lunes, 25 de junio de 2012

Cápsula de tiempo (II)


Querido Doc.

¿Novedades por allá? ¿Qué pasó con el paro de subtes? En Buenos Aires en un tiempo más ya no se va a poder vivir. Aquí la lata y yo por la vuelta 621. Se mire por donde se mire es un milagro, estoy asombrado, sabe, ayer estuve jaqueando el portal del Programa y encontré los planos, ¿sabe que para hacer el módulo tomaron como base un chasis de colectivo de la línea 168? ¿No me cree? Se lo estoy enviando en archivo adjunto. Obvio que utilizan sólo la carcasa, para el resto tienen que recurrir a una aleación de cerámica y fibras de titanio, una combinación más liviana y mucho más resistente a la presión. No exagero si le digo que la primera vez que subí yo sentía un no sé qué familiar, al 168 lo tomaba para ir a lo de un tío por parte de madre que vive en Villa Soldati.

Bueno, querido amigo, ¡aleluya!: al fin sucedió algo. Acaba de llamarme la plana mayor para comunicarme la puesta en marcha de un plan. Resulta que antes de salir habían subido a la cabina un bulto misteriosamente embalado (un paquete un poco más grande que una caja de zapatos), me intrigaba, cuando pregunté no me quisieron decir de qué se trataba. Hace un par de minutos me ordenaron abrirlo, debajo de capas y capas de papel de aluminio saqué una coctelera de acero inoxidable con cierre hermético, ¿sabe qué es?: una “cápsula de tiempo” ¿No es fantástico? Hasta en eso los copiamos a los yankies. Vio que para ellos cualquier cosa que hagan, aunque se trate de una pelotudez, debe ser registrada y tomada de ejemplo, incluso a trescientos millones de años luz de distancia. Así que dentro de un rato se va a hacer una ceremonia, alguien allá abajo dará un discurso, se entonarán los himnos y yo, tomado en primer plano por las cámaras voy a salir y, como quien arroja una botella al mar, voy a liberar la coctelera que ilustrará al ocasional transeúnte sideral sobre cómo vivía un terráqueo latinoamericano en la primera mitad del año 2012 del Señor.

Por supuesto que quise saber qué le habían puesto adentro: parece que es información estratégica y una vez más se negaron a hablar. Conociendo la catadura de los del Programa Espacial Para.Bol.Ar., ahí va un listado tentativo de lo que contiene la coctelera (por lo menos en lo que respecta a la parte argentina):

-          Facsímil con la receta original de los panqueques con dulce de leche

-          Una copia digitalizada con los 20 grandes éxitos de Cacho Castaña

-          Video del gol de chilena de Enzo Francescoli contra los polacos

-          Una copia microfilmada de la Edición 0 de las Aventuras de Isidoro Cañones

-          Facsímil de ticket de una compra semanal en Casa Tía

-          Réplicas de plástico en miniatura de Susana Giménez, el Obelisco, Mafalda y el sable corvo de San Martín

-          Un cabello de Tita Merello

-          El perfil genético de Marcelo Tinelli, de Domingo Cavallo y una gota de saliva de Luis Landriscina

-          ……………………….

La línea de puntos se la dejo para que agregue a gusto lo que considere que falta. Salute.



Buenas, Doc.:

Giro 1036 y avanzando. Extraño el whisky que compartíamos. Vista así a la distancia nuestra relación era algo rara, ¿no cree? Compartir con un paciente una botella entera de J&B por sesión no es muy profesional que digamos. Creo que debería asumir el serio problema con el alcohol que está teniendo, Doc.
En otro orden, le hago el siguiente planteo: si yo le dijese a usted “voy a abrir para ventilar”, ¿qué imagina? ¿Se lo dejo para que lo piense o se lo aclaro ahora? Usted es inteligente, ya lo debe haber deducido: “voy a abrir para ventilar” es la convención que se utiliza en el gremio aeroespacial para cuando un tipo como yo, harto de este opio, decide amasijarse. “Voy a abrir para ventilar”, transmite a Base y acto seguido se manda al otro mundo. ¿Qué me dice? Qué humor negro, ¿no?  Para mí no está mal, en un trance semejante hay que tratar de tomarse las cosas con filosofía.

¿A qué viene esto, se preguntará usted? A que estuve husmeando en la red que en toda esta historia de la carrera espacial ha habido un alarmante número de muertes por mano propia. Lo que ocurre es que la NASA, la agencia espacial europea, la rusa, la china, etc., siempre se las ingeniaron para tapar todo. Para que tenga una idea, desde el lanzamiento del Soyus al día de hoy (estamos hablando de unos treinta años) hubo 45 suicidios. Las formas son para todos los gustos, desde aquellos que efectivamente abren una escotilla para ventilar y quedan cocinados como ranas en escabeche, hasta los que en un rapto de paranoia ven naves alienígenas atacando y se estampan contra un meteorito. El último data de 2009, el protagonista: Soichi Yamazaki, un japonés que estudiaba la superficie de la Luna a bordo de una sonda (le adjunto el archivo). Parece que el hombre discutió con la Base por un tema de vacaciones, se puso la escafandra, salió de la nave dando un portazo, se bajó el cierre del traje y se hizo un harakiri. ¿Qué me dice? Una redundancia, con bajarse el cierre del traje alcanzaba.

