martes, 3 de julio de 2012

Cápsula de tiempo (III)

Hola Doc.:

He llegado a una conclusión penosa: la combinación de hidrógeno y oxígeno que respiro me está volviendo medio pelotudo. No se lo había contado, pero desde hace una semana, además de jugar al Counter, cuando necesito escuchar una voz amiga charlo con la Computadora Madre. Adivino su cara, Doc.  ¿De qué se puede hablar con una computadora? Tendría que hacer alguna grabación y enviársela, se sorprendería. No es una gran novedad, la máquina cuenta con una plataforma con sensores de contacto que coordinan la información hablada, a través de un programa aleatorio uno puede agregarle temas de conversación, grabarle frases, giros lingüísticos, etc. El caso es que desde hace un par de días, cada vez que hablamos la computadora me toma el pelo. ¡Sí, leyó bien: esa máquina del orto se me burla! Estamos discutiendo de fútbol o comentando las películas candidatas al Oscar cuando, de golpe, como si estuviera por decir algo importante hace una pausa y con tono reflexivo suelta: “¡Grande, campeón!”, o “¡Vos sí que se te llevás la vida por delante, titán!” ¡Con un tono tan feo, tan hiriente! ¿Tiene idea de lo que se siente? ¿Qué una combinación de chapas, cables y microchips, se le ría a uno en la cara de forma tan injustificada? No lo creo. Y además, ¿qué se hace en estos casos? ¿Le mojo una oreja, la desafío a pelear? ¡Si es una máquina! Ni siquiera me puedo dar el gusto de desenchufarla porque iríamos a parar a la mierda.

Doc., la verdad es que todo este circo ya me tiene algo podrido. ¿Y sabe qué? Descubrí cuál es la verdadera finalidad de la misión. En realidad no entiendo cómo no lo vi antes: la coctelera era sólo una excusa, la verdadera cápsula de tiempo está justo adentro de estos zapatos: sono io. Me subieron acá arriba y me pusieron a dar la vuelta al perro y a sacar fotos pelotudas para que alguien me encuentre. Y usted, claro, fue partícipe.

Saquémonos la careta, Doc.: usted me quería sacar del paso. A un tipo en mi estado, separado reciente, inestable como estaba, medicado, lanzarlo al espacio exterior, ¿no es una guachada más grande que el planeta Venus? Si no me quería ver más me derivaba a otro analista y asunto concluido. Pero no, como se dice comúnmente: por la plata baila el mono. ¿Qué le ofrecieron? ¿Una clínica en Santa Cruz de la Sierra? ¿La embajada del Paraguay?
Pero déjeme decirle algo: se van a llevar una sorpresa. ¡Usted y ellos se van a llevar una gran sorpresa! Estoy juntando material, recolectando datos, archivos desclasificados, ya tengo impresas dos cajas completas de prueba. Rueguen que esa vida inteligente de mierda que buscan pase a 10.000 kilómetros de distancia y no me encuentre, porque voy a prender el ventilador, voy a agarrar el megáfono y ya van a enterarse esos alienígenas de la verdadera historia de nuestras vergüenzas.
Usted lo sabe, la tragedia y el morbo siempre han vendido, Doc., debe formar parte de una ley universal. Si estos tipos me encuentran por ahí hasta me llevan de invitado a algún símil de programa bizarro de la tele y todo. Me estoy armando un espich; le juro por la memoria de mi santa madre que los voy a ilustrar con pelos y señales sobre cada una de las trastadas que tipos como usted y como los jerarcas del Programa Espacial Para.Bol.Ar. han perpetrado en ese astrito perdido en los andurriales del Universo llamado Planeta Tierra.
Bueno, me cansé, váyase al carajo, Doc. Cambio y fuera.




Estimado Doc.:

Olvide mi última comunicación, no tome en serio nada de  lo que dije. Habrá notado que por momentos me pongo ansioso, tuve que duplicar el Debridat porque me aparecieron unos temblores molestos en las manos. ¿Recuerda lo que le conté el otro día sobre las alucinaciones? ¿Sabe quién se me apareció ayer? ¡Jua, jua! Usted. ¡Dios mío, lo que es en bolas, Doc.! ¡Todavía me dura la impresión! Esos hombritos femeninos, la carne blandengue del abdomen, ¡hasta le han crecido tetas!, ¿es consciente de eso?  Con razón desde que enviudó no ha vuelto a formar pareja, con ese escracho la verdad que no podría llevarse a la cama a una mujer ni bajo amenazas de muerte.

