieras ¿de qué hablan esas cintas? ¿De las olimpíadas de Berlín de 1936?
Viorel niega con la cabeza, vuelve a los binoculares, Mirko a comer. Tiempo.
VIOREL: Hablando de alemanes, tengo una historia. ¿Querés escuchar?
Mirko asiente.
VIOREL: 1914, primer año de la Gran Guerra, día de Navidad, de acá el bando de los alemanes, de allá el bando de los aliados. Como es Navidad, en un momento los alemanes se emborrachan y se ponen a cantar: villancicos y este tipo de cosas que se cantan en Navidad. Al rato del otro lado los aliados les contestan. Minutos después un par de alemanes y después otro par de aliados se animan, salen de las trincheras, avanzan hacia la tierra de nadie y empiezan a encontrarse con los del otro bando. Los tipos se dan la mano, se sonríen y a continuación se intercambian botellas de vino y cigarrillos. Bien, lo que al principio pensaban que iba a durar un rato empieza a extenderse, se agregan más soldados, hay más intercambios. Pasa todo un día, después pasa otro, en esa convivencia juegan al pocker, se siguen emborrachando y hasta organizan partidos de fútbol. Y al final, antes de separarse, todos prometen que cuando vuelvan a sus puestos van a disparar unos metros arriba de la trinchera enemiga para no herirse. ¿Hasta ahí qué te parece?
MIRKO: Linda historia.
VIOREL: Bien, pero al día siguiente cuando se enteran los altos mandos de lo que había pasado, obviamente, se pudre todo. Los tipos ponen el grito en el cielo, la cosa es tratada de silenciar de todas las formas posibles. Los generales lo discuten y entonces se toman las medidas necesarias para que todo vuelva a la normalidad, es decir, que los soldados se vean otra vez como enemigos y se dediquen a matarse los unos a los otros como buenos cristianos. ¿Sabés cuales fueron esas medidas?
MIRKO niega.
VIOREL: En los tres años siguientes, unos días antes de la Navidad, los altos mandos ordenaron recrudecer los bombardeos, se duplicaron los ataques, se multiplicaron los muertos y heridos, y así ese fenómeno tan desagradable y antinatural nunca más volvió a suceder. ¿Qué te parece?
Mirko no responde.
VIOREL: ¿No te parece nada?
MIRKO: No sé, suena lógico, ¿no?
VIOREL: ¿Cómo lógico?
MIRKO: Viorel, para mí es sencillo: estamos en la guerra, ellos son los malos y nosotros somos los buenos. En la guerra uno debe tratar de no dejarse herir y herir al enemigo, para eso hay que cumplir las órdenes y nosotros las cumplimos.
VIOREL: ¿Ellos son los malos y nosotros somos los buenos?
MIRKO: Por supuesto.
VIOREL: ¿Y por qué ellos son los malos?
MIRKO: Porque ellos nos invadieron.
VIOREL: Depende.
MIRKO: ¿De qué depende?
VIOREL: De cómo lo mires: ellos nos invadieron porque nosotros los habíamos invadido antes.
MIRKO: Pero eso fue hace muchísimo.
VIOREL: ¿Y? ¿Porque fue hace muchísimo no vale? ¿A partir de qué tiempo prescribe una invasión? ¿Treinta años? ¿Cincuenta?
MIRKO: Ese no es nuestro problema.
VIOREL: Precisamente ese es nuestro problema. Los que en el mundo deciden cuales invasiones valen o cuales no son cuatro o cinco magnates, desde cómodos sillones y los que ponemos el cuerpo somos vos y yo. ¿Te parece que no es nuestro problema?  