¿Sabe qué creo, Doc.? Que con todo esto de la aventura espacial la gente idealiza, tiene demasiada “Star Trek”, demasiada “Guerra de las galaxias” en la cabeza y se forja ideas románticas. Yo le aseguro que la cosa es mucho menos glamorosa. No hay aventura más allá de nosotros mismos, usted lo ha dicho más de una vez, por eso buscar algo acá afuera es un error.

Hablando de glamour, sigo sin ir de cuerpo y me sucede algo bastante molesto: acumulo gases, me siento hinchado y no sé si es por la gravedad cero pero las pastillas aquí no me hacen efecto. Esto último, por favor, queda entre nosotros, ya que el protocolo de seguridad de la nave advierte que el alto porcentaje de metano que contiene el gas intestinal es peligroso por lo inflamable. ¡Lo único que falta es que la lata explote por uno de mis flatos! En fin, cuando esté lo suficientemente harto siempre está la opción de “abrir para ventilar”. Hasta nunca, che.


Cómo va, Doc.:

Creo que esta vez metí la pata hasta el cuadril. ¿Quiere saber? Resulta que ayer era la apoteosis del embole, así que cuando salí a hacer el control externo, en un impulso creativo escribí con tinta de impresora en la trompa del módulo “¡Viva Perón!”. Fue un divertimento, algo para distender los ánimos. ¡Para qué! ¡Cómo se pusieron los fulanos! Se comunicó un tal Atilio Ruber Machado, el sub director del Programa, un General de Brigada retirado de la aeronáutica paraguaya. ¡Las cosas que me dijo! Los insultos no podría reproducírselos porque eran en guaraní. Parece que como penalidad me quieren sacar el doble aguinaldo completo.
Usted me conoce, soy discutidor, así que la pelotera siguió, me trataron de agitador, de hippie, yo al principio lo dejé pasar, hasta que en un momento me saqué y les dije a los gritos que ya que eran tan susceptibles, que me explicaran qué sentido tenía el haber lanzado una nave tripulada para estar dando la vuelta al perro alrededor de la Tierra. Empezaron a enredarse y a tartamudear. Comprendí que no sabían qué responder.
El argumento que ellos esgrimen es que están buscando vida inteligente. Honestamente, Doc., ¿si usted fuera esa vida inteligente, se dejaría encontrar por un loco que va en una nave paraguayo-argentino-boliviana construida con la carcasa de un colectivo de la línea 168? Yo ni en pedo.

Cambiando de tema, le cuento algo curioso: ¿recuerda las pesadillas del año pasado, esas en las que se me aparecía gente conocida sin ropa? Acá arriba he vuelto a tenerlas pero despierto. Usted corríjame pero si algo así sucede durante la vigilia, ¿no estaría sufriendo alucinaciones? ¿Es para alarmarse?  Le describo la escena: estoy jugando al Tetris o al Counter con la Computadora Madre (esto, please, también queda entre nosotros porque me lo tienen terminantemente prohibido) cuando de repente, algo, como una señal, me ordena que tengo que dejar lo que estoy haciendo y asomarme por la ventanilla, lo hago y ahí están: a unos 50 metros de la nave, como Dios los trajo al mundo. Me observan con cara de nada, mientras hacen algo así como señas de tránsito con las manos. La primera vez fueron mi viejo con mi tía Haydée y duró unos quince minutos. Por suerte la tía llevaba puesta una enagua. La segunda, mi ex con su abogado y ahí no sabría decir cuánto duró. Odio admitirlo, pero Martina sigue conservando un cuerpo incendiario; el abogado, en cambio, es algo difícil de asimilar: con saco y corbata no se adivina, pero desnudo es una especie de orangután con pelos brotando de lugares impensados, incluso hasta tiene los brazos más largos que las piernas y todo.
Necesito que me diga si requieren medicación extra (me refiero a las alucinaciones) Además del Depamide más una cápsula de Lamictal para equilibrar, estoy tomando medio Debridat cuando no puedo dormir, un Atretol cada ocho horas y un Rivotril para la depresión de los domingos. Si hay que hacer algún cambio usted disponga, mire que vine con un botiquín provisto.
Ahora lo dejo porque tengo que sacar un par de fotos. Cada seis horas me toca hacer una instantánea de la Tierra y para tal efecto me dieron una Polaroid Kodak EK160 (fíjese lo qué es la tecnología de punta) Tampoco me informaron para qué quieren las imágenes, quizás tienen un convenio con alguna agencia de turismo espacial, quizás buscan constatar el envejecimiento del planeta en tiempo real, con el Programa Espacial Para.Bol.Ar. todo es posible. Ci vediamo. 

                                                                                                                                                CONTINUARÁ…

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