Por favor no se ofenda, apelo a su sentido del humor, usted sabe que lo estimo. Cambiando de tema, le hice un listado de cosas que extraño (se lo estoy adjuntando)  Es probable que no le interesen ni para darle una ojeada, pero para mí es importante fijarlas de algún modo. ¿Sabe?, extraño terriblemente a mi hijo. El chico no es malo, cuando se olvida de todo lo que le dice su madre sobre mí llegamos a entendernos. Para él evidentemente es muy difícil tener al padre dando vueltas por la estratósfera. Me dijo mi ex que en la escuela los compañeros lo torturan, parece que cuando salen al recreo lo rodean, lo alzan como a una bolsa de papas y lo tiran para arriba para que “suba a saludarme”. ¡Fíjese qué crueldad!  ¿Sería un abuso pedirle que vaya a la escuela y hable con el director? Por ahí hasta puede decir unas palabras en el aula, usted es hábil para ese tipo de cosas, Doc. ¿Me haría la gauchada? En definitiva, uno está acá arriba haciendo patria, ¿o no? Disculpe la brevedad, lo voy a dejar porque tengo que tratar de dormir, hace 48 horas que no pego un ojo, la cabeza no me para, creo que estoy pasado de vueltas.




Hola Doc.:

El ser humano es un error, esto que somos fue producido por una combinación equivocada de gases. ¿Qué queremos? ¿Usted qué quiere? Si fuera, supóngase, un ñandú o un tatú carreta, ¿no andaría lo más feliz retozando por el campo y almorzándose a otros bichos más chicos sin darle tantas vueltas al asunto? Yo creo que sí, si uno lo analiza es un plan menos insensato, más accesible. El responsable del desajuste es ese órgano deforme llamado conciencia. ¿Por qué tenemos que estar siempre buscándole la quinta pata al gato, intoxicándonos con sueños irrealizables?

Yo le iba a pedir que intercediera para me hicieran volver, ¿sabe?, pero la verdad es que me asaltan todas las dudas. ¿Le conté que mi padre está internado y ya no me reconoce?, de la situación con mi ex usted está más que al tanto, mi hijo en breve va a llamar papá al abogado. El panorama no es precisamente alentador. Existen, claro, un par de amigos de la secundaria, una ex novia a la que puedo llamar. O podría irme a vivir con usted, ¿qué me dice? Ninguno de los dos es trolo, entre sesión y sesión podríamos seguir tomándonos su whisky, ¿le parece buen plan? La verdad que a mí tampoco.

Mejor le paso el último parte a ver si cambiamos el clima. Vuelta 6.235 más una novedad: estoy bizco. ¡Jua, jua! ¿No es para descostillarse? Parece ser que es uno de los trastornos posibles de la ingravidez, me lo explicó con muchos términos difíciles una oftalmóloga por radio. La falta de gravedad produce un ligero aumento en la presión ocular y eso puede provocar la bizquera. En mi caso la provocó. Le pregunté cuánto tiempo me iba a durar, me dijo que depende de cada organismo, que si bien en la mayoría de los casos es una afección transitoria, ella no podría asegurar cuándo se me iría. Le expliqué que el estar bizco me impedía desarrollar la mayor parte de las tareas de la nave, por lo que debían pensar en darme una licencia por enfermedad. Entonces se incorporó al diálogo un tipo del Departamento de Recursos Humanos (el Programa Espacial Para.Bol.Ar. tiene Departamento de Recursos Humanos, ¿qué me cuenta?), me explicó que como yo estaba solo debía comprender que pensar en un reemplazo implicaba todo un proceso que podría llevar tiempo, presupuesto extra y un gran esfuerzo. Le dije que eso me tenía absolutamente sin cuidado, que se apuraran en mandar a alguien si no querían que hiciera algún desastre, en ese momento terció en la discusión la Computadora Madre poniéndose de mi parte, elogió mi desempeño en la nave y empezó a tomarle el pelo al tipo de personal. Finalmente perdí la paciencia, me puso a gritar como un desquiciado y terminé mandando a todos al carajo.