Viorel, mete una mano en un bolsillo y saca un puñado de balas.
VIOREL: Tomá.
MIRKO: ¿Qué me das?
VIOREL: Las balas, es un regalo, no las necesito.
MIRKO: ¡Viorel, haceme el favor, volvé a cargar ese fusil!
Mirko le quiere arrebatar el fusil para volver a cargarlo, Viorel no se lo da.
MIRKO: ¡Soltá!
VIOREL: No.
Tironean hasta que Viorel cede.
VIOREL: Quedátelo. Total no lo voy a usar.
MIRKO: ¿Estás drogado? Estás diciendo otra vez disparates.
Suena el handy. Mirko lo alza.
OFF CAPITÁN: …el Frente Oriental.
MIRKO: ¿Capitán?
OFF CAPITÁN: ¿Y quién va a ser, Hodzic? Le estoy diciendo que está aclarado: ustedes están en el Frente Oriental.
VIOREL: ¡Jajajaja!
MIRKO: ¡Callate! (al handy) Perdone, Capitán, ¿cómo el Frente Oriental? Este es el Frente Occidental.
OFF CAPITÁN: Oriental.
MIRKO (volviendo a la agitación): ¿Pero y eso cómo puede ser?
OFF CAPITÁN: Porque depende del punto de referencia desde donde usted lo está viendo. Abra el mapa (Mirko abre un mapa) Ubique la cadena de los montes Dalmantin. Ustedes están al sudoeste, ubique hacia el norte el lago Lujdur, luego vienen tres poblados: Butigan, Tolic y Zubela, en Zubela estamos nosotros. Visto desde donde están ustedes es el Frente Occidental, visto desde acá el Oriental. ¿Se entiende?
Mirko, no entiende, da vueltas el mapa. Viorel prende un porro, se lo pasa a Mirko que lo rechaza. Luego va hasta su morral saca una pequeña radio e intenta sintonizarla.
OFF CAPITÁN: No lo escuché, Hodzic ¿se entiende o no se entiende?
MIRKO: Creo que sí, Capitán.
OFF CAPITÁN: Algo más: desde las cero horas terminantemente prohibido que usen celulares. Tienen que desactivarlos y por las dudas sacarles las baterías.
MIRKO: ¿Por qué?
OFF CAPITÁN: Interfieren con los drones. Varias misiones han fracasado porque los drones enloquecen y terminan bombardeando cualquier cosa.
MIRKO: ¿Culpa de nuestros celulares, señor?
OFF CAPITÁN: Se está investigando, todavía no sabemos puntualmente de cuáles. Pero no se ponga ansioso y limítese a cumplir lo que le digo, Sargento. ¿Entendido?
MIRKO: Entendido.
OFF CAPITÁN: Cambio y fuera.
Mirko vuelve a sentirse mareado, se sienta en el piso y cierra los ojos.
MIRKO: ¡Con nuestros celulares! ¡Por ahí provocamos un desastre! ¿Escuchaste?
Por gestos, le pide a Viorel que le convide una pitada del porro.
VIOREL: No le des bolilla. No entiendo por qué te ponés así. Ya te lo dije, estamos recibiendo órdenes de un grupo de desquiciados.
MIRKO: Tampoco es tan así.
VIOREL: ¡Es tan así, Mirko, es tan así, abrí los ojos! Hasta recién era una guerra sin enemigos, ahora ni sabemos dónde estamos. Yo en unos días más me voy, si querés seguirme no hay problemas.
MIRKO: ¡Basta, Viorel! ¿Escuchaste las órdenes? Se acabaron los jueguitos online y los pedidos de delivery.
VIOREL: ¿Acaso vos no llamás a Liuba?
MIRKO: Sabés que no hablo. Sólo son mensajitos de audio y de madrugada. No la compliques, por favor, no se usa el celular hasta nuevo aviso, ¿está claro?
Viorel no responde y trata de sintonizar la radio. Mirko vuelve a los binoculares.
APAGÓN

 

 

3
Es de noche, Mirko está grabando un mensaje para Liuba, su mujer. Está solo.
MIRKO: La guerra es rara, distinta a como la imaginábamos. Ojo, no es que me desanime, me siento bien, no me volvieron los ataques, pero hace dos meses que estamos acá y todavía no vimos a un solo enemigo. También está el tema de la organización, ¿sabés?, nunca nos enviaron comida y da la impresión que el Alto Mando no sabe muy bien cómo llevar las cosas. Por ahí es hasta que entren en ritmo. En Afganistán, en la Guerra del Golfo tardaron en arrancar, ¿no? No debe ser sencillo pensar en tantas estrategias y la responsabilidad de mandar a tanta gente todas al mismo tiempo. Si llegan a pasar algo por la tele vos avisame.
Amor, ¿cuánto esperamos esta oportunidad?: defender a la patria, expulsar al enemigo. No dejo de pensar en nuestras prácticas de tiro en el fondo de casa. Ahora parece que el Frente Occidental en realidad es el Frente Oriental. Vos me conocés, nunca fui de orientarme pero la explicación que nos dio el Capitán es confusa. A veces dudo, pienso que no tendría que haberme alistado, también pienso en la ilusión que todo esto te hace a vos y me da ansiedad.
¿Sabes?, Viorel está cada día más difícil. Vos lo conocés, es desordenado, se duerme en las guardias, tiene ese problema con el consumo de sustancias. Yo lo dejo, pero tiene algunas ocupaciones paralelas que pueden terminar comprometiéndome. Después de no vernos por quince años nunca hubiese imaginado que convivir con él fuera tan complicado.
Mi amor, tengo hambre, tengo hambre todo el tiempo. Como no nos mandan suministros Viorel aprovecha sus salidas para traer algo, toda comida chatarra. Sueño con tu burek de carne y arroz, con las salchichas de cerdo y las bruschettas de jamón crudo que preparabas los domingos. Mandales un beso a Brunito y a Daska. Contame también algo de ellos.
Me gustaría escribirte una larga carta refugiado en una trinchera mientras afuera llueve y arrecia la artillería enemiga como vimos en tantas películas, soy un tonto, ¿no es cierto? (advierte que alguien viene) Ahora tengo que cortar. Un beso grande.
Entra Viorel con su equipo de delivery, Mirko envía el mensaje y esconde el celular.  
VIOREL: ¿Estabas hablando?
MIRKO: No.
VIOREL: Mirko, estabas hablando…
MIRKO (reaccionando): ¡Te digo que no! ¿Con quién voy a estar hablando?
VIOREL: Ok. A mí me da igual. Escuchá esto (mientras habla se despoja de los elementos del delivery, los oculta bajo la lona y se pone el casco) ¿Lo ubicás a Andrej, mi cuñado?
MIRKO: Sí.
VIOREL: Te lo resumo: el primo es el que tiene la agencia de turismo frente a la plaza y lo contactó porque sabe que yo estoy acá. El plan es este: al tipo parece que le llegaron dos grupos de brasileños que vienen de recorrer Francia e Italia, están una semana y la idea es hacerles un pequeño tour por el frente. Pagan veinte dólares por cabeza, y vos y yo podemos ir mitad y mitad. Ya lo pensé, los puedo llevar hasta la ladera donde están los tanques incendiados, les hago ver el embarque de los blindados en el puerto y después los traigo para acá (Viorel empieza a desparramar cosas por el piso) Si no te molesta habría que crear un poco de ambiente. ¿Podrías vendarte la cabeza o el brazo? Podemos simular algo de sangre y cuando llegan hacemos unos disparos para ponerle un poco de color, ¿qué te parece?
MIRKO: Una locura.
VIOREL: ¡Ya sabía! Mirko, no hay ningún peligro y es buena plata.
MIRKO: Acá no va a venir ningún turista.
VIOREL: Aflojá, sólo tengo que confirmar y los paso a buscar en un rato.
MIRKO: Viorel, ¿te cubro con lo del delivery? Muy bien, pero hasta ahí. Me comprometés, yo estoy al mando y cualquier cosa que pase soy el responsable.
VIOREL: Sí, sí, te van a dar la medalla al valor.
MIRKO: No quiero ninguna medalla, simplemente no voy a tener problemas por tu culpa, punto.
De golpe comienzan a escucharse una sucesión de explosiones y disparos, el cielo nocturno se ilumina. Por unos segundos Mirko y Viorel corren de un lado para otro, desorientados, luego Mirko va hasta su fusil.
MIRKO (exultante): ¡La guerra! ¡Viorel, llegó la guerra! ¡Nos están atacando!
Mirko comienza a disparar sin objetivo preciso, Viorel se queda paralizado.
MIRKO: ¡Dale! Nos están atacando, hay que disparar... Viorel, ¿qué hacés? ¡Agarrá ese fusil, por el amor de Dios!  
Viorel se mira las manos, tiene los brazos rígidos.
VIOREL: No puedo.
MIRKO: ¡No digas estupideces!
VIOREL (maravillado): No puedo. Es como si el cuerpo se negara. Mirko, mirame los brazos, los tengo rígidos.
MIRKO: ¡Y movelos!
VIOREL: Te digo que no puedo. Creo entederlo, ¿sabés?: mis brazos rechazan obedecer a algo que mi conciencia repudia. ¿No es asombroso? Como no podemos comer carne humana, o no podemos enamorarnos de nuestra propia hermana porque va en contra de nuestra naturaleza, yo no puedo mover los brazos para usar el fusil.
MIRKO (mientras dispara): No sé qué disparates estás diciendo. Si no vas a usar tu fusil por lo menos llamá a la comandancia y cuando te atienda el Capitán me pasás. 
VIOREL (va hasta el handy sin cubrirse de las balas): ¿Ves? Mirá como si trato de hacer cualquier otra cosa puedo. Hola, Capitán, aquí puesto de avanzada nueve ¿me escucha? Cambio.
OFF CAPITÁN: Adelante, Hodzic.
VIOREL: Cabo Primero Jovanovic. Ya le paso.
Viorel le alcanza el handy a Mirko.
MIRKO: ¡Cubrite! ¿Quéres morir? (al handy) Hola Capitán, escuche, escuche (exultante, apunta el handy al aire) Tenía razón, al final sucedió, apareció el enemigo (mira con los binoculares) Todavía no se muestran, ni sabemos el número, así que por el momento no puedo darle precisiones.  
Del otro lado vuelven a escucharse risas, botellas que se destapan, cantos, palmas.
MIRKO: ¿Me está escuchando, Capitán?
VIOREL: ¿Siguen de joda?
MIRKO: Shht.
OFF CAPITÁN: Sí, Hodzic. No sé si me copió, le decía que felicitaciones.
MIRKO: ¿Perdón?
OFF CAPITÁN: ¿No les llegó el parte del Ministerio?
MIRKO: No.
OFF CAPITÁN (a alguien cercano): ¡Marinsky! ¡Marinsky, tampoco les llegó! (a Mirko) Deje los binoculares, no va a ver enemigos, Sargento. Lo que escucha no es un ataque, son fuegos artificiales.
Viorel busca sus binoculares y mira.
VIOREL: ¡Es verdad! ¡Mirá, Mirko! ¡Qué espectáculo!
MIRKO: Shht (al handy) ¿Cómo fuegos artificiales, Capitán?
OFF CAPITÁN: Fuegos artificiales, ganamos.
MIRKO: No entiendo.
OFF CAPITÁN: Qué ganamos. El enemigo capituló.
MIRKO: ¿Escuchaste? Dice que ganamos.
VIOREL: ¡Me estás jodiendo!
OFF CAPITÁN: ¡ATENCIÓN! ¡FIRMES!
Mirko y Viorel se cuadran.
OFF CAPITÁN: Suba el volumen del handy, Hodzic. Como salutación a nuestras fuerzas de aire, mar y tierra, a continuación vamos a entonar la venerada Canción de la Patria.
Mientras cantan la Canción de la Patria Mirko va a sacar un pañuelo para enjugarse las lágrimas.

“Tú eres la luz del alma
la llama del fuego eterno,
la tierra de los abuelos,
yo te celebro.
En nuestro corazón anidan tus ríos,  
el mar bravío y las montañas,
orgullosa y sufrida tierra,
yo te celebro.
Las generaciones que hoy te saludan,
te defenderán con su sangre,
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria.
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria”

Tiempo, gradualmente cesan los fuegos artificiales, Mirko se suena la nariz.
VIOREL: ¿Cómo podés emocionarte?
Mirko no responde, va hasta su mochila y saca una botella de vino.

VIOREL: ¡La botella de tu suegro! ¿La vas a abrir? ¿Estás seguro?
MIRKO: Debía descorcharla sólo si ganábamos.
Mirko la descorcha, se la van pasando y tomando del pico.
VIOREL: ¿Así que te lo dio para cuándo ganáramos?
MIRKO: Sí. ¡Salud!
VIOREL: ¡Salud! ¿Y si perdíamos?
MIRKO: Tenía que vaciarla en la tierra y enterrar el envase.
VIOREL: Qué tipo raro tu suegro. Toda esa familia era rara. Cuando iban a los actos del colegio, ¿te acordás? Siempre en la primera fila, cómo hablaban, la forma de vestirse. Sabés, desde que volví hay algo que no termino de entender: primero cómo terminaste casado, y segundo cómo terminaste casado con Liuba.
MIRKO: Nos enamoramos. Armamos una familia. ¿Qué tiene?
VIOREL: Nada, no me hagas caso. Brindemos. Porque al fin nos vamos de este lugar de mierda. ¡Salud!
MIRKO: ¡Salud!
Se escucha el llamado del handy, Mirko atiende.
MIRKO: Sí, Capitán, cambio.
Se escuchan discusiones del otro lado de la línea, Mirko y Viorel quedan a la expectativa.
OFF CAPITÁN: Hodzic.
MIRKO: Sí, Capitán, lo copio.
OFF CAPITÁN: Disculpe el desorden pero nos acaba de llegar una aclaración del Ministerio. Nos dicen que no fue rendición, sólo es una tregua solicitada por el fin de semana. ¿Escuchó, Hodzic?
MIRKO: Escuché, Capitán.
OFF CAPITÁN: Acá hay bastante malestar porque varios oficiales solventaron los fuegos artificiales de su propio bolsillo.
 MIRKO: ¿O sea que no ganamos?
OFF CAPITÁN: No por el momento.
VIOREL: Jajajaja.
MIRKO: ¡Basta, Viorel!
Viorel le arrebata el handy a Mirko.
VIOREL(al handy): Capitán, aquí el Cabo Primero Jovanovic. Le acaba de decir al Sargento que hubo un error y todavía no ganamos. ¿Le puedo hacer una pregunta? Si todavía no ganamos, así en general, ¿cómo nos estaría yendo?
OFF CAPITÁN: Es difícil precisar, Cabo. Si sumamos lo que sucede en el frente occidental y en el de ustedes, más la situación en el norte, más los retenes del sudeste, más ese percance con los drones, diría que estaríamos casi, casi… en un empate.
VIOREL (le devuelve el handy a Mirko, se empina lo que queda de la botella, divertido): Vamos empatando.
OFF CAPITÁN: Hodzic, Cabo, no debería aclararlo pero les pido suma discreción con todo esto. Y hasta el lunes que se declara el fin de la tregua no se vuelve a disparar un solo tiro, ¿entendido?
MIRKO: Entendido, Capitán.
MIRKO deja el handy, se sienta y se toma la cabeza. Viorel vuelve a intentar sintonizar la radio portátil.
MIRKO (para sí): La mente serena transmuta tu destino, la mente serena transmuta tu destino…Te juro que me estalla la cabeza. No entiendo nada, no quiero pensar en nada, que pase lo que tenga que pasar y listo. ¿Qué estás buscando?
VIOREL: Alguna puta información. Pero hasta acá no llega ninguna antena.
Viorel de golpe capta la transmisión de un partido fútbol.
MIRKO: ¡Pará, dejala ahí! Vamos a escuchar el fútbol. Y que se vayan todos al infierno, ¿qué te parece?
VIOREL: Como quieras.
Se sientan. Escuchan la transmisión. Tiempo.
VIOREL: ¿De los equipos ingleses cuál te gusta más?
MIRKO: No sé. El Manchester.
VIOREL: Justo. Juega el Manchester contra el Real Madrid. Creo que son los cuartos final de la Champions.
MIRKO: Mirá vos.
Tiempo.
APAGÓN.

 

 

4
Cuando da la luz Mirko está en medio de un ataque, tiembla. Viorel, con su equipo de delivery todavía puesto, lo está asistiendo: lo sentó en una plegadiza de playa, le puso la máscara antigás, prendió un porro y le insufla el humo por el conducto de aire de la máscara.
VIOREL: ¡Aspirá profundo, aspirá profundo y no hablés!
Mirko dice un montón de cosas que bajo la máscara no se entienden.
VIOREL: ¿No escuchás? Concentrate y aspirá. ¡No hablés porque es de gusto, no te entiendo nada! Tenés que aspirar. ¡Aspirá!
Viorel le insufla más humo. Paulatinamente Mirko se va relajando.
VIOREL: Te lo dije, estás demasiado acelerado. ¿Qué ganás con ponerte así? ¿Va mejor?
Mirko asiente. Viorel le saca la máscara y Mirko pega un salto.
MIRKO: ¿Qué pasó? ¿Qué es esto? ¿De dónde salió esa plegadiza?
VIOREL: ¡Tranquilizate! Es de un cliente, la tengo que llevar en el próximo pedido. ¿Qué importancia tiene la plagadiza?
MIRKO (histérico): ¿Te das cuenta, no? ¿Te das cuenta lo que está pasando? Perdí el control, Viorel. La cabeza me da vueltas. ¿Qué me pasó?
VIOREL: Llegué, te encontré rígido y temblando y te apliqué un tratamiento para que te tranquilizaras.
MIRKO: Es una pesadilla. A vos no te importa pero yo estoy al mando y miranos, mírate esa gorra ridícula, la ropa que tenés puesta, los fuegos artificiales de anoche, ahora esa silla plegadiza. Esto me supera, no da para más…
VIOREL: Ya te lo dije, te tomás las cosas demasiado a pecho.
MIRKO (volviendo a agitarse): Si sos mi amigo me tenés que hacer un favor. Vas a explicarle Liuba.
VIOREL: ¿A explicarle? ¿Cómo a explicarle? ¿Querés que la llame?
MIRKO: No. Que en una de las salidas que hacés...
VIOREL: No, Mirko, no me pidas eso. Con Liuba nunca nos llevamos, vos lo sabés, no me puede ni ver.
MIRKO (lloriquea): ¡Por favor, Viorel! Siento que sino voy a perder la cabeza. Tenés que contarle todo. Que estamos en este agujero, sin enemigos, que nos morimos de hambre, que nos dijeron que habíamos ganado y nos tomamos la botella de vino de Rusbel.
VIOREL: ¿Rusbel?
MIRKO: Mi suegro.
VIOREL: Ah.
MIRKO: Y sobre todo, tenés que decirle que yo fallé, que pensé que iba a poder pero no sirvo, que me pongo ansioso, me vuelven los temblores y pierdo el conocimiento.
MIRKO: Mirko, vos todavía no estás bien. ¿Qué te parece si te ponés la máscara, yo prendo otro y lo fumamos juntos?
MIRKO: ¡NO! ¿ME VAS A ESCUCHAR?  Le tenés decir que no vivimos ni un solo momento heroico. Qué no hubo nada de todo lo que yo debía contarles a Brunito y a Daska a mi regreso: ataques sangrientos, no sé, salvatajes, victorias inolvidables. ¡Soy patético, Viorel!
VIOREL: Exagerás, en todo caso yo puedo ser algo ridículo, pero vos sos un buen soldado…
MIRKO (sin escuchar): Pero más que a Brunito y a Daska, tenés que decirle que le fallé a ella. Liuba se había hecho muchísimas ilusiones. Fue ella la de la idea de alistarme, practicábamos asalto con bayoneta y tiro en el fondo de casa (se toma la cabeza) ¡Es demasiada presión, Viorel! Y si la guerra sigue como hasta ahora, ¿qué va a pasar? ¿A vos te parece que yo así puedo volver? No podría ni mirarla a la cara (lloriquea)
Viorel, atónito, lo abraza.
VIOREL: ¡Bueno, tranquilo, hombre! La voy a ir a ver, te lo prometo. Tranquilo.
APAGÓN

 

 

5
Se escuchan sonidos de rollers y patines desplazándose. Cuando da la luz Mirko y Viorel vigilan con los binoculares. Es de madrugada, hace frío, están con sus cascos y cubiertos con los capotes.
VIOREL: A esta hora son verdaderos ejércitos… Ejércitos en las sombras.
MIRKO: Ajá.
VIOREL: Lo tengo medido, el setenta y cinco por ciento del movimiento se da entre la una y las cuatro. A mí no me gusta porque con la oscuridad se complica mucho con los rollers.
MIRKO: ¿Y por qué entre la una y las cuatro?
VIOREL: Es el momento de la pausa, el tercer tiempo. Los nervios se relajan. A las dos arrancan los pedidos fuertes de comida, en general minutas, kebabs, hamburguesas, filetes a las brasas. Es el momento de los permitidos, se festejan los cumpleaños, llega la pornografía, el licor, las cajitas felices.
MIRKO: ¿Los cajitas felices? ¿Las de Mc Donalds?
VIOREL: Las pastillas, los ácidos. ¡Las sustancias, Mirko! En la jerga del delivery se les llama cajitas felices. No tenés idea de las cosas que me ha tocado llevar. Vos viste la silla playera el otro día.
MIRKO: Qué depresión.
VIOREL: ¿Por?
MIRKO: ¿Esto en algún momento habrá sido una guerra?
VIOREL: La guerra es un gran negocio. A vos y a mí nos pasa por delante, pero hay gente que hace fortunas (señala con los binoculares) Mirá a la derecha el amarillo. ¿Lo ves? Ese es de los nuestros. En total son tres empresas: dos pequeñas, Poslovi Delivery, que son los de las cajas violetas; Octubery, los amarillas, que es la mía; y después está la más grande, Global Quality, los naranjas (señala con los binoculares) Ahí a la izquierda van dos. ¿Los ves? Los de Global Quality ganan entre el treinta y el cuarenta por ciento más y están motorizados. Fíjate que en vez de rollers usan monopatines eléctricos. El dueño es un General nuestro y según escuché trabaja con los dos bandos.
MIRKO: ¿Cómo con los dos bandos?
VIOREL: Con nosotros y con el enemigo.
MIRKO: ¡Qué disparate!
VIOREL: Mirko, sos tan ingenuo que me das ternura. En los negocios no hay amigos ni enemigos. Los repartidores llevan un salvoconducto que dice que son neutrales.
MIRKO: ¿Como los cascos azules de la ONU?
VIOREL: Como los cascos azules de la ONU.
Tiempo. Mirko deja los binoculares, se muestra incómodo.
MIRKO: Viorel, lo que te dije anoche…
VIOREL: ¿Qué cosa?
MIRKO: Lo de ir a hablar con Liuba.
VIOREL: Ah, sí.
MIRKO: Olvidalo.
VIOREL: Ok.
MIRKO: Fue un momento de debilidad.
VIOREL: Ok.
MIRKO: Además me sentía mal de la panza: las tarteletas de berenjena o alguna de esas porquerías que trajiste para el almuerzo que después me terminó afectando el ánimo.
VIOREL: Es probable.
Tiempo.
MIRKO: Entonces ya sabés.
VIOREL: Ok.
Tiempo.
MIRKO: No tenés que ir a ver a Liuba.
VIOREL (reaccionando): ¡Sí, Mirko, sí! No voy a ver a Liuba.
MIRKO: Perfecto.
Tiempo.
VIOREL: Es raro.
MIRKO: ¿Qué cosa?
VIOREL: Esto, vos y yo acá, ¿me querés decir cómo nos reencontramos para terminar en este agujero?
MIRKO: No es raro: los dos tenemos instrucción militar, los dos estamos en el rango de edad para movilizarnos, los dos somos del mismo barrio.
VIOREL: Pero vos te presentaste como voluntario. Yo me fui para siempre, se me ocurrió volver y me engancharon como a un idiota.
MIRKO: En los hechos es lo mismo.
Tiempo.
MIRKO: ¿Qué hiciste todo este tiempo?
VIOREL: Mi vida.
MIRKO: No te ofendas, pero por lo que se ve no muy buena vida.
VIOREL: ¿Por qué lo decís? ¿La tuya es buena?
MIRKO: Sí.
VIOREL: Cuanta seguridad.
MIRKO: Nada espectacular pero creo que es una buena vida. Tengo a mis hijos, la tengo a Liuba, formé una familia.
VIOREL: Por la que sufrís ataques de pánico.
MIRKO: ¡Qué decís!
Suena el handy.
VIOREL: Ahí está de nuevo tu Capitán.
OFF CAPITÁN: Hola Hodzic, ¿me escucha?
MIRKO: Lo escucho, Capitán, ¿cambio?
OFF CAPITAN: ¿Ya hay algo de luz?
MIRKO: Está amaneciendo.
OFF CAPITÁN: Dígame si observa movimiento.
Mirko, toma sus binoculares y busca.
MIRKO: Sí, Capitán, hay movimiento.
Viorel toma también sus binoculares y lo imita.
OFF CAPITÁN: Descríbame lo que ve.
MIRKO: En el camino principal y en campo aledaño… se ve… No se ve muy bien, es a bastante distancia, Capitán… Pero sin dudas es un movimiento de tropas. ¿Son del enemigo o son nuestras?
Viorel saca la radio e intenta sintonizarla sin dejar de mirar.
OFF CAPITAN: Son nuestras. Presumiblemente es el Batallón 221. Hágale la seña. Luego debe sortearles el paso. ¿Entendido?
MIRKO: Entendido.
Mirko va a buscar de su morral dos varas luminosas fluorescentes.
OFF CAPITÁN: Sargento, ¿me escucha?
MIRKO: Lo escucho.
OFF CAPITÁN: Cuando estén allí ubique al oficial a cargo y me lo pasa. Aparentemente están regresando a su base mientras dure la tregua. ¿Entendido?
VIOREL: ¡No! ¡Esperá!
MIRKO: ¿Qué decís? (al handy) Entendido, Capitán.
VIOREL: Esperá, Mirko. Por favor, no lo hagas.
MIRKO: ¿Qué decís? ¿Por qué?
Le acerca la radio.
VIOREL: Es el enemigo, no hagas la seña. Escuchá, escuchá. Dice que el enemigo interrumpió la tregua.
MIRKO: ¿Quién lo dice?  
Intentan volver a sintonizar, hay descarga, la radio no se escucha bien.
VIOREL: No lo sé. Pero al parecer son declaraciones oficiales. ¡Escuchá, por favor!
MIRKO: ¡Eso es un disparate! Son tropas nuestras, es el Batallón 221, me lo acaba de decir el Capitán.
Viorel se interpone.
VIOREL: Por favor, por lo menos esperá a que stén más cerca, miremos a ver qué hacen.
MIRKO: Tengo que cumplir con las ordenes.
VIOREL: No te voy a dejar.
Mirko saca su pistola.
MIRKO: ¡Viorel, hacete a un lado, no me obligues!
Viorel le toma el brazo, forcejean, Mirko lo sacude con violencia.
MIRKO: ¡Drogadicto de mierda, salí!
Viorel cae al piso, Mirko empieza a hacer las señas con las dos varas luminosas. Inmediatamente comienzan los disparos.
APAGÓN

 

 

6
Salto temporal, Mirko y a Viorel son adolescentes, los envuelve una luz cenital blanca, están en una clase de gimnasia haciendo abdominales.
MIRKO: Cuarenta y dos, cuarenta y tres, cuarenta y cuatro…
Viorel se incorpora de un salto, abandona el ejercicio.
VIOREL: ¡Miroslaw, me tenés podrido! ¿Qué se cree, que somos, máquinas?
MIRKO: Callate y terminá que está mirando.
VIOREL: No me interesa, ¿qué pasa si no me interesa? No quiero ser gimnasta olímpico. Habría que poder elegir lo que uno quiere, ¿no?
MIRKO: No se puede.
VIOREL: Se debería. No hay libertad. En este colegio, en este país no hay libertad, vos no tenés libertad, estás todo el santo día con tu Liuba.
MIRKO: Te van a expulsar.
VIOREL: ¿Quién lo dice?
MIRKO: Lo escuché.
VIOREL: No es para tanto.
MIRKO: Sí es para tanto. Viorel, destrozaste la mitad de un baño.
VIOREL: Sos el único que me vio, ¿me delatarías?
MIRKO: Sabés que no.
VIOREL: Vení, vámonos.
Viorel lo agarra de una mano y lo incorpora.
MIRKO: Dejame.
VIOREL: Vamos.
Viorel y Mirko de golpe están en otro ámbito, en el campo o en el mirador de una montaña.
VIOREL: Acercate, abrí los brazos y respirá.
MIRKO: Cortala, Viorel.
VIOREL: Dale, ¿qué te da, vergüenza?
MIRKO: Más bien me da vértigo
VIOREL: Respirá.
Mirko lo imita, cierra los ojos.
VIOREL: Y, ¿cómo se siente?
MIRKO: Bien
VIOREL: Ahora vas a decir “me cago en todos ustedes, payasos”
MIRKO: No
VIOREL: Dale. Si no hay nadie.
MIRKO: Me cago en todos ustedes, payasos.
VIOREL: Mas fuerte.
MIRKO (grita): ¡Me cago en todos ustedes, payasos!
VIOREL: Jajaja. ¿Ves que se puede? Volvé a cerrar los ojos.
Mirko lo hace, Viorel se aproxima y le da un beso en la boca, Mirko lo aparta y lo mira, sorprendido.
APAGÓN



7
La acción vuelve al final de la escena 5, se escuchan los últimos disparos, el puesto nueve está destruido, Viorel yace muerto. Mirko, malherido, se arrastra hacia su compañero.
MIRKO: ¡Viorel! ¡Viorel! Aguantá que ya pido ayuda. ¡Capitán! ¡Capitán!…
Mirko se arrastra hasta el handy.
MIRKO: Capitán, nos atacaron (llega al handy y lo activa) Capitán, ¿me escucha? No eran tropas nuestras. Capitán, era el enemigo. El Cabo Primero Jovanovic está malherido. Envíe a alguien… ¿Me escucha? Nos atacaron… Capitán... El Cabo Primero Jovanovic… Está muy mal…herido. ¡Viorel, Viorel, perdóname! Aguantá que pedí ayuda. ¡Viorel!...  
Mirko también muere. Tiempo. Finalmente se escucha la respuesta del Capitán.
OFF CAPITÁN: Hodzic. Hodzic, ¿me escucha? Contraorden. Contraorden (a alguien cercano) Marinsky, para cuándo. Por Dios, qué semanita, primero con los de la falsa victoria, ahora esto. Hotzic, muchacho, ¿me escucha? Esta vez fue mala nuestra, interpretamos mal los mensajes cifrados. El enemigo suspendió la tregua. Rechacé el ataque. Repito, rechace el ataque. Y mientras tanto, por favor, suba el volumen del handy que para levantar el ánimo de nuestras fuerzas vamos a entonar la venerada Canción de la Patria.

“Tú eres la luz del alma
la llama del fuego eterno,
la tierra de los abuelos,
yo te celebro.
En nuestro corazón anidan tus ríos,  
el mar bravío y las montañas,
orgullosa y sufrida tierra,
yo te celebro.
Las generaciones que hoy te saludan,
te defenderán con su sangre,
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria.
Y junto a ti entrarán al futuro,
gloria eterna a la patria”

Promediando la Canción de la Patria, esta paulatinamente va dejando de escucharse y vuelve la grabación en alemán. Mirko y Viorel yacen muertos.
 
LENTO APAGÓN.