Sé que va a decirme: que no tendría que reaccionar de esa manera. Pero a esta altura de los acontecimientos mis nervios están destrozados, Doc., el encierro me está matando, yo soy un tipo de espacios abiertos, en mi infancia pasaba las vacaciones en el campo, hice deportes toda la vida, incluso por un tiempo fui entrenador en un club de atletismo. ¡Ah!, antes de que me olvide, le hice una rutina para que mejore el aspecto físico, son ejercicios simples que le van a permitir acomodarse un poco, si bien comprenderá que a su edad no se pueden hacer milagros. Se la adjunto.

En otro orden, estuve jaqueando de nuevo los archivos del Programa (lea esto porque no tiene desperdicio) ¿Sabe qué planeaban estos cráneos?: acoplarse a la Estación Espacial Internacional. Así como lo oye: igualito que el Discovery, el trasbordador Atlantis o la Soyus rusa. Los irresponsables querían que la nave fuera recibida por el complejo orbital para colaborar en algunos de sus proyectos. Parece que los de la EEI, ni lerdos ni perezosos, cuando recibieron el pedido les exigieron toda una serie de antecedentes y credenciales. Los del Programa Para.Bol.Ar., en el más estricto secreto se los mandaron y a los cuarenta y cinco minutos los tipos le responden que por el momento no iba a poder ser, que tenían cubierto el calendario de acoples por los próximos 30 años ¡Jua, jua! Imagínese, Doc., a toda esta sarta de ingenieros y biotecnólogos de elite leyendo que una nave construida con la carcasa de un colectivo de línea, conducida por un ex piloto de planeadores (ahora bizco) pedía turno para acoplarse, ¡se deben haber caído de culo!

Así las cosas, querido amigo, para colmo de males ahora también soy una especie de sudaca indocumentado, de ilegal del espacio. Ya sé que no tiene gracia, pero ¿qué se puede hacer? ¿Cuáles son las opciones? Tal vez haya llegado el momento de “abrir para ventilar”. Lo dejo, che.




Estimado Doc.:

Acabemos de una buena vez con esta mala película. No quiero que se alarme, ni estoy drogado, ni perdí la razón, soy –como se suele decir en estos casos- dueño absoluto de mis actos. Seamos prácticos, de aquí en más ya no creo que vuelva a tener noticias mías. Antes permítame enumerarle un par de cuestiones que me quedaron en el tintero:
1.- Agradecerle que en ninguno de nuestros contactos haya manifestado curiosidad sobre cómo sobrellevé el tema de la ausencia de mujer, sus preguntas me hubiesen obligado a describir una serie de manipulaciones bastante penosas.

2.- No pude saber qué papel jugaba Bolivia en este todo este asunto, la comida fue siempre excesivamente condimentada así que quizás fueran los encargados del catering. Si le interesa, averígüelo.

3.- Con la duplicación de la dosis de Lamictal y el agregado del Nefazodone, como me aconsejó, finalmente creo haber logrado el equilibrio. Otra vez gracias. Tengo la cabeza limpia, lamentablemente estuve haciendo un arqueo del botiquín y la medicación alcanza para los próximos 6 días  (96 giros orbitales)

4.- En mi casa quedó una bicicleta cross country rojo metalizado, hágasela llegar a mi ex, es para Matías. Consulte qué pasó con esa dichosa caja de ahorros y los depósitos de mi sueldo. Arregle con Martina y descuéntese lo que le quedé debiendo.

Usted puede comprenderlo mejor que nadie, Doc., ya no tengo la voluntad necesaria y por donde se mire la situación hace agua. Acabo de desconectar la Computadora Madre, ¿sabe?, desde nuestra discusión con los de la Base no hacía otra cosa que pedir disculpas, lloriquear y rogarme que volviésemos a nuestras charlas.
Nada sucede porque sí, toda acción conlleva una consecuencia, eso le gustaba decir en nuestras sesiones, mi visión siempre fue algo más caótica, Doc., lo que manda es el azar, lo arbitrario, un accidente me hizo conocerlo a usted, otro accidente leer el aviso del Programa Espacial Para.Bol.Ar, no hay una lógica, las cosas surgen cuando menos lo esperamos.

En fin, desde que comencé a escribirle este correo puedo ver por la ventanilla a mi hijo y a su madre; miran hacia la nave, inmóviles, aunque parecen relajados y con una expresión alegre en la mirada. Así de raro es todo: no sé si es otra alucinación o están ahí de verdad y recuperé a mi familia. Adiós, que le garue finito, Doc., no sé si fue un placer haberlo conocido.